Desde hace 16 años el Museo de Arte Popular organiza un desfile de alebrijes en las calles de la Ciudad de México. La escena, revive las fantasías de Pedro Linares, quien imaginó a estas increíbles criaturas en sus sueños
Texto: Víctor Pérez
Foto: Rogelio Morales / Cuartoscuro y Víctor Pérez
CIUDAD DE MÉXICO. – A sus 26 años, Karen Vázquez participó en el desfile de alebrijes que llenó la capital del país este 19 de octubre.
Su acercamiento a estas míticas figuras fue a través de su abuela, quien la llevaba a talleres de cartonería.
Esto, dice, despertó su interés en las artes, pues a través de ellas puede expresarse. Así, con el paso del tiempo, Karen estudió un grado de iniciación artística en el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Esta es la primera vez que concursa en este desfile. También, es la primera vez que hace un alebrije por su cuenta. Antes, cuenta, sólo le ayudaba a un colega, pero ahora, ella quiso dirigir y realizar algo de su autoría.
En 1936 el artista Pedro Linares, avecindado en La Merced, tuvo un sueño en donde animales de diversos colores ayudaban a los muertos a regresar al mundo de los vivos cada 2 de noviembre.
EStos seres, a los que llamó alebrijes, se arraigaron tanto en la cultura que después fueron asociándose a los mitos y creencias populares.
Ahora, revisten la Ciudad de México desde hace 16 años, cuando el Museo de Arte Popular organiza un desfile y exposición pública donde artesanos de toda la ciudad (y el país) dan rienda suelta a sus sueños más surreales.
De acuerdo con el director del Museo de Arte Popular, Walther Boelsterly, el ya tradicional desfile de alebrijes es una manifestación más del talento mexicano. En ella, asegura, se expresan la creatividad, conocimiento, preservación y valoración de toda persona que participa, sea amateur o profesional.
Karen es una de ellas, y desde abril preparó su alebrije para lucirlo en el desfile.
Como marca la tradición, para elaborarlo utilizó cartón reciclado, botellas y papel. La criatura nace de la inspiración de un sueño que tuvo, y es representada como una serpiente, pues éste animal puede encajar donde sea, y moldearse a placer.
Mientras hacía su alebrije, Karen dijo que hubo algunas complicaciones relacionadas con su inexperiencia en técnicas como la soldadura. Afortunadamente, esto no le impidió salir adelante con su misión.
Su alebrije desfiló por las calles de la Ciudad de México y, junto a los otros, se quedará sobre Paseo de la Reforma a partir del sábado 19 de octubre y hasta las 20 horas del domingo 3 de noviembre.
Antes del 3 de noviembre, Karen espera ser una de las tres personas premiadas con los incentivos que da el Museo de Arte Popular a las mejores obras en una ceremonia que se celebrará el 26 de octubre.
Después de eso, y como marca la tradición que resalta Boelsterly, los alebrijes regresarán a su lugar de origen: los barrios, resguardando las fachadas de casas o negocios que cooperaron para su construcción.
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