22 junio, 2024
La tierra seca y polvorienta es lo único que hay en los campos que hasta hace algunos años albergaban prósperas milpas de maíz. La tierra ahora las recorre el pueblo de Totalco, cabeza abajo, buscando las balas que dejó la policía cuando los reprimieron mientras protestaban para pedir algo básico: agua.
Texto: Ana Alicia Osorio
Fotos: Félix Márquez
VERACRUZ. – En esos campos que hace unos años eran milpas y hoy desiertos, la policía sembró balas. En esos campos sobresale una grúa quemada por los pobladores, luego de que se intentara llevar el tractor donde la Secretaría de Seguridad Pública mató a los hermanos Cortina Vázquez, como parte de la represión contra quienes osaron pedir acción para resolver su problema.
Hoy llueve, un poco, pero el agua es consumida por la tierra seca. Hoy llueve, después de hace tres años que los pobladores del lugar no veían ese fenómeno natural, que empresas y grandes terratenientes han evitado a través de tecnología como cañones antigranizo.
Hoy llueve, pero los pobladores no festejan. En el bloqueo a media carretera Perote- Puebla solo pueden pensar en sus dos peticiones: justicia para sus muertos y que cierre la granja que aseguran les quita el agua.
Ese bloqueo no es el primero que hacen, de hecho, los pueblos de la zona entre Veracruz y Puebla, ya tienen un largo historial haciendo manifestaciones para luchar por el agua. Desde el 2020 se constituyó el Movimiento en Defensa del Agua de la Cuenca Libres-Oriental que se ha enfrentado a empresas como Audi, Granjas Carroll, Driscoll y lo que llaman terratenientes de la zona.
Desde entonces luchan porque dejen de utilizar cañones antigranizo – cuya efectividad no está comprobada- que bombardean las nubes, y porque se cancelen las concesiones que la brindado la Comisión Nacional del Agua a unas cuantas personas.
“En el 2020 porque se comienzan a acentuar las sequías estalla el problema, los ejidatarios dejaron de recibir el agua de lluvia para sembrar mientras que los terratenientes todos tienen los pozos de agua para riego de sus cultivos, pero lo grave es que los terratenientes bombardeaban las nubes con cañones antigranizo para que no se les destrozaran sus brócolis, sus papás floreando y lo hacían frente a nuestros ojos”, contó Renato Romero, dirigente del Movimiento.
Los pobladores aseguran que esos cañones antigranizos son usados por Granjas Carroll (dedicada a la cría de cerdos) y por Driscoll (productora de frutillas), así como por personas que tienen grandes extensiones de terreno, para evitar daños a su producción e infraestructura. Pero estos cañones bombardean las nubes, provocando que tampoco haya lluvias.
La presión que han hecho, provocó que en 2021 Puebla aprobara lo que ellos conocen como la “Ley antigranizo” que es una modificación a Ley para la Protección al Medio Ambiente Natural que prohíbe hacer uso de tecnología para modificar el ciclo natural de las lluvias. Pero la ley, dicen, es letra muerta.
En Veracruz, el movimiento no ha logrado que exista ninguna modificación legal. De hecho, las manifestaciones no han rendido frutos y aunque en la zona de Totalco ya han bloqueado en varias ocasiones, no han logrado tener avances en la negociación. Ni siquiera porque Perote, el municipio al que pertenece la comunidad, está considerado con sequía severa desde enero de este año y hasta la fecha, según el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua.
Inclusive, cuentan, los gobiernos han negado que esa tecnología exista o que se use. Pero los pobladores no les creen. No solo tienen la falta de lluvia como prueba, también tienen las propias bombas de los cañones que según dicen les entregan personas que trabajan en las empresas y que son del pueblo.
En 2020, Granjas Carroll negó el uso de esos cañones a través de un comunicado público y también aseguró que están cumpliendo las leyes para no contaminar. Pero hasta el momento, tras el asesinato de dos personas en una manifestación en su contra, no ha habido ningún posicionamiento. Las instalaciones que están cerca del plantón son rodeadas por policías privados mientras que la empresa opera con normalidad. Esa es solo una de las muchas instalaciones que tienen en la zona y contra las que protestan los pobladores.
Donde debería haber milpas grandes, hoy solo se ven unas cuantas matas de hierba seca y huesos de algún animal que aseguran murió por la sequía. Allí, este año, los campesinos de la zona optaron por no sembrar pues sabían que no había esperanza alguna de que su cultivo se lograra. Pero ellos no fueron los únicos, muchas personas hicieron lo mismo.
“Los ejidos están secos, polvorientos, apenas unas lloviznas estos días, toda la región no ha sembrado, el 90 por ciento (…) ya no hay tiempo de sembrar maíz, tal vez avena, otros ya ni eso van a sembrar, ya se perdió el año, se perdieron las cosechas”, dijo Romero.
Pero el panorama contrasta con aquellos ranchos de lo que llaman “terratenientes”, es decir personas de alto poder adquisitivo que cuentan con muchas hectáreas. La explicación es sencilla, ellos no dependen de las lluvias, sino que tienen alternativas para obtener agua para sus cultivos, alternativas que los pobladores les han negado.
“Mientras los ejidos están secos, no pueden sembrar, ya llevan años sin cosechas, los ranchos tienen cultivos verdes, frondosos, papas floreando, zanahorias por arrancar, trigos y cebada espigando, brócolis por levantar, riegan agua día y noche, con estructuras caras de riego por goteo (…) todos los ranchos tienen agua de riego y a los campesinos se las han negado”, contó el dirigente del Movimiento.
Explicó que cuando ellos han solicitado permisos para establecer pozos que abastezcan sistemas de riego, la respuesta de la Comisión Nacional del Agua es que la zona tiene una veda y no pueden obtenerlos. Pero en contraste, han podido observar cómo los ranchos siguen estableciéndolos sin que exista ningún problema.
“Tienen el agua acaparada y la Conagua se la niega a los campesinos”, sentenció.
Este año ha sido especialmente cruel para la zona. Las tierras están sin sembrar. Las pocas donde se atrevieron a hacerlo son cultivos perdidos. No había caído nada de agua de lluvia. Los campesinos no saben que harán, pues ese es su método de sustento.
Por eso, este año intensificaron las manifestaciones. Han hecho siete en total en la región y dos fueron en Totalco, Perote, una comunidad de unas 4 mil personas, según el INEGI. Allí, se prepararon con algunos vehículos y piedras para bloquear carretera Perote- Puebla.
Según cuentan, la Secretaría de Seguridad Pública llegó a intentar detener a algunos de los líderes, pero la Guardia Nacional lo impidió al no contar con los documentos necesarios. Poco tiempo después comenzó la represión, donde los elementos de la Fuerza Civil abrieron fuego contra las y los manifestantes.
Alberto y Jorge Cortina Vázquez eran dos de los habitantes afectados por la sequía. Pero según dicen la gente del pueblo uno estaba en la manifestación mientras que el otro regresaba en su tractor tras atender a su ganado. Al darse cuenta de las balas, intentaron irse en ese tractor pero la policía los persiguió.
Hoy, en el campo que debería estar sembrado, se ven las huellas del tractor intentando huir. Ahí se puede ver la desesperación, mientras la gente del pueblo cuenta cómo todos corrían de un lado a otro o se resguardaban entre los montículos de tierra seca, mientras los balazos sonaban tras de ellos.
Hoy, en esa tierra aún están algunos casquillos de balas y una grúa que horas después intentó llevarse el tractor, pero no lo permitieron. Ese tractor se lo llevó la familia de Alberto y Jorge a su casa, donde dan el último adiós a los jóvenes, mientras recuerdan que dejaron huérfanos a sus cinco hijos y cuentan cómo, además del campo, se dedicaban a una danza tradicional.
La FGE dijo que inició una carpeta de investigación, la Secretaría de Seguridad Pública que iniciaron una investigación de asuntos internos y la Secretaría de Gobierno dio un comunicado confuso en el que parecía justificar los hechos.
“Vinieron al plantón no a desalojarlo, vinieron a matar gente, ¿quién dio la orden? El plantón era pacífico (…) ¿Quién dio la orden de venir a reprimir a los campesinos que estaban demandando que Granjas Carroll se vaya de estas tierras porque saquen el agua y contaminan? Solo demandamos que los terratenientes les clausuren el pozo que tienen acaparado toda el agua del subsuelo, la lucha porque se vayan todas las empresas porque acaparan el agua y contaminan”, sentenció Renato Romero.
Saber quien dio la orden de disparar es una de las exigencias de las personas que aun permanecen en el plantón. Cárcel para quienes mataron es otra. Solucionar por fin su problema del agua, es la petición de fondo. Y buscan la manera de hacerse oir.
“No va a parar este desmadre hasta que esté fuera la granja”, dijo uno de los hermanos de los muertos.
“Queremos a granjas fuera”, “Es el momento de mandar a chingar a su madre a granjas”, gritan esporádicamente en el plantón.
Todas y todos están de acuerdo. Lo cometido fue un acto de represión por el que alguien debe pagar. Pero, además, no quieren pasar más tiempo con esos campos secos, esos cultivos sin sembrar y esas peticiones que han repetido: cierre a las empresas que les dañan y permisos para construir sus pozos de riesgo.
Fotógrafo independiente, enfocado en la cobertura de la violencia en México, los conflictos sociales, la infancia y los derechos humanos en Latinoamérica. Colaborador de diversos medios y plataformas nacionales e internacionales.
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