La tarde de este martes falleció José Agustín, el gran referente de la contracultura en México, el preludio de la generación del 68. Su familia informó que el escritor falleció en Morelos, a los 79 años. Su literatura ayudó a una nueva generación a tomar por asalto el escenario cultural del país
Texto: José Ignacio De Alba y Camilo Ocampo
Foto: Archivo Pedro Vatierra / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO. – La noticia sobre la muerte del siempre joven y rebelde José Agustín, la dio a conocer su hijo Andrés Ramírez mediante un comunicado en Facebook.
«Con profunda tristeza comunicamos el fallecimiento de José Agustín, quien era esposo, padre, hermano y abuelo, además de ser un devoto escritor apasionado por la literatura y la música, y siempre comprometido con sus lectores de todas las edades. Se despidió en paz, rodeado del cálido amor de su familia».
José Agustín fue la vanguardia de su generación, el joven que ayudó a derrocar el régimen moral que dominaba la vida pública de los años sesenta. Cuando apenas tenía 16 años publicó La Tumba (1964), que se convirtió en un hito para los jóvenes de su generación. En este trabajo – editado por Juan José Arreola- devela temas centrales para la época, como el desencanto hacia las instituciones tradicionales, la experimentación con drogas y la búsqueda de la identidad.
La literatura de José Agustín fue la del rock and roll. Con un estilo directo y fresco retrató a la juventud, pero no solo eso. Atrajo a millares de chavos a leer.
La versatilidad de Agustín lo llevaron a incursionar más allá de la novela, hizo cine, poesía y teatro. Fue un escritor que dividió, incluso a grandes intelectuales. Mientras fue aplaudido por José Luis Martínez, Salvador Novo, Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis. Otros, como Octavio Paz, lo menospreciaron.
Fue parte de una corriente literaria de “La Onda”, denominada así por la escritora Margo Glantz. Esta generación logró romper las vetustas normas morales, pero también propuso un lenguaje nuevo, joven, tan cotidiano que fue subversivo.
Aunque José Agustín decía que era acapulqueño, la realidad es que nació en Jalisco en 1944. El chico que se convirtió en un ícono para la generación del 68, era, paradójicamente, hijo de un piloto militar. Aunque el escritor contó en diversas entrevistas que tuvo una buena relación con su padre, incluso que apoyó su carrera de escritor.
Después de La Tumba, escribió Inventando que sueño (1968), Se está haciendo tarde-escrito desde la cárcel- (1973), El rey se acerca a su templo (1977), Ciudades desiertas (1982), Cerca del fuego (1987), Dos horas de sol (1994) y Vida con mi viuda (2004), entre otros. Además, con su peculiar estilo, escribió un volumen sobre la historia de México llamado Tragicomedia Mexicana, que narra de forma sarcástica los acontecimientos políticos ocurridos entre los sexenios 1940 y 1994.
La crítica y el elogio acompañaron a José Agustín a lo largo de su carrera. Elena Poniatowska describió su impacto como «la alegría en la literatura, el ingenio, la nueva forma de escribir», mientras él mismo se negó a ser etiquetado dentro de corrientes literarias, rechazando las limitaciones de las palabras formales y el vocabulario académico.
En 2009, un accidente en Puebla, lo obligó a parar de escribir y desde entonces su estado de salud se deterioró. El 2 de enero de este año, la noticia de su despedida se hizo pública a través de su hijo, quien compartió la extremaunción que recibió de un sacerdote «amigo, católico, zapatista, teólogo de la liberación». José Agustín, rodeado de su familia en Morelos, expresó: «Con esto ya mi trabajo aquí se va terminando».
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona