Voy a matarte, poeta: cuando el teatro burla al poder para devolvernos un espejo

31 mayo, 2025

Voy a matarte, Poeta es una obra independiente que mezcla drama, tragedia y sátira política, inspirada en Hamlet. Con un elenco reducido y escenografía austera, retrata la ambición desmedida de un candidato presidencial y los intereses ocultos de quienes lo rodean

Texto: Patricio Pérez

Foto: Voy a Matarte, Poeta

CIUDAD DE MÉXICO. – Voy a matarte, Poeta, una obra independiente que se balancea entre el drama, la tragedia y la crítica política, se nutre de Hamlet al entrelazar asesinatos familiares, ambiciones desmedidas y conflictos amorosos.

Aunque la escenografía y el espacio (el Estudio de Teatro de la Brevedad) son austeros, al director José Alberto Gallardo y a sus cuatro actores les basta para crear atmósferas tensas, ágiles e incluso cómicas.

Una oda al «surrealismo mexicano»

«J», protagonista de la historia, asume la candidatura presidencial tras el asesinato de su padre, el candidato original. Para su campaña, cuenta con el apoyo de dos aliados: su excuñado y un amigo de la infancia, ambos movidos por intereses personales. Contratan a un famoso Poeta (Rojo Córdova) para legitimar la imagen de J ante el pueblo. Paralelamente, la expareja de J denuncia las hipocresías de su campaña y, más tarde, se alía con otros para detenerlo.

Con diálogos vertiginosos y un ritmo in crescendo, los actores se entregan sin reservas a sus personajes (aunque, en ocasiones, la intensidad desborda la narrativa, con interrupciones e insultos que restan fluidez).

El Poeta (Córdova) roba escena con su carisma y vestuario enigmático: rodilleras, una chaqueta de cuero sin playera, botas de casquillo y mensajes en el torso. Su presencia desequilibra la obra, casi siempre para bien.

En contraste, J (Nicolás Gómez) encarna al junior patético y ambicioso, rodeado de aduladores. Sebastián Silveyra da vida a H, amigo sumiso de J, mientras que Luis Mures y Valeria Zavaleta representan a una clase ansiosa por ascender, incluso a costa de la ética.

«Es una sátira de estos años pospandémicos, donde todo cambia para seguir igual», reflexiona Córdova en entrevista con Pie de Página. Y añade: 

«Los personajes viven la impotencia de querer lograr algo sin conseguirlo. La campaña política huele a Colosio, a AMLO, a Claudia… a ese surrealismo mexicano».

La obra aborda el poder desde el melodrama, con guiños históricos (como el asesinato de Colosio o el ascenso de Zedillo), aunque su crítica política no profundiza.

«Invita a reflexionar sobre cómo el poder nos destruye», añade Córdova. «Es una farsa en un mundo convulso, un 1968 con máscara de 2025. El teatro burla al poder para devolvernos un espejo: ¿viste cómo se generó esto? Quizá la solución está en consensos, no en violencia.»

Sobre su personaje, el actor confiesa:
«Lo asumí como un acto psicomágico. Los poetas siempre han estado enamorados del sueño y la muerte. Interpretarlo es catártico… y liberador.»

Los motivos de la obra

Rojo Córdova explica el origen de la obra:

«Nace en el marco del diplomado de actuación en crudo en el Estudio de Teatro de la Brevedad. De septiembre a enero trabajamos con el método de la brevedad: ejercicios de reactividad, de conexión con el otro. Es preguntarse: ¿qué pasa cuando tomas conciencia de tu espacio y luego del otro?»

La obra se presenta en una sala íntima, donde el equipo aprovecha cada recurso para lograr verosimilitud. Sobre este uso no convencional del espacio, Córdova comenta:

«Hoy es difícil entrar a circuitos tradicionales. Por eso surge esta tendencia, muy argentina pero también mexicana, de convertir casas en centros culturales. Le da un aire entrañable, entre lo íntimo y lo teatral.»

El montaje cierra con una escena impactante, coronando una obra hecha con entrega. Voy a matarte, Poeta  tendrá funciones los sábados 31 de mayo y 14 de junio en el Estudio Teatro de la Brevedad(Sur 69 B #119, colonia El Prado). Las entradas son por WhatsApp (55 2141 2780), con aportación voluntaria sugerida de 200 pesos.

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