Colinas de Santa Fe: espejo de una barbarie

9 agosto, 2019

Este jueves acabaron las búsquedas en el cementerio clandestino más grande de Veracruz. Después de 3 años, familiares de desaparecidos localizaron 298 cráneos y más de 22 mil restos humanos. Colinas de Santa Fe es apenas una muestra de la barbarie que cruza el país

Texto: José Ignacio De Alba
Fotos: Victoria Razo

VERACRUZ.- A cada fosa clandestina la distingue un número instalado en un pequeño tronco de madera, uno tras otro las fosas se acumulan. Son tantas que es difícil caminar sin topar con una, con algún indicio del terror.

«Colinas de Santa Fe es la mancha grande en la cara de México», dice Lucía Díaz, líder del colectivo de familiares que destapó este cementerio. «Creíamos que vivíamos en un país civilizado y aquí nos dimos cuenta de que no».

Fueron necesarios tres años de trabajo de las familias para exhumar de la tierra 22 mil restos de personas que fueron desaparecidas durante el sexenio de Javier Duarte. Este predio, ubicado a unos 15 minutos del turístico Puerto de Veracruz, es el cementerio clandestino más grande del estado: aquí los familiares destaparon 156 fosas y sacaron de la tierra 298 cráneos y un cerro de huesos pendientes de descifrar.

Este jueves, el Colectivo Solecito –integrado por familiares de desaparecidos en el estado- dio por concluidos los trabajos de búsqueda. «Peinamos el terreno tres veces, ya no queda más», dice Díaz, quien busca a su hijo Guillermo Lagunes.

Desde temprano, el lugar fue acondicionado para que unas 100 personas hicieran una ceremonia religiosa. Luego de la homilía, se develó un pequeño memorial para recordar a las víctimas. Hubo abrazos, felicitaciones, pero la mayoría de los asistentes abandonó el terreno sabiendo lo mismo sobre sus familiares: nada.

Colinas de Santa Fe fue en los últimos tres años la esperanza de cientos de personas que tienen a un familiar desaparecido en Veracruz. Pero de los 298 cráneos hallados (se espera que con los miles de restos se puedan formar cuerpos completos) el gobierno sólo ha identificado a 22 personas. Para muchos familiares, la espera ahora continuará en las oficinas de la policía investigadora encargada de procesar las pruebas de ADN de las osamentas encontradas.

“Nosotros ya hicimos hasta lo que no nos tocaba, al gobierno sólo le toca hacer su trabajo”, dice Guadalupe Contreras, quien desde hace tres años vive en Veracruz y recibe una gratificación por parte del colectivo para hacer los rastreos de cuerpos en el predio. Él mismo tiene un hijo desaparecido: Antonio Iván Contreras, a quien vio por última vez en 2012 en Iguala, Guerrero, donde ambos vivían.

Foto: Victoria Razo/ El Sacerdote Victor Díaz Mendoza ofrece una misa dentro del predio de Colinas de Santa Fe.

El factor Bermúdez

Varias de las personas identificadas en Colinas de Santa Fe tienen algo en común: la última vez que fueron vistas con vida estaban en manos de la policía estatal que dirigió Arturo Bermúdez.

Bermúdez fue el encargado del control social y político durante la época de Javier Duarte como gobernador del estado fue una de las etapas más duras de la violencia en Veracruz.

Entre 2012 y 2014, el terror se instaló en esta región del estado, donde operaba el exjefe policiaco Marcos Conde, hoy preso por la desaparición forzada de cinco jóvenes en Tierra Blanca.

Su jefe Bermúdez, en cambio, apenas pisó unos meses la cárcel.

Lucía Díaz reclama que no haya un sólo detenido por Colinas de Santa Fe. “La fiscalía es una gran simulación”, dice.

Los integrantes del colectivo han tenido que lidiar con las corporaciones que, probablemente, desaparecieron a sus familiares. La policía del estado de Veracruz, así como la fiscalía estatal fueron las encargadas de custodiar el terreno donde se realizaron las búsquedas, además acompañaron a los familiares durante todos los trabajos.

Foto: Victoria Razo / Después de 3 años de búsqueda el Colectivo Solecito de Veracruz dio por clausurada las tareas en el predio de Colinas de Santa Fe, sitio que dejó un total de 298 craneos y más de 22 mil restos humanos enterrados en fosas clandestinas. El 08 de Agosto de 2019, en la ciudad de Veracruz, México.

Un ejemplo para las autoridades

La historia es conocida: en mayo de 2016, dos personas entregaron de forma anónima un croquis a las madres, con las referencias de la ubicación de unas fosas Colinas de Santa Fe, un lugar donde la fiscalía estatal ya había hecho una búsqueda pero aseguró que sólo había huesos de perros.

Las madres siguieron la pista y buscaron apoyo de otros colectivos para hacer un rastreo en la zona. Lo que encontraron en el predio fue un campo de exterminio: decenas de zapatos, ropas, pantalones y ropa interior de hombres y mujeres. En algunos casos también se halló ropa de niños.

Colinas de Santa Fe está rodeado de dunas costeras, pastizales y árboles espinos. La vegetación es viva y empedernida, el olor a raíces y cortezas de mieles agrias se desprenden con el calor húmedo de la costa. Las hormigas y los moscos voraces dificultaron los trabajos de las familias dedicas a desenterrar restos humanos.

El suelo, que en realidad es un arenal, más que facilitar las excavaciones y la búsqueda de cuerpos es una trampa. Las lluvias o las turbaciones del aire le borran los rastros que pudieron haber dejado los ejecutores o enterradores.

Foto: Victoria Razo/ Misa dentro del predio de Colinas de Santa Fe, para concluir la búsqueda de personas desaparecidas en el sitio que dejó un total de 298 craneos y más de 22 mil restos humanos enterrados en fosas clandestinas.

A pesar de ello, los familiares recorrieron varias veces las 10 hectáreas que forman este predio y localizaron los restos humanos que las autoridades estatales no vieron. Lo hicieron con sus propios recursos y a pesar de todos los obstáculos que les pusieron. Por eso ahora, Lucía Díaz reconoce: «Estas madres son un ejemplo para las autoridades»

¿Qué sigue ahora?

Seguir buscando, dicen. Las mujeres que forman el colectivo ya preparan trabajos en otros parajes donde se han encontrado restos humanos, aunque ninguno con las dimensiones de Colinas de Santa Fe.

Para este predio, Solecito pedirá a las autoridades federales que se coloque una escultura y un memorial para las víctimas. Que sea un recuerdo permanente del horror que todavía se siente en este lugar.

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Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).

Victoria Razo

Fotógrafa independiente radicada en Veracruz. Su trabajo se enfoca en temas de Derechos Humanos, migración, desaparición forzada, violencia de género y crisis ambientales. Actualmente colabora con la Agencia France Presse y está disponible para asignaciones en México y América Latina. Sus fotografías han sido publicadas en medios nacionales e internacionales como The Washington Post, The Guardian, New York Times, El País, Vice News, La Jornada, entre otros.