A 13 años de la muerte de Samuel Ruiz, Obispo Emérito de la Diócesis San Cristóbal de las Casas, el sociólogo Antonio Flores, quien lo conoció en sus últimos años en Querétaro, recuerda su legado mucho más allá de la religión, sino en el mundo social y las organizaciones políticas
Texto: Eduardo Coeto / Centro Universitario de Periodismo de Investigación (CUPI)
Fotos: Ernesto Verdugo y cortesía Antonio Flores González
Infografías: Mario Ortega
QUERÉTARO. -Samuel Ruiz García fue una persona que pudo “transformar” las relaciones entre las comunidades indígenas de Chiapas y la Iglesia Católica, además de constituir “una iglesia intercultural” en la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, al “asumir”, respetar y posicionar “el pensamiento y la forma indígena” en su labor, consideró Antonio Flores González, quien colaboró con el Obispo Emérito entre 1992 y 1993.
Entrevistado con motivo de hacer un análisis del trabajo que distinguió al Obispo que falleció el 24 de enero de 2011, Flores González destacó que “gente como Don Samuel, en instituciones tan importantes como la Iglesia, sí son muy importantes para la transformación de esas relaciones”, además de enfatizar el trato que le dio a habitantes indígenas y los diálogos “horizontales” que construyó.
“La primera vez que lo conocí fue porque me mandaron a llevar unos papeles a la Diócesis, a la catedral, y se los tenía que entregar a él. Entonces fui a darle los papeles y estuve esperando, porque él estaba reunido con unas personas indígenas. me sorprendió porque estaba hablando Tzeltal, una lengua indígena (…)
“A mí me impactó mucho eso ver a un Obispo muy acá, hablando una lengua indígena, sentado y cotorreando con la gente, en ese momento no tenía atuendo [religioso] hasta eso también es la horizontalidad y después del trabajo intenso (…)
“Trabajaba desde muy temprano, hasta la noche estaba en reuniones laborando y recibiendo gente, atendía a todo el mundo”, recordó Antonio Flores, quien llegó a Chiapas en 1992, antes del levantamiento del EZLN en enero de 1994. El exsecretario Académico de la FCPS estuvo principalmente en Comitán.
Entre flores, cantos, rezos y otras tradiciones, la gente se reunió a finales de enero del 2011 para despedir a “Tatic” en su funeral en la catedral de San Cristóbal.
Fue ese intercambio de culturas el que caracterizó las ceremonias de la palabra, durante la homilía: “si algo particulariza la presencia de Don Samuel en San Cristóbal, yo creo que es que constituyó una iglesia intercultural (…) lo que hizo es asumir como el pensamiento y la forma indígena”, expresó el sociólogo de formación y catedrático de la UAQ.
Asambleas religiosas; diálogos horizontales con feligreses e intercambio de reflexiones para solucionar las problemáticas sociales, eran parte de las ceremonias de la palabra por Don Samuel: “Esos espacios religiosos, son espacios de integración, de fortalecimiento de identidad, son espacios de formar comunidad. (…) Las ceremonias sí son entusiastas en ese sentido.”
Durante la entrevista, Antonio Flores recordó los inicios y el cambio que trajo don Samuel Ruiz a Chiapas, desde los sesentas-setentas del siglo XX: “Entonces Don Samuel llega a esta sociedad y tiene la sensibilidad, la percepción de que la Iglesia debe hacer otra cosa y empieza un trabajo de pastoral social muy fuerte (…)”.
“La gente empezaba a reclamar sus derechos, donde la gente se daba cuenta de las injusticias y se organizaba y asumía la transformación de esa realidad. Obviamente que eso es un Obispo incómodo. (…)Creo que, gente como Don Samuel, en instituciones tan importantes como la Iglesia, sí son muy importantes para la transformación de esas relaciones».
“Ese sentido comunalista está ahí, antes de Don Samuel, y se ha transformado o cambiado, desde luego que sí, han sufrido transformaciones porque la realidad, el contexto, se ha transformado: Chiapas es otro”, expresó Flores González.
Antonio Flores enfatizó que no solo la figura de Don Samuel fue de importancia, sino el esfuerzo de más gente, entre feligreses y laicos; indígenas y no indígenas: “[Antes] veías indígenas en San Cristóbal, pero no vivían ahí. Llegaban a comerciar, a trabajar y se regresaban a sus comunidades, San Cristóbal era para los coletos”.
El académico y especialista en Desarrollo local destacó la importancia de “hacer instituciones que acepten la multiculturalidad de nuestra sociedad. Él lo hizo en San Cristóbal de las Casas y generó una transformación tremenda. Influyó mucho más allá que solamente en el mundo religioso: en el mundo social, en las organizaciones políticas también de Chiapas”.
El Obispo emérito nació el 3 de noviembre de 1924 y vivió sus últimos 7 años en la ciudad de Querétaro, para después hospitalizarse en Ciudad de México, conserva un aula con su nombre, “Samuel Ruiz García”, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAQ.
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