Aunque la moda se vista de seda, precaria se queda

30 julio, 2024

Los salarios en la industria de la moda han mejorado, pero una de cada cuatro personas en ella no gana lo suficiente para salir de la pobreza

Texto: Isabel Briseño
Fotos: Acción Ciudadana Frente a la Pobreza

CIUDAD DE MÉXICO.- En México, casi 2 millones de personas trabajan en algún eslabón de la poderosa industria de la moda, donde la precariedad laboral ha estado en voga. Más de la mitad de las personas que trabajan en el sector en México, es decir, 1 millón de personas no tienen derechos laborales; en el medio se gasta 6 veces más en publicidad que en prestaciones.

La cuarta parte de la fuerza laboral en el “sector comercial de la industria de la moda” carece de salario suficiente para superar el umbral de la pobreza, aún teniendo un trabajo formal. Se estima que hay cerca de 386 mil personas empleadas cuyo ingreso es inferior al costo de dos canastas básicas.

En las “tiendas de ropa y calzado” hay 277 mil personas con salarios de pobreza y en
las “cadenas de supermercados y tiendas departamentales” son 110 mil.

En las tiendas de ropa y calzado, cuatro de cada 10 personas con empleo formal carecen de salario suficiente: 41%. En cambio en supermercados y tiendas departamentales ya solo el 12% del personal carece de salario suficiente.

Acción Ciudadana Frente a la Pobreza es una iniciativa creada en 2015 con el respaldo de más de 60 organizaciones de la sociedad civil mexicana, con el propósito de incidir de manera propositiva en cambios sistémicos frente a la desigualdad y la pobreza.

De acuerdo con el reporte “La Precariedad Puede Pasar de Moda”, el tercero de una serie de investigaciones sobre las condiciones laborales en la industria del vestido y del calzado con base en reportes del IMSS, se observa un avance significativo.

Aún no se erradican los salarios de pobreza pero este tercer estudio muestra que en las últimas dos décadas, en las empresas que comercializan ropa y calzado, se ha reducido el número de personas que perciben ingresos insuficientes, al menos en los trabajos formales.

Este estudio únicamente analiza la evolución salarial de los puestos de trabajo registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social, es decir, considera únicamente a quienes tienen trabajo formal con seguro social.

Actualmente más de 1 millón y medio de personas tienen trabajo formal en el sector
comercial de la industria de la moda. De ellas, 894 mil (el 57 por ciento) trabajan en cadenas de supermercados y tiendas departamentales y 672 mil (43 por ciento) trabajan en tiendas de ropa y calzado.

Mejora salarial reciente, pero lenta

De 2003 a 2024, los trabajos con salarios de pobreza en el sector comercial de la industria de la moda pasaron de ser el 69 por ciento al 28 por ciento. Una reducción de casi dos tercios en 21 años.

“Es una tendencia muy positiva, no es que ya esté todo bien porque todavía siguen siendo salarios de pobreza”, aseguró Rogelio Gómez Hermosillo, presidente ejecutivo de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, una organización civil.  

Todavía a inicio de 2018 casi seis de cada 10 empleos formales en esas empresas carecían de salario suficiente, en 2020 eran la mitad, en 2022 eran cuatro de cada 10 y en 2024 se estima que son dos de cada 10.

Aún 156 mil personas trabajan en supermercados y tiendas departamentales sin salario suficiente para salir de la pobreza.

En enero de 2021, el 72por ciento de las personas con trabajo formal en supermercados y tiendas departamentales ganaban hasta 10 mil pesos y sólo el 18 por ciento ganaban entre 10 y 20 mil pesos al mes; para abril de 2024, el 27 por ciento ganaba hasta 10 mil pesos y el 59 por cineto entre 10 y 20 mil pesos.

En solo 3 años, un grupo importante de trabajadores de estos grandes consorcios comerciales no solo salió de salarios de pobreza, sino que la gran mayoría obtuvo un salario digno.

“Desde la sociedad civil y el sector empresarial se ha promovido el salario digno, que es una cantidad mayor del salario mínimo y que es una decisión de las empresas, no es una política pública, no es un decreto. La responsabilidad social de las empresas tiene que arrancar en la nómina”, afirmó Gómez Hermosillo en la presentación del tercer estudio realizado por Acción Ciudadana Drente a la Pobreza.

En las tiendas de ropa y calzado la mejora no es tan notable, pero también es significativa y muestra una tendencia positiva. Hace 3 años, en enero de 2021, el 71 por ciento de las personas con trabajo formal ganaban hasta 10 mil pesos al mes y solo 18 por ciento ganaban más de 10 mil y hasta 20 mil pesos, en abril de 2024, menos de la mitad ganaba hasta 10 mil pesos al mes y 37 por ciento más de 10 mil.

Imponer el trabajo digno como moda

La apariencia personal se asocia con estatus social. La industria de la moda ha creado hábitos de consumo para convertir la compra y uso de ropa, zapatos y accesorios en una fuente de placer y satisfacción.

Pero la industria de la moda tiene doble cara. Ofrece elegancia pero saca el cobre en las condiciones laborales. Vende estatus social, pero niega el trabajo digno. Promueve el buen gusto y el prestigio pero no cumple con los derechos humanos. 

El reto de transformar el sistema laboral es inmenso. Las estructuras económicas que basan la competitividad de nuestro país en bajos salarios y en el incumplimiento de los derechos laborales están arraigadas como modelos de negocio “exitosos” y como la “normalidad”, según el reporte de la organización.

“Un tema que nos debe preocupar y llevar a mayores discusiones en todos los ámbitos, académicos, de la sociedad civil, de las alianzas, es cómo entender mejor cuáles son las causas de las mejoras, pero también las causas de los rezagos, dónde están los problemas que explican esto”, señaló Graciela Bensunsán, profesora investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco.  

La especialista indicó que parte de las mejoras se deben a los cambios en la narrativa empresarial, donde hay un entendimiento de la relación entre mejores condiciones de trabajo y salarios respecto a la productividad y la rotación de personal pero también con un contexto institucional mucho más exigente con una mayor protección a los derechos de los trabajadores.

Nunca me ha gustado que las historias felices se acaben por eso las preservo con mi cámara, y las historias dolorosas las registro para buscarles una respuesta.