Si López Velarde es considerado el creador de la crónica moderna, Ana García Bergua debería ser considerada la creadora de la crónica intimista. Como con Monsiváis, no se sabe si la suya es crónica o ensayo, y no importa porque se disfruta por igual
Por Évolet Aceves / X: @EvoletAceves
Conocí a Ana García Bergua en la casa de Guadalupe Loaeza hace dos años ya, cuando Loaeza nos entrevistó para hablar sobre nuestras respectivas novelas en su programa televisivo. Desde entonces la leía en su columna quincenal, “Husos y costumbres”, en Laberinto de Milenio. Luego la conocí como cuentista y novelista. No me llevó mucho darme cuenta de la gran escritora que era —y es.
Hace unas semanas la escuchaba durante una presentación que dio, y claramente recuerdo haberla escuchado decir: “Perdón, pero los cuentos de Inés Arredondo no le piden nada a los de Juan Rulfo”, y como si con esa frase la hubiera invocado, Inés Arredondo se haría presente en el nombre del premio que Bergua recién ganó.
Por mencionar sólo algunos de sus premios, en 2013 Bergua fue acreedora al Premio Sor Juana Inés de la Cruz, en marzo de este año fue reconocida en el Ciclo Protagonistas de la Literatura en el Palacio de Bellas Artes. Ahora está siendo galardonada con el Premio Bellas Artes de Literatura Inés Arredondo, el cual ha ido posicionándose como uno de los más prestigiosos en la literatura contemporánea escrita por mujeres.
La primera en ganarlo fue Beatriz Espejo (2018), luego Pura López Colomé (2019), Tedi López Mills (2021), Cristina Pacheco (2022), Carmen Boullosa (2023) y Rosina Conde (2024). En la emisión correspondiente al 2025 le corresponde a Ana García Bergua, una escritora que se desempeña en los géneros de la prosa: cuento, novela y crónica.
Humor e Historia son dos cualidades que nunca faltan en su narrativa. Sus cuentos suelen caracterizarse por su versatilidad, gusta de escribir atmósferas propias de lo fantástico pero también de lo real, sin olvidar el absurdo de la cotidianidad.
La tragedia también aparece en su narrativa, suele aparecer con humor. Pocos escritores me han hecho reír tanto como lo ha hecho Ana García Bergua, y es impresionante la manera en que ese humor —usualmente negro— lo desliza hacia las páginas con tanta facilidad.
Por otro lado, el terror y el misterio también llegan a hacerse presentes en sus cuentos. Con una prosa hábil, sus historias de pronto dan un giro inesperado y a menudo dejan pensando en más de una posibilidad causal.
Otra característica que abunda en Bergua radica en la personalidad de sus protagonistas, como en su cuentario La tormenta hindú y otras historias (Textofilia, 2015): gente que a menudo abusa de su amabilidad a grado tal que los demás terminan abusando de ellos; personas de la tercera edad de la que mucha gente se olvida; desafortunados con muchos sueños pero a quienes les suele ir más mal que bien; y por supuesto, personajes de esos que en la vida real son catalogados de raros, de extraños.
Y es precisamente esa extrañeza la que hace de Bergua una escritora excepcional, porque ella —como tremenda cronista— pone atención en donde los demás no. Todos sus personajes se vuelven, en mayor o menor medida, inolvidables, únicos, por esa forma en que la escritora los retoma, los moldea y los sabe plasmar con proeza.
Bergua es observadora, atiende lo que en la vida diaria se desatiende para volcarlo todo en una prosa detallada y luminosa. Prueba de ello son sus crónicas en el libro Pie de Página (FILEM, 2022). Si López Velarde es considerado el creador de la crónica moderna, Ana García Bergua debería ser considerada la creadora de la crónica intimista. Su crónica es difícil de catalogar. Como con Monsiváis, no se sabe si la suya es crónica o ensayo, y no importa porque se disfruta por igual.
Su crónica, siempre en primera persona, es narrada con la naturalidad con la que un amigo nos cuenta una historia, y sin dejar atrás la lupa con la que observa, una lupa que a menudo recurre a la Historia para deshilvanar su narración.
Estudió Letras Francesas y Escenografía Teatral en la UNAM, ese interés por lo vívido de las imágenes se nota en su escritura.
A sus lectores logra trasladarnos al ambiente que a través de sus palabras escenifica, es como si sus libros de pronto se convirtieran en cinematógrafo. Si su padre, Emilio García Riera, destacó en la crítica de cine durante el siglo XX, ella lo ha hecho a través de la literatura.
Ana García Bergua es indudablemente, al igual que la cuentista Inés Arredondo, una de nuestras grandes escritoras mexicanas, y este premio que recién se le ha otorgado es más que merecido.
Hago un hincapié en la importancia de este premio, porque hasta la fecha ha sido otorgado sobre todo a escritoras de cuento, género que cultivó Arredondo y que a menudo es infravalorado por la industria editorial; al ser Bergua, la también cuentista, la más reciente galardonada con este premio, se promueve aún más este noble y sofisticado género en el que México ha estado desde hace siglos —y continúa estando— a la vanguardia.
La escritura de Ana García Bergua es una luz en la literatura contemporánea.
X: @EvoletAceves
Instagram: @evoletaceves
everaceves5@gmail.com
Évolet Aceves es cuentista, novelista, poetisa, cronista y ensayista. Autora de la novela Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Periodista cultural, fotógrafa con dos exposiciones individuales. Escribe su columna en Pie de Página. Ha vivido y estudiado en Toluca (México), Varsovia (Polonia), Albuquerque (Nuevo México, EEUU) y Nueva York, donde actualmente reside con la beca GSAS otorgada por la Universidad de Nueva York, donde también da clases. Colaboradora en revistas y semanarios: Dominga (Milenio), El Cultural (La Razón), Nexos, Replicante, Este País, entre otros. Su obra ha sido presentada en ferias del libro y universidades de México, Estados Unidos, Polonia y Alemania.
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