27 febrero, 2024
Para remediar la escasez del agua que llega al Valle de México, el gobierno Federal delinea un plan para traer agua de los acuíferos de Hidalgo, que desde hace cerca de cien años se recargan del drenaje de la Ciudad de México. El agua no es de buena calidad, indican expertos y estudios
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: Juan Pablo Zamora / Archivo Cuartoscuro 2021
CIUDAD DE MÉXICO.- Desde hace más de cien años el agua del desagüe de la Ciudad de México llega al estado de Hidalgo. Ahí riega sus praderas con aguas tratadas, y a veces, inunda algunas de sus zonas urbanas. Esa agua se ha ido infiltrando en los acuíferos de la región y ahora existe un plan para abastecer a la Ciudad de México con ella, pero su calidad, no es la mejor.
“Hace 20 años se descubrió que por el Gran Canal del desagüe, que se construyó en las épocas de Porfirio Díaz, es posible que todas las aguas de la ciudad, se canalizaran hacia allá. Estamos hablando de más de cien años. La naturaleza hizo su trabajo y se fue formando un acuífero, en la zona del Mezquital y la zona limítrofe de Hidalgo con el Estado de México, con un buen potencial de agua”, dijo hace dos semanas el presidente López Obrador al ser cuestionado por la escasez de agua que se vive en la zona metropolitana de la Ciudad de México.
La sequía que azota buena parte del territorio nacional ha provocado que la cantidad de agua que se lleva de las presas del sistema Cutzamala a la Ciudad de México y algunos de los municipios que colindan con ella, se reduzca de forma paulatina. Ahora, de los 12 mil 300 litros por segundo que suministraba, hoy solo dota de 7 mil 900, lo que está provocando una escasez que parece acentuarse durante la ola de calor que vivimos.
Para paliar esta y futuras sequías, el presidente López Obrador reveló que existe un plan a mediano plazo. Sin embargo, podría ser un contrasentido, como explica en entrevista Ricardo Ovando, coordinador de la Escuelita del agua, una iniciativa social que empodera a comités comunitarios en el manejo de sus propios sistemas autónomos de suministro de agua.
“Es un contrasentido estar sacando el agua (de desagüe) y después regresarla”, comenta Ovando, quién también es parte de la iniciativa Agua para todos, agua para la vida.
“Hay un proceso de saneamiento natural, sí, y el agua no ha dejado de fluir hacia allá, pero no es solo la calidad, además hay que preguntarnos a qué costo se va a regresar, a mí me parece un plan contraproducente”.
Con la irrigación que se hace de los campos de Hidalgo se ha podido nutrir el distrito de riego de Tula, y acuíferos como el de Alfajayucan, sin embargo son aguas negras, a veces tratadas, que se destinan a la agricultura, pues vienen no solo de las descargas domésticas de la ciudad, sino también de las industria que en ellas se quedan.
En una nota de El Economista, se rescata un trabajo de Rosalino Pérez, Rocío Jiménez, Blanca E. Jiménez y Alma Chávez, ingenieros del Instituto de Ingeniería de la UNAM, titulado ¿El agua del valle del Mezquital, fuente de abastecimiento para el Valle de México?. En el trabajo se establece que, debido a que estos acuíferos se abastecen de las infiltraciones del riego de un agua residual sin tratamiento, proveniente del drenaje, podría representar un alto riesgo para reciclar el agua infiltrada.
Si bien fue hasta el porfiriato cuando se concretó un acueducto que llevara el agua de la Ciudad de México fuera de ella, para evitar inundaciones, esfuerzos como ese se realizaron desde la caída de México Tenochtitlán.
Después de la invasión española la ciudad construida en islotes y chinampas en el ombligo de una gran laguna empezó a crecer sin control, y sin el conocimiento adecuado sobre el papel que jugaban los canales, los albardones, las acequias, y las compuertas para el equilibrio hidráulico de la ciudad. Las inundaciones no se hicieron esperar, y en 1604 el virrey en turno convocó un concurso para hacer un gran desagüe para la ciudad.
Así el Tajo de Nochistongo fue la primera salida artificial de la Ciudad. Fue propuesto en 1607 y se terminó 181 años después. Fue durante ese periodo, en 1629, que la ciudad permaneció bajo las aguas por más de 4 años.
Fue hasta el siglo XIX cuando el ingeniero Francisco Garay propuso construir el Gran Canal y así inició el acelerado proceso de desecación de los lagos. Estas obras iniciaron en 1867, durante el mandato de Maximiliano de Habsburgo, y se concluyeron el 17 de marzo de 1900, durante la presidencia de Porfirio Díaz.
Ninguna de estas obras han sido suficientes por el crecimiento exponencial de la población, y también por el hundimiento de la ciudad. Desde entonces se han implementado muchas obras monumentales con el mismo fin, el más reciente, el Túnel Emisor Oriente, que lleva más de 30 años en construcción, y que desecha parte de las aguas negras en el río El Salto, el mismo que desemboca en el río Tula que se desbordó hace casi tres años.
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A pesar de que el presidente dijo que se traería agua del estado de Hidalgo, no precisó exactamente de cuál de los diferentes acuíferos que hay en el subsuelo de ese estado se extraería el agua para la megalópolis.
“Cuando es hizo el aeropuerto (Felipe Ángeles, en Santa Lucía) se hizo un estudio y se demostró lo que ya habíamos descubierto desde hace más de 20 años: que existe ese acuífero. Pero de nuevo, no se trata de traer agua, sino que se vaya orientando el desarrollo urbano a donde hay agua”, aseguró el presidente el 14 de febrero pasado, cuando anunció el plan.
Sin embargo el desagüe de la ciudad desemboca kilómetros más al norponiente del aeropuerto, hacia el río El Salado y el Valle del Mezquital.
“El agua que se quiere traer Andrés Manuel es de otro acuífero. De Tula, que posiblemente tiene más disponibilidad que otros que están más pegados a la periferia y no presentan mucha sobrexplotación”, explica Ricardo Ovando.
El acuífero que se detectó en el aeropuerto de Santa Lucía corresponde a la cuenca Cuautitlán-Pachuca, mientras que otros como el Actopan-Santiago de Anaya, el del Valle del Mezquital y el de Alfajayucan están más al norte.
Al respecto, el gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, se ha mostrado dispuesto a la construcción de algún proyecto que lleve y trate el agua de Hidalgo a la capital del país.
Incluso aseguró que ya existe un proyecto denominado Actopan–Pachuca, el cual detalla acciones que permitirían combatir el desabasto tanto en la Ciudad como en el Estado de México, pero su futuro depende del financiamiento y de la viabilidad del proyecto.
Al respecto, el director de la Comisión Estatal del Agua del estado de Hidalgo, Juan Carlos Chávez González, sostuvo que la entidad no tiene inconveniente en surtir del líquido al Estado de México y a la capital del país, que padecen de escasez debido a la reducción
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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