Karla y Yadira acompañaron la exhumación de una fosa ubicada en el cerro de Los Timbres, en Huitzuco, Guerrero, durante la Quinta Brigada de Búsqueda. Ellas atestiguaron y registraron el trabajo hecho por peritos de la Fiscalía General de la República. Este es un diálogo entre ellas al concluir el trabajo
Texto: Daniela Rea
Foto: Archivo / Heriberto Paredes
Yadira: Llegamos aquí porque Mario (Vergara) consiguió el punto. El que lo dio fue la persona que abrió la fosa. A él le pagaban por hacer los agujeros y taparlos. Fue complicado subir, se nos hizo de noche, ya estábamos trabajando con lámparas, sabemos que estas tierras no son amables.
Karla: Desde el momento que vas subiendo la vereda es como imaginarte que es tu familiar y cuando empiezas a escarbar te vas dando una idea de cómo es que lo ejecutan, cómo es que cae, te puedes imaginar detalles sin fin.
Yadira: Eso es parte de ser buscadores. Imaginarte. Por muy doloroso que sea para nosotros, imaginarte con todo el dolor cómo es que fue su muerte. Cómo los subieron… Esta persona por ningún motivo podía haber subido al cerro ya fallecida, ya muerta, porque el camino para llegar a la fosa es difícil para traer un peso muerto. Creemos que lo hicieron subir a pie. Lo encontramos amarrado de las manos y tenía un disparo. Se me llenan los ojos de lágrimas al pensar cómo son, qué vivieron, al imaginarme qué sintieron, pero después llega un bálsamo que me sana y me vuelven las fuerzas al simplemente saber que ya está saliendo de ahí y que probablemente va a regresar a su casa y probablemente a una familia. Con nuestro trabajo, con nuestro esfuerzo y con nuestro sentimiento ahí, va a regresar y va a estar en su casa.
Karla: Nosotros ni siquiera buscamos culpables, los culpables para nosotros no nos importan. La intención siempre ha sido buscar lo que nos han dejado encontrar.
Yadira: En el momento en que estoy frente a la fosa me clavo a imaginarme ¿cómo lo hicieron? En el momento que veo el campo y los árboles, piedras, las características, me ayuda mucho el imaginarme: a ver, llegaron, si yo fuera ellos llegaría por aquí, aquí hay sombra… eso me ayuda mucho para discriminar el área, pero no puedes seguirte imaginando a ese grado porque te dañas, te dañas mas.
Karla: Era el cuerpo así completamente como limpio. Hemos desenterrado cuerpos que no se encuentra la totalidad de la prenda, pero si algunos pedazos de tela.
Yadira: Se encontró con una bermuda azul marino.
Karla: Sí. No traía playera.
Yadira: El proceso de descomposición en cierta ropa es más rápido, por ejemplo, el algodón se acaba muy rápido. No era tan gordito, tan robusto porque la bermuda era pequeña, talla 34, quizá. Se encontraron los dos zapatos cafés, calcetines. Los calcetines hicieron una bolsita que guardaron todos sus huesitos de los pies.
Karla: Cada cuerpo lo encontramos diferente, cada fosa tiene su particularidad, pero en esta sí me sorprendió.
Yadira: Estaba envuelto en raíces… el maestro Simón (buscador de Guerrero), la primera lección que me dijo, es que somos abono para la tierra. Entonces la misma naturaleza te absorbe, te adopta, le decimos de manera bonita.
Karla: Lo adoptó. Yo sentía que la tierra se aferraba al cuerpo porque no nos dejaba sacar el cuerpo, no nos dejaba. Les costó mucho trabajo (a los forenses) sacar al cuerpo. Fue como si la tierra lo estuviera abrazando con sus raíces.
Yadira: Hay cuerpos que a la mejor tienen tanto miedo de lo que les vaya a pasar que se aferran a no quererse salir de ahí. Una vez a mí me tocó una perito que estaba hablando con la persona enterrada, le pregunté qué estaba diciéndole y la perito le estaba diciendo que dejara que lo lleváramos a su casa y entonces empezó a hacer el proceso más rápido de exhumación. Lo único que me hace pensar es eso, que tienen tanto miedo de lo que les pudiera pasar, son almas que quedaron atrapadas en ese dolor que necesitan a lo mejor una voz bonita que les diga ya no pasa nada, ya estás bien, ya estás seguro.
Karla: En esta búsqueda, vigilamos el trabajo que hicieron los peritos de la PGR y fue… bueno, digamos que el perito tocaba con mucho cuidado el cuerpo. El cráneo, casi casi podríamos decir que hasta con cariño… pero costaba mucho trabajo sacarlo. En mi mente yo decía ‘ya déjate sacar, tu familia te busca, dales el chance de tener la tranquilidad. Nos está costando mucho trabajo de sacarte, échanos la mano’. Yo siento que siempre eso ayuda. Entonces después de cuatro horas escarbando, después de hablarle fue de volada y dices, ‘bueno, es que sí ayuda’. A final de cuentas no se muere más que el cuerpo, el alma siempre se queda. Y sí, desde arriba te está cuidando.
Yadira: Creas con ellos un vínculo y una responsabilidad. Me siento responsable de saber qué va a pasar después, porque le entregamos el cuerpo a PGR para que PGR haga sus estudios y determine su identidad. Conforme pasan los días, meses, traigo en la mente ¿qué pasará? ¿regresará a su casa o no? Te lo llevas en tu memoria. Me preocupa el tema que lo saques y se quede en una gaveta sin llegar a casa, algo que tú le prometiste, que lo ibas a sacar porque lo vas a llevar a su casa. Eso es lo que yo siento emocionalmente. Llegando a mi casa hago una especie de ritual. Les prendo una luz, hago una oración.
Karla. Creo que el tener el contacto tan cercano, como es estar presente cuando los sacan, formas como un vínculo con ellos. Creas la ilusión de querer imaginar cómo era en vida. Es como un vinculo espiritual, un vínculo con los cuerpos.
Karla: De las primeras veces que busqué fue en las dunas. Son enormes montañas de arena, ¿y cómo vamos a buscar entre la arena? Empezamos a ver muchos indicios, porque obviamente son ese tipo de lugares donde ibas a encontrar la botella de refresco, pedazos de tela, entonces a unos cuantos metros estaba la playa, pero como vimos un vagón como de tren, estaba ahí abandonado, revisamos y había muchas cosas ahí, casquillos, zapatos, cubetas, colchones… Eso es muy duro… quizá voy a encontrar eso de mi esposo en algún lado, quizá no lo voy a encontrar completo… tengo que ser real, meterme a esa cruda realidad y decir: lo puedo encontrar en una fosa. Es duro, mis niñas me preguntan: ‘¿cómo estás?’. ‘Bien’. ‘¿Y encontraron a alguien?’. ‘Sí, sí encontramos a alguien’. Nunca me preguntan cómo. Sino: ‘ya va a regresar alguien a su casa’. ‘Sí, hija, gracias a dios lo encontramos’. No puedo decir las condiciones porque no tendrían ellas que sufrir esa crueldad. A mi esposo siempre lo he buscado yo, desde que se lo llevan, siempre he sido yo. Muchas veces a su familia le daba miedo, ya no busques porque las niñas. Pero realmente no lo hago ni por ustedes, por nadie, lo hago precisamente por mis hijas, porque ellas necesitan a su papá, si no está vivo necesitan una tumba a donde llorarle.
Yadira: Eso nos pasa a todas. Tu sigues con tus perdidos… esa palabrita es dura, porque es la insensibilidad que vivimos totalmente a nuestro alrededor. Te queda un fragmento, estás fragmentando. ¿Como nos catalogamos? ¿En qué cuadrante entramos? Porque ellos no están muertos, están desaparecidos. No hay palabra que nos explique qué podemos ser. ¿Ahora qué somos? Entonces es cruel que no tengamos lugar. Vivimos en ese sube y baja constante de emociones y eso es muy difícil y llega un momento en que estoy cansada, en las búsquedas estoy muy cansada. Llevo tres días caminando bajo el sol, de un lado a otro, nosotras tenemos que dar validez a lo que hicieron los peritos y decirles a los compañeros pasó esto y sucedió esto y estuvo bien. En una búsqueda había un punto que había puesto un perro y había característica que buscamos: tierra manchada, montículo, cuando movimos las piedras salió el olor… mi adrenalina empezó: ‘sí es positivo y nos lo vamos a llevar’. Y cuando toparon con una piedra natural grandísima, laja, fue como si me bajaran el swich. Todos estábamos seguros que nos lo íbamos a regresar a su casa. El punto nos lo dieron y dijeron que ahí había persona y no lo encontramos. Entones vengo con esa sensación de frustración, de derrota…
Karla: Si lo analizas también es bueno. No lo encontramos porque no hay ninguno.. ya no hay más… ya no hay más desaparecidos. Como que es una sanación, pero tampoco nos gusta.
Yadira: Sueño el día que y no tengamos que existir los buscadores, los colectivos, las dependencias porque ya no hay desaparecidos.
Karla: El trabajo de la Brigada es venir a apoyar a las personas que están aquí, compartirles la poquita experiencia que tenemos.. que no se quedan así de ¿qué voy a hacer? Siembras la semilla…
Yadira: Siembras la semilla. Hoy tuvimos en la búsqueda mucha gente nueva. Hoy aprendí algo nuevo de un señor que nunca había buscado una fosa, que es campesino. Él me enseñó que hay una raíz, una planta que se da aquí, la raíz huele a podrido, entre podrido y gas. El gas que salió era la raíz. Inclusive me llevó y cortamos la raíz y así olía. Vas aprendiendo. Nunca dejas de aprender y además la delincuencia va cambiando sus técnicas, tácticas.
Karla: Las iglesias nos han abierto las puertas, nos dan de comer… es bonito llega a una escuela y que nos reciban.
Yadira: Y la brigada apuesta a los chavos, en las escuelas nos apoyan, en las búsquedas nos acompañan… nosotros no queremos saber quien los hizo, queremos encontraros.
Karla: El hecho de reír, de acompañarnos entre nosotras a mí me fortalece mucho. Yo le decía, después de la búsqueda, quiero llegar porque necesito del apapacho de mis amigas, me siento con muchas ansias que alguien me dé un abrazo.
Yadira: También la búsqueda en fosas tiene cosas bien bonitas de fraternidad, de compañerismo.
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