Jesús, el mexicano acusado de terrorismo en Praga

20 septiembre, 2025

Foto: Carlos Libeñsky Casasola

Un mexicano enfrenta una condena de hasta 10 años de prisión en la República Checa por llevar un cartel de una icono palestina en una marcha. Acusado de terrorismo, su caso levanta una alarmante polémica sobre la libertad de expresión y la represión política. Desde Praga, exige al gobierno mexicano que actúe ante lo que denuncia un abuso de poder para silenciar la solidaridad con Palestina

Texto: Alejandro Ruiz

Foto: Edoardo Herroz y Carlos Libeñsky Casasola

CIUDAD DE MÉXICO. – Un ciudadano mexicano se encuentra en el centro de una polémica internacional tras ser acusado de «promoción y apoyo al terrorismo» en la República Checa.

El origen de la acusación es por un cartel que Jesús (como pide que le llamen por razones de confidencialidad) llevó a una marcha del 8M en Praga. El cartel tenía la imagen de Leila Khaled, un ícono dentro del movimiento palestino y feminista.

“Con ese cartel buscaba representar el rol de diferentes mujeres en movimientos de liberación. Específicamente con la imagen de Leila Khaled, un ícono feminista y palestino, el mensaje era doble: primero, la defensa de la resistencia legítima del pueblo palestino; y segundo, resaltar el rol de las mujeres, combatiendo la narrativa de que el pueblo palestino es «bárbaro» o las subyuga. Era un cartel que iniciaba una conversación sobre las diferentes formas en que el movimiento palestino se ha manejado”, recapitula Jesús en entrevista con Pie de Página.

Su mensaje, además de la reflexión, incitó la represión.

Un cartel, una acusación de terrorismo

Ese 8 de marzo, según relata Jesús, la marcha fue completamente pacífica, sin ningún altercado. Sin embargo, hacia el final del evento, notó la presencia de policías observándole y grabando videos. Meses después, en junio, mientras organizaba un evento en el centro cultural de su colectivo, fue abordado por numerosos policías armados y encapuchados que irrumpieron en el lugar.

«Me toman a mí, apartan a todos los demás, me ponen contra la pared y me dicen que estoy bajo arresto por cargos de promoción y de apoyo al terrorismo», narra Jesús.

Ese día, los policías llevaron a Jesús a la comisaría de Praga. Durante el trayecto, pudo observar que las calles aledañas al centro cultural estaban repletas de policías, lo que le hizo pensar en la gravedad de la situación.

En la comisaría, cuenta Jesús, las autoridades le leyeron sus derechos y pidieron un traductor para tomarle su declaración. Él pidió a las autoridades que se comunicaran con la embajada mexicana en la República Checa, y también un abogado.

“Me negué a dar una declaración sin la presencia de un abogado, quien no estaba disponible en ese momento. Por ello, tuve que quedarme una noche detenido. Al día siguiente, con mi abogado presente, hicimos el interrogatorio y me dejaron salir. Se quedaron con mi celular confiscado y hasta el momento no lo tengo. Ese mismo día, mi abogado presentó una contrademanda, pero un mes y medio después, el procurador nos respondió que la demanda no procedía y que seguirían con el caso”.

Ahora Jesús espera una sentencia que, en caso de que sea en su contra, puede conllevar de 2 a 10 años de prisión. Por eso, desde la República Checa, el joven pide que el gobierno mexicano se pronuncie públicamente al respecto y nombre su caso como “abuso de poder y una violación a la libertad de expresión”.

Jesús ahonda en esto:

“Buscan usarme como un ejemplo para intimidar el movimiento pro palestino y silenciarnos. Los cargos que se me impusieron son muy raros aquí y la gravedad es muy distinta a otros casos de terrorismo que sí involucran acciones concretas, no llevar un cartel en una manifestación. México debe presionar para dejar claro que esto no es un proceso regular, que es político, y que yo solo estaba ejerciendo mis derechos como residente”.

¿Qué hay de terrorista en denunciar un genocidio?

Foto: Edoardo Heroz

La conexión de Jesús con la causa palestina tiene raíces profundas en su propia experiencia de vida. Originario de Ciudad Juárez, Chihuahua, Jesús ha vivido de cerca la experiencia migratoria y las dinámicas de la frontera con Estados Unidos.

Estudió durante la primera presidencia de Trump, un periodo que intensificó su conciencia sobre la migración, la lucha feminista y los derechos en riesgo. Un punto de inflexión fue el tiroteo en El Paso, dirigido contra mexicanos, que le hizo conectar la «historia colonial» y los discursos de «países del centro imperial» que racializan y demonizan a quienes son percibidos como «algo externo».

Para él, las acusaciones en su contra reflejan las contradicciones de occidente, donde la palabra “terrorismo” parece estar cooptada y devaluada.

“El concepto de terrorismo a menudo se presenta como lo opuesto al progreso, y se utiliza para legitimar proyectos coloniales; por ejemplo, cuando reprimen a pueblos indígenas que resisten el despojo, como el pueblo mapuche en Chile, a quienes se les pintaba como «terroristas indígenas». Si bien existen casos de terrorismo real, como el 11 de septiembre, el problema es que este mismo término se utiliza para crear una narrativa distinta y perseguir a gente que simplemente ejerce la disidencia, como ocurre con Palestine Action en el Reino Unido, o en Estados Unidos y Alemania”, reflexiona.

Para él, las acusaciones en su contra es “llevar al absurdo” el uso del concepto terrorismo para legitimar la represión. Y añade:

“¿Cómo puedes acusar de terrorismo a alguien que va a una manifestación pacífica con un cartel? Esto demuestra que la ley se está usando de manera política, eliminando la libertad de expresión y los derechos fundamentales”.

Ante esto, apunta que, el motivo para usar este concepto para reprimir a quienes protestan contra el genocidio en Palestina “es una manera de intimidar el movimiento”.

Y concluye:

“Mi mensaje es que sigamos adelante con las protestas porque el genocidio sigue y se está poniendo peor que nunca. Estamos en un punto de inflexión. A quienes protestamos, quiero decir que no estamos solos: somos parte de un movimiento de solidaridad mundial que se manifiesta de muchas maneras distintas. No es el momento para asustarnos; de hecho, es el momento de ir más allá y no dejar que la incertidumbre nos detenga”.

Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.