Colegas y amigos de Sonia Comboni rememoran su trayectoria incansable por la pedagogía intercultural en el país construida desde y para la comunidad
Texto: Kau Sirenio
Foto: UNIVAFU
CIUDAD DE MÉXICO. – Para los académicos que impulsaron las universidades interculturales en México, este reto no se hubiera logrado sin el acompañamiento de Sonia Comboni: “la madre de la nueva pedagogía con indígenas y para indígenas”.
“Con ese sueño en las espaldas, Sonia caminó varios años con nosotros por esas veredas de enfrente, aún sabiendo que esas brechas eran sinuosas y resbaladizas, porque, en Guerrero, se valoraba más la estulticia, que las bondades de cualquier proyecto educativo para salir del laberinto del rezago, en el que todavía seguimos atorados”, dice Huberto Santos Bautista, exdirector de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa.
Comboni Salinas trabajó en formación de maestros indígenas en México y con poblaciones vulnerables indígenas e inmigrantes en el centro y sureste mexicano. También participó en proyectos de investigación de interculturalidad y diversidad en la educación.
Desde ese espacio recorrió las comunidades rurales e indígenas para investigar, y después dar una respuesta a las comunidades que visitaba. Sus alumnos en la maestría y el doctorado la recuerdan con la tesis de Paulo Freire: “la pedagogía para el oprimido”.
De esa premisa partió el homenaje que sus alumnas y alumnos le brindaron en la sala del Consejo Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-Xochimilco) el 24 de julio.
Sonia Comboni estudió sociología en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, formación que le permitió trabajar desde la sociología de la educación y rural para diseñar maestrías, doctorados y posgrados en Desarrollo Rural.
De Bélgica saltó a la París, Francia, para estudiar un doctorado en sociología en el Institutos de Altos Estudios sobre América Latina, París III. En 1977 se se instaló en México como profesora en área de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM-Xochimilco.
Desde esas aulas, Sonia y un grupo de académicos se trasladaron a Chiapas para trabajar con un grupo de maestros bilingües indígenas en el diseño y elaboración de materiales didácticos en lenguas maternas.
La historia la cuenta el rector de la Universidad Intercultural de Chiapas (UICH), Dionisio Toledo:
“Comenzamos a generar procesos conjuntos con los colectivos de educadores con quienes obtuvimos los resultados que ahora tenemos en lengua indígena como tzeltal, tojolabal, chol y castellano porque rescatar los saberes y conocimientos de nuestras comunidades es un compromiso con la herencia milenaria que tenemos como pueblo”.
El rector de la UICH detalló que la convivencia que surgió en la UAM se extendió en las comunidades y en las escuelas a la que le cambiaron el nombre de Escuelas a Centro de Investigación Infantil Comunitario (CIIC). Esto, porque estos espacios, más que escuelas, son un momento de una comunidad de aprendizaje: “Era un espacio de convivencia al salir de la casa, pero también íbamos a una casa donde generamos conocimiento e incidencia”.
Dionisio Toledo continúa:
“La doctora realmente sembró en el corazón de varios educadores de comités de educación de padres y madres de familia, porque fueron ellos quienes participaron en decidir qué es lo que querían aprender de la comunidad, cómo querían que sus niños, que sus hijos sean enseñados; entonces al momento de terminar mi maestría ella me motivó a continua con el doctorado sin descansar”.
De maestra de licenciatura y maestría en desarrollo y planeación de la educación, además de enseñar en el posgrado en Desarrollo Rural, Sonia Comboni pasó a ser la coordinadora del posgrado en Desarrollo Rural. Su trabajo en la academia le permitió llegar al Sistema Nacional de Investigadores, nivel III.
Es allí donde formó lazos con los trabajadores y alumnos. Angelica Buendía Espinoza, su colega, la recuerda como la doctora de la eterna sonrisa y de abrazos reconfortantes: “Te veía triste, angustiada por el trabajo o los estudios, y Sonia no dudaba en abrazarte para reconfortarte”.
Del departamento de Relaciones Sociales, Rogelio Martínez Flores, reconoce que Sonia lo inspiró a estudiar Sociología, y también el doctorado:
“En poco tiempo posibilitó que yo ingresara como invitado externo al área de investigación que ella habían formado, para adentrarme en ese mundo de la investigación científica desde la Sociología”.
“En 1983 decidí ingresar como alumno a la licenciatura de sociología una afortunada coyuntura que me favoreció porque podía ser alumno, trabajador y amigo de Sonia como jefa y profesora de vida, todo lo que aprendí de ella fue en el trabajo dentro de esta Universidad y en otros lugares”, cuenta.
Autora de varios libros y coordinadora de nueve obras colectivas; Sonia Comboni cuenta con más de 140 artículos y capítulos de libros. Todos sobre pedagogía, sociología rural y universidades interculturales. Esto le permitió estar con las comunidades indígenas de Oaxaca donde estaba impulsando el bachilleratos interculturales.
Acompañó a las organizaciones indígenas que empujaban cambios en sus comunidades y le tocó estar en en la región triqui de San Juan Copala, Oaxaca, donde luchaban por un bachillerato intercultural. El equipo que trabajaba con Sonia en Oaxaca planteaba un bachillerato donde se pudiera hablar el triqui, y también, donde se pudiera construir un espacio de enseñanza y aprendizaje que reflejara ese sentir triqui.
El subsecretario de Educación Superior, Luciano Concheiro Bórquez recordó una parte de esta lucha:
“Como muchos de ustedes lo saben, atestiguamos el desenlace terrible que significó, primero el asesinato de dos niñas locutoras: una de 14 años y otra de 17 años que hablaban en triqui, que planteaban lo que iba a ser ese bachillerato; después del asesinato de la querida compañera Bety Cariño y Jyri Jaakkola, quienes acompañaban una caravana humanitaria y de observación de Derechos Humanos para la instalación de ese municipio autónomo que nunca floreció”.
El funcionario del gobierno federal dijo que aceptó la Subsecretaría de Educación Superior porque Comboni Salinas le dijo que no valía dudar que había que “comprometerse que había que tener la decisión y desplegar las capacidades que teníamos que desplegar para acompañar el proceso de esta cuarta primera cuarta transformación”.
La investigadora no solo caminó en Chiapas y Oaxaca donde impulsó universidades interculturales, también se armó a la montaña de Guerrero en el primer encuentro de Educación Intercultural que se convocó en Chilapa de Alvarez; ahí habló con los profesores bilingües indígenas sobre la interculturalidad.
El exdirector de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Humberto santos Bautista detalló ese encuentro en Chilapa: “Trasladó casi toda la planta académica del posgrado en Ciencias Sociales, para un intercambio de tres días con los profesores bilingües de la Montaña Alta y Baja de Guerrero”.
Agregó: “Fue un encuentro memorable y de gran trascendencia, porque de ahí surgieron ideas que iban a dar lugar a otros proyectos como el de El Colegio de Guerrero, que quedó varado por la estulticia de quienes administran el sistema educativo en Guerrero, y El de la Universidad Intercultural, que si bien se pudo concretar, estuvo muy distante de lo que se plateaba en el proyecto original”.
El también coordinador de la maestría de educación en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), sostuvo que en el breve paso de Comboni Salinas en la Dirección de Investigación de la UPN, fue les ayudó a hacer posible la apertura del primer posgrado en las Unidades en el Estado. “Algunas evidencias de estas cosas, quedaron registradas en una memoria que la UPN publicó en una coedición con la Dirección de Educación Indígena en Guerrero”.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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