Un nuevo decreto de Donald Trump atenta contra las conquistas de la comunidad de la diversidad sexual y las mujeres, legalizando un discurso típico de las ultraderechas en el mundo
Texto: Luciana Oliver Barragán
Foto: Redes
CIUDAD DE MÉXICO. – El 20 de enero, inmediatamente después de su toma de protesta, Donald Trump publicó sus primeras órdenes ejecutivas. Entre ellas destacan sus políticas antimigratorias y la denominada “Defendiendo a las mujeres del extremismo de la ideología de género y restaurando la verdad biológica en el gobierno federal”, en la que se mencionan las políticas que se llevarán a cabo para erradicar los derechos conquistados por la diversidad sexual, en particular la erradicación de las personas trans.
Leer más
La orden ejecutiva en “defensa de las mujeres” de Trump contiene una serie de argumentos en contra de la diversidad sexual. Enumera las definiciones con las que el gobierno estadounidense tendrá que aplicar la ley y la política administrativa.
Entre las órdenes ejecutivas publicadas por Donald Trump, solo una ha sido bloqueada. Este jueves 23 de enero, un juez de distrito bloqueó temporalmente la orden referente al cancelamiento de las ciudadanías por nacimiento, aunque mantuvo vigente la prohibición de aceptar solicitudes de refugio.
Leer más
Sin embargo, la orden ejecutiva que busca “restaurar la verdad biológica en el gobierno federal” sigue vigente.
Según esta orden, de ahora en adelante, al aplicar o interpretar estatutos, regulaciones o guías, las agencias y empleados federales deberán utilizar únicamente los términos “sexo”, “masculino”, “femenino”, “mujer”, “niños” y “niñas”.
Para la nueva administración de la Casa Blanca, es necesario conservar los derechos y valores legales “preciados” de antes, y de esta forma, como se menciona en la orden ejecutiva:
Defender los derechos de las mujeres y proteger la libertad de conciencia usando un lenguaje claro y preciso, así como políticas que reconozcan que las mujeres son biológicamente femeninas y los hombres biológicamente masculinos.
Las nuevas políticas erradicarán el uso de la palabra “género”, así como los pronombres preferidos por las personas, de todos los documentos de identificación emitidos por el gobierno, incluyendo pasaportes o visas. De la misma forma, se obligará a que los empleados federales “informen con precisión su sexo”, lo cual resulta sumamente violento contra la intimidad y la identidad de las personas.
Según las definiciones de este documento, de ahora en adelante, se definirá a las personas con base en las “células reproductivas al momento de su concepción”. Es decir: femenino se referirá a todas las personas pertenecientes, desde su concepción, al sexo que produce la célula reproductiva más grande. Y masculino, a aquellas personas que, desde su concepción, pertenecen al sexo productor de la célula reproductiva menor.
Como menciona Natasha Lennard en The Intercept, por un lado, al hablar de “concepción”, estas definiciones muestran que los ataques contra la identidad de género “son parte integral de la agenda pro-vida”.
Por otro lado, hablar de células reproductivas durante la concepción es algo que deja muchas dudas, pues “en el momento de la concepción, los embriones no están sexualmente diferenciados. Y en el momento de la concepción, los fetos tampoco están produciendo células reproductivas, o gametos, grandes o pequeños”, dice Lennard.
También se ha criticado el vacío que se ha dejado en cuanto a las personas intersexuales, o aquellas que desde su nacimiento tienen características sexuales diferentes a las definidas en el documento.
Otra de las definiciones mencionadas en esta orden es la de “ideología de género”, algo fundamental para entender las derechas latinoamericanas de los últimos años. Esta supuesta ideología es definida en el documento de la orden ejecutiva como una ideología que:
Reemplaza la categoría biológica del sexo por un concepto en constante cambio de identidad de género autoevaluada, lo que permite la falsa afirmación de que los hombres pueden identificarse como mujeres y, por lo tanto, convertirse en mujeres y viceversa, y exige que todas las instituciones de la sociedad consideren esta falsa afirmación como verdadera. La ideología de género incluye la idea de que existe un amplio espectro de géneros que están desconectados del sexo de una persona. La ideología de género es internamente inconsistente, en el sentido de que disminuye el sexo como categoría identificable o útil, pero, sin embargo, mantiene que es posible que una persona nazca en un cuerpo con un sexo equivocado.
Según los argumentos de Trump, a través de la “ideología de género” se atenta contra la seguridad e intimidad de espacios designados para mujeres. Este argumento no es nuevo, pues las políticas contra los derechos de las personas de la diversidad sexual, así como la idea de que estos movimientos, o el feminismo, se basan en una “ideología” que niega la realidad biológica. Esto es un argumento típico en otros gobiernos de ultraderecha.
Para Bolsonaro en Brasil, o Milei en Argentina, por ejemplo, los discursos en contra de la ideología de género fueron parte fundamental en la conformación de sus votantes. Usualmente, identifican esta ideología con prácticas sexuales violentas o con la pedofilia a través de “fake news”.
Leer más
En realidad, la ideología de género es un falso término que usan las ultraderechas desde hace varios años para atacar los nuevos derechos conquistados por las mujeres y la comunidad LGBTQIA+. Al buscar bibliografías al respecto, podemos darnos cuenta de que no existe ninguna referencia académica o teórica que realmente defienda o sostenga la ideología de género. Este término corresponde a lo que se denomina un significante vacío, en el que se engloban todos los miedos y fobias de las sociedades.
En 2019, Judith Butler escribió en El ataque contra la ‘ideología de género’ debe parar, que fue en 2004 cuando los ataques contra la “ideología de género” comenzaron a aparecer en discursos católicos y evangélicos.
“Si bien es cierto que las teóricas de género generalmente rechazan la idea de que el género está determinado por el sexo asignado al nacer, el enfoque de la construcción social como destrucción deliberada de una realidad dada por Dios interpreta de modo incorrecto, provocador y consecuente, el campo de los estudios de género y la noción de construcción social”.
Lo más grave, y tal vez lo que tendremos que vigilar más atentamente, es el efecto social práctico de las políticas transfóbicas del presidente Donald Trump. Si bien un juez de distrito bloqueó temporalmente este jueves 23 de enero la orden ejecutiva que buscaba cancelar la ciudadanía por nacimiento, falta esperar a ver si se consigue bloquear esta orden también.
Aún así, cabe resaltar que el discurso de Trump es resultado y expresión de la violencia ya existente en la sociedad estadounidense. Y la comunidad LGBTQIA+ de ahora en adelante tendrá que cuidarse no solo de las instituciones, sino también de sus propios coterráneos.
Portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de derechos humanos.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona