Parar por el futuro que nos urge

26 febrero, 2020

Niñas y jóvenes que van a salir a tomar las calles con sus amigas el 8 de marzo, que se están organizando para dejar de sostener el sistema patriarcal el 9 y en adelante, cuando se pueda: no hagan caso de la polarización de actores políticos que no las representan

@celiawarrior

Me gusta pensar que este espacio de análisis es de y existe para mujeres. En realidad, desde que apuesto por un periodismo feminista, cada uno de los trabajos que realizo los hago para nosotras, pensando que el núcleo de mi quehacer es entablar un diálogo y reflexión política de la mano con otras. He cometido el error —y partir de ahora, ya no más— de englobar en ese “mujeres” sujetas ambiguas. Quiero rectificar, porque las palabras importan, y decir que esta Igualada aspira siempre ser un espacio de y para mujeres de todas las generaciones, adultas mayores, adolescentes y niñas.

Aclarado eso, me parece perfecto que una buena parte de las feministas mexicanas estemos discutiendo en redes sociales, chats de whatsapp y otros medios de comunicación masiva nuestras sesudas reflexiones sobre lo que consideramos se vale y no se vale hacer el próximo 8 y 9 de marzo. Que la cooptación del feminismo, que el limitado alcance del llamado a paro y sus consecuencias en un sistema capitalista como el actual, que todo lo que toca la derecha y la industria oportunista lo hacen popo… Pero mejor viremos el discurso cuantas veces sea necesario para aportar mayor valor a nuestros análisis y, sobretodo, pongamos atención a los detalles.

Es evidente que, de manera continua y perversa, hay actores indefendibles que intentan usar el discurso de exigencia de los derechos de las mujeres y el feminismo. Una de las grandes apuesta del sistema patriarcal para contrarrestar la lucha de las mujeres por una vida digna es, desde hace tiempo, la asimilación de su potencia transformadora. El resultado es que —de nuevo, durante años— el 8 de marzo es para muchas el día en que nos felicitan por ser mujeres [¡?]; una fecha en la que las empresas, escuelas, oficinas, organizan charlas sobre perspectiva de género [y, pum, mágicamente el machismo y la misoginia desaparecen en esos espacios -_-] y se organizan marchas y eventos conmemorativos huecos y vacíos de contenido político transformador.

Pero, parece que este 2020 en México hay una indignación renovada que no se puede desperdiciar: la magnitud de la violencia contra las mujeres pasó a un nuevo nivel y el Estado feminicida está a la vista de todos, en el centro de la discusión mediática, y por más shows que intente montar, la realidad se impone.

Un poco tras bambalinas —relegadas de la escena principal— hay una buena cantidad de niñas y jóvenes que se sienten llamadas por el discurso feminista, cada día con mayor exposición mediática, y particularmente, convocadas a participar en las protestas del 8 de marzo por primera vez y a actuar en espacios políticos de manera más contundente para hacer frente a esta violencia feminicida. A ellas, solo quiero escribirles que sí, que su intuición es correcta, que esta conmemoración también les pertenece aunque constantemente intenten arrebatárnosla, sacarle ventaja. La convocatoria a protestar, a parar, las incluye especialmente a ustedes porque, como dijo una colega periodista al compartir la información sobre una manifestación de niñas en contra del director misógino de una secundaria en Cuautitlán: nos urge el futuro.

Hace unos días, le pedí consejo a una de mis gurús feministas, mi amiga Monse ^-^, sobre cómo dialogar con niñas y adolescentes que se preguntan qué deben hacer el próximo 9 marzo. Sensata como siempre, me hizo ver la importancia de hablar con ellas sobre la historia que conocemos, sí, del 8 de marzo, pero también sobre el significado que le damos a los paros de mujeres. Y más importante aún, el significado de un paro de mujeres en contraste con cualquier otra huelga o paro de actividades. Para ello sería necesario, me dijo, comenzar a reflexionar con las chicas sobre la diferencia entre actividades productivas y actividades reproductivas, de cuidados y no remuneradas que realizan. Solo así podemos dimensionar lo que significa que nosotras paremos.

Hay una gran paradoja en llamar a un paro de labores productivas, sin considerar las reproductivas. Por ejemplo, una amiga que recién tuvo una hija compartió una estadística sobre las horas que una mujer amamanta a un recién nacido: al rededor de 5 horas diarias, es decir, 1825 horas, durante el primer año. Esto, comparado con un trabajo de tiempo completo, en el que en un año se acumulan 1960 laborales, tendría 3 semanas de vacaciones. Hago la cuenta y calculo que mi abuela, quien tuvo 12 hijos, pasó por lo menos unos 912 días (2.5 años) de su vida haciendo ese trabajo. Este texto lo escribo desde la casa de esa abuela a la que acompaño y cuido, razón por la que pospongo o trabajo a distancia en lo que me genera una ganancia monetaria. Pienso que varias de nosotras estamos haciendo paros simbólicos constantemente, cuando nos preocupan y rechazamos participar en dinámicas patriarcales o rompemos roles, pero tampoco somos ingenuas y desde nuestra postura feminista apostamos por la sororidad y el cuidado de las otras, por el sostenimiento de la vida en colectivo.

A todas esas niñas y jóvenes que van a salir a tomar las calles con sus amigas el 8 de marzo, a las que se están organizando para dejar de sostener el sistema patriarcal el 9 y en adelante, cuando se pueda: no hagan caso de la polarización de actores políticos que no las representan, actúen considerando que sus experiencias de vida son valiosas y son las que las empujan a tomar las mejores decisiones; tomen postura política desde su existencia cotidiana, luego tendrán tiempo para enriquecerse teórica o formalmente, y aunque parezca que la violencia feminicida es incontenible, nuestras vidas, las de las generaciones más jóvenes, a pesar de todo, representan los sueños de nuestras ancestras y son resultado de muchas resistencias y luchas.

Columnas anteriores:

Es el Estado feminicida

“Ellas no viven en el mundo que es el nuestro”

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