11 diciembre, 2019
La pintura, que muestra a Emiliano Zapata desnudo e hipersexualizado, desató el enojo de descendientes del caudillo. Por su parte, integrantes de la Unión Nacional de Trabajadores Agrarios protestaron en el Palacio de Bellas Artes, y golpearon a miembros de la comunidad LGBT. «Zapata nos pertenece a todos», respondió el curador de la exposición.
Texto: María Ruiz
Fotos: Daniel Lobato, Tonatiuh Barranco y María Ruiz
“¿Cómo se atreve a poner así al general Zapata cuando es el representante de todos los mexicanos a nivel internacional? Es hombre de hombres. Cada quien es libre de ser lo que quiera, pero aquí se trata de que a todos los mexicanos nos están denigrando con esa pintura”.
Así responde Jorge Zapata, nieto de Emiliano Zapata, durante una entrevista telefónica sobre la obra “Revolución”, del artista Fabián Cháirez y pieza de la exposición «Emiliano Zapata después de Zapata».
Sin embargo, el curador e investigador de la UNAM, Luis Vargas Santiago, advierte: Emiliano Zapata no es propiedad de nadie. Al contrario, representa muchas luchas, y eso fue lo que trató de demostrar en esta exposición:
“Zapata no le pertenece sólo a su familia, ni le pertenece sólo a un grupo de campesinos. Nos pertenece a todos, y en ese sentido podemos reclamarlo desde diferentes lugares. Creo que ese es el mensaje que la exposición comunica».
Vargas Santiago agregó: «Espero que esta polémica a lo que lleve es justo a generar que la gente visite la exposición, que pueda ver este abanico amplio de opiniones visuales por más de 110 años de historia. Y que entiendan por qué, en el relato de las revoluciones contemporáneas, la parte de las disidencias gay, de la lucha homosexual o de las comunidades LGBTI son tan importantes. Si las suprimimos de la exposición, el relato queda incompleto y así como está ese, está el del EZLN, el de la guerrilla de Lucio Cabañas, de los feminismos”.
El lunes 9 de diciembre Jorge Zapata, nieto del revolucionario, amenazó con demandar tanto al artista como al Museo Palacio de Bellas Artes por “denigrar” la imagen de su antepasado.
El descendiente del caudillo amenazó con destruir la obra si no la retiran. Está convencido de que es un insulto a la memoria del héroe mexicano.
La obra se viralizó cuando apareció en la publicidad de la exposición, que fue abierta al público el pasado 27 de noviembre en el museo del palacio.
Este martes un grupo de la Unión Nacional de Trabajadores Agrarios (UNTA) protestó para que retiren la pintura de la muestra y su reproducción de la publicidad en redes sociales. Al igual que Jorge Zapata, lo consideran un acto denigrante.
Los manifestantes llenaron de banderas verdes y rojas el lobby. Miguel Fernández Félix, director del Palacio de Bellas Artes, intentó dialogar con ellos pero fue abucheado. «¡Fuera, fuera!», le gritaron durante su intento de invitarlos a que pasaran a ver la exposición. El director desistió y los manifestantes continuaron en el lugar.
Protestaron por lo menos cuatro horas dentro del recinto hasta que comenzaron a discutir con un grupo de jóvenes que se reconocieron como parte de la comunidad LGBTIQ+.
Algunos de los del grupo de la UNTA les gritaron “sidosos” y “maricones”. Como preludio a los golpes, le lanzaron a uno de ellos una botella. Esto culminó en una tarde de golpes en el Palacio de las Bellas Artes.
Los jóvenes argumentaron que lo que pedían los manifestantes era censura.
Para el curador Vargas Santiago, la petición de los inconformes de retirar la pieza genera intolerancia.
El diálogo no se logró y los jóvenes fueron golpeados en montón por miembros del UNTA.
Iván Valadez, alumno de Luis Vargas Santiago, denunció que, además de ser golpeado hasta sangrar, le robaron sus pertenencias y le destruyeron su equipo fotográfico con el que documentó la protesta.
La obra “Revolución” existe desde el 2014 y tiene sus antecedentes en los años ochenta, con los neomexicanismos. Luis Vargas explica que los neomexicanismos de los ochenta y noventa revisitan temas del nacionalismo mexicano y de la historia desde una perspectiva crítica y humorística que subvierte las maneras de la masculinidad y muestran el deseo erótico.
Entre los exponentes están Gabriel de la Garza, quien realizó figuras sexualizadas de Cuauhtémoc y otros personajes prehispánicos, o Julio Galán. De Galán también se exhibe un autorretrato en el que se le ve llorando vestido de charro. Con esto cuestionó la idea de que los hombres charros no lloran.
“Lo que hacen tanto Miguel Cano como Fabián Cháirez es traer esos temas a una conversación actual en un México que no ha superado la homofobia, que no ha superado la violencia de género. Y donde estas pinturas siguen generando conversación”, explica Vargas.
El curador Vargas recuerda que Fabián Cháirez trabaja mucho temas de nacionalismo, identidad mexicana y cuestiones de raza. Pone a las masculinidades incorrectas al centro y menciona que no es la primera vez que interviene fotos. Muchos de sus sujetos son los luchadores El Santo y Blue Demon.
“La obra está en una sección que se llama ‘Subvertir el género’. Presenta cómo desde los años ochenta se ha revisado la imagen de Zapata desde preguntas que tienen que ver con el nacionalismo, el cuestionamiento al machismo. Y en ese sentido se presenta al lado de grandes representantes del neomexicanismo, como Germán Venegas y Julio Galán. Pero también hay un apartado que se dedica específicamente a mostrar la faceta de un Zapata desde el deseo homosexual”, explica el investigador.
Para Vargas el arte tiene que desatar conversaciones e invocar al diálogo. Lo que sucedió este martes pasado le enojó pero sigue invitando a quienes no están de acuerdo con la obra a dialogar.
Relata que invitó al nieto de Zapata a ver la exposición, que cuenta con 141 piezas de 72 colecciones, tanto nacionales como internacionales. Para Vargas es fundamental visitar la obra:
“Quizá desde ahí se pueda entender que acá no hay una provocación nada más. Más bien hay un intento crítico y real de ver cómo la figura de Zapata se ha activado desde diferentes frentes y que aquel lema que dice: ¡Zapata vive, la lucha sigue! Es cierto, pero habría que decir las luchas siguen. Son muchas luchas las que están presentes en el México contemporáneo y tenemos que dar cuenta de cada una de ellas”, pidió el curador.
La exposición no busca mostrar al personaje histórico, explica, busca enseñar cómo éste fue y es adoptado por diversos movimientos. Y ese Zapata es el que repasa esta exposición.
El curador destaca que en la sociedad mexicana hay muchas luchas. Una de las más vigentes es la que se enfrenta al extractivismo, a los proyectos ecocidas, pero también están el feminismo y la disidencia homosexual que cuestiona la masculinidad hegemónica.
“Creo que hay que seguir insistiendo en la defensa de la libertad creativa, de la libertad de expresión, defenderlo, pero siempre desde el diálogo pacífico. La violencia sólo se combate con el diálogo, con apertura y con la invitación a los otros de que imaginen que hay una manera de entender las cosas más allá de la suya” cuenta Luis Vargas.
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