A unos meses de iniciar el proceso electoral de 2024, la presidencia del Instituto Nacional Electoral se enredó en nombrar a los responsables de distintas áreas estratégicas para llevar a cabo las próximas elecciones. ¿Esto es reflejo de una crisis o de la vida democrática al interior del árbitro electoral? Aquí algunas respuestas
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Rogelio Morales / Archivo Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO. – El consejo del Instituto Nacional Electoral determinó un plazo de 30 días para que la consejera presidente, Guadalupe Taddei, presenta las propuestas que ocuparán los altos cargos en el gabinete del INE. Y también, de las renuncias que, como cascadas, han inundado su gabinete al final de 2023.
La controversia llega después de que Taddei propusiera a dos funcionarios para la secretaría ejecutiva: Miguel Ángel Patiño y María Elena Cornejo, quienes ya han ocupado esa oficina como encargados de despacho desde que Taddei ocupa la presidencia.
Además de la secretaría general, los nombramientos pendientes son: la Dirección Ejecutiva de Administración, la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos, la Dirección Ejecutiva del Servicio Profesional Electoral Nacional, la Unidad Técnica de Fiscalización, la Unidad Técnica de lo Contencioso Electoral, la Unidad de Transparencia, la Coordinación de Comunicación Social y la Dirección Jurídica.
Sin embargo, la decisión parece estar en un laberinto, pues al interior de la dirección del INE la confrontación de visiones sobre cómo y con quiénes debería funcionar el árbitro electoral no encuentra consensos.
Esto cobra relevancia a unos meses de que inicie la elección más grande de la historia, la de 2024. Pues en esta, no solo se renovará la presidencia de la República y las gubernaturas de 9 estados, sino también, se definirá la continuidad de proyectos políticos y visiones de país.
¿Estamos viviendo una crisis democrática, como auguran analistas y comentaristas políticos?
Para Oswaldo Chacón, doctor en Ciencia Política y expresidente de la Asociación Nacional de Consejerías Electorales, la «crisis» en realidad es un reflejo de la vida democrática en su máxima expresión.
«Lo que estamos viviendo es un proceso que en principio tendría que ser parte de la dinámica de un organismo colegiado: que haya puntos distintos respecto a los diferentes temas de la agenda de la institución. Es normal, aunque llama la atención la forma tan beligerante como se están manifestando las posiciones encontradas».
No es un secreto, desde el inicio de este sexenio el gobierno federal entró en un conflicto abierto con el Instituto Nacional Electoral, principalmente con su exconsejero presidente, Lorenzo Córdova.
La llegada de Guadalupe Taddei Zavala al relevo de Córdova fue el reflejo de esta división: pues su nombramiento, único en la historia, fue a través de una tómbola, después de que la Cámara de Diputados no llegara a un consenso para designarla a ella y otros tres relevos en el Consejo del INE.
Oswaldo Chacón parte de esta realidad para explicar lo que está en disputa al interior del INE.
«Con el relevo escalonado de 4 consejerias, incluída la presidencia, el colegiado entró en una nueva dinámica donde quienes se quedaron han mantenido una línea de respeto a la estructura que estaba vigente en el INE. Las consejerías que llegaron trataron de hacer ajustes, pero desde el principio no hubieron consensos con los perfiles propuestos para ocupar los cargos de la estructura directiva».
Aunado a la falta de consensos y acuerdos, la renuncia de personal de la estructura directiva ha azuzado todavía más las divisiones al interior del INE. «No conocemos las razones por las que se están separando de sus cargos, pero se pueden intuir: pareciera que no hay mucha química respecto a la presidencia con esa estructura que heredó y había operado las elecciones pasadas».
Sin embargo, para el especialista esto no es la antesala de un conflicto que pueda poner en riesgo el próximo periodo electoral. Chacón explica sus razones.
En el INE hay consejerías, representantes de los partidos, y es, en síntesis, un organismo plural que no descansa en las decisiones de su presidencia.
«El INE es un organismo colegiado. O sea, que en el INE no hay decisiones unipersonales. Eso pudiera generar confianza en que los trabajos no estarán en riesgo en su integridad».
La otra razón que apunta, es que el INE «es una institución que descansa en un servicio profesional de carrera muy confiable. Desde hace unos años se dice que el servicio profesional de carrera del INE es de los más confiables del país. Hay capital humano profesionalizado que nos hace pensar que los trabajos de la institución no están en riesgo, al margen de las diferencias del espacio político, que es el consejo general».
Lo que sí identifica Oswaldo Chacón es que, de prevalecer la división al interior de la dirección, el proceso electoral pudiera correr algunos riesgos:
«En el acuerdo que aprobaron se dio un plazo para que la presidencia del consejo presente perfiles que los integrantes del consejo puedan aprobar. Si no se aprueban en ese plazo, se puede establecer uno nuevo, y se corre el riesgo de que podamos pasarnos así una buena parte del proceso electoral. Y aunque hay una estructura de base del sistema profesional de carrera, que es la que saca los trabajos, los titulares de las áreas son los que van marcando las directrices operativas, logísticas, políticas y de seguridad».
Chacón concluye que, las dferencias en el INE, y también en los nombramientos pendientes del Instituto Nacional de Acceso a la Información y del Tribunal Electoral, es reflejo de una «lucha por el control de estas instituciones, de dos visiones distintas de cómo deberían de funcionar».
«Las instituciones son la base para el éxito democrático, y un país como México, con una democracia joven, no se puede dar el lujo de que sus instituciones permanezcan en un escenario de caos».
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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