Los tiburones no solamente no suelen ser agresivos para los seres humanos, sino que son clave para la buena salud de los ecosistemas marinos. Son un depredador de vértice y como tales mantienen el equilibrio entre muchos otros habitantes de los mares
Por Eugenio Fernández Vázquez X @eugeniofv
Invadir ecosistemas y apostar por el turismo y no por la naturaleza cuesta vidas. La semana pasada una mujer murió en una playa de Jalisco después del ataque de un tiburón toro. El hecho es muy excepcional —los seres humanos no somos presa natural de los escualos y los ataques no llegan ni al medio centenar en los últimos cien años—, y es también muestra de los riesgos tan terribles del turismo de masas, sobre todo cuando se lo practica en lugares que deberían estar reservados para la naturaleza.
El ataque ocurrió cerca de una gran instalación flotante con diversos juegos que se instaló varios metros hacia dentro del mar frente a la playa de Melaque, en el municipio de Cihuatlán. Una primera reacción de muchos después del incidente fue emprenderla contra el tiburón y el gobierno de Jalisco, por ejemplo, anunció que se busca al individuo con apoyo de las cooperativas de pescadores, aunque no se aclaró con qué fin. La culpa del hecho, sin embargo, la tienen en realidad quienes permiten que se instalen dispositivos como ese parque sin tomar las precauciones debidas y quienes esperan que la naturaleza se repliegue mientras las economías humanas se expanden.
Aunque los avistamientos de tiburones en las playas turísticas de Jalisco son raras, las interacciones entre humanos y tiburones toro son comunes en México y en el mundo, porque se trata de un animal que tolera muchos grados de salinidad y al que le gustan las aguas someras. No sólo eso, sino que Barra de Navidad es un área que, más que dedicarse al turismo, debería ser un área de protección de tiburones, porque se trata de una de las zonas que científicos han identificado como “área de importancia para los tiburones y las rayas”. Otras áreas como ésa en el litoral pacífico mexicano son la Bahía de Banderas, en Nayarit; gran parte de la costa michoacana; los alrededores de Huatulco y Mazunte, en Oaxaca, y toda la costa de Chiapas.
Los tiburones no solamente no suelen ser agresivos para los seres humanos, sino que son clave para la buena salud de los ecosistemas marinos. Son un depredador de vértice (hay pocas especies que coman tiburones, pero los tiburones comen a muchas especies), y como tales mantienen el equilibrio entre muchos otros habitantes de los mares. Especies como los tiburones toro que, además, se alimentan en aguas poco profundas, mantienen a raya los números de sus presas en esas zonas, con lo que facilitan la conservación de arrecifes, bosques de macroalgas y otros ecosistemas clave para frenar la erosión de las playas, reducir la fuerza del oleaje y mantener sanas las pesquerías del litoral.
Así las cosas, es un error apostar por la expansión del turismo hacia esa parte de la costa. Por un lado, al hacerlo se pondrá en todavía mayor peligro a este grupo de peces que son tan importantes. Por el otro, hacerlo provocará mayores interacciones entre tiburones y personas, aumentando el riesgo de ataques. Si, para colmo de males, esa expansión del turismo viene acompañada por la instalación de inflables como el que había en el agua cuando ocurrió el ataque de Melaque, la probabilidad de que se registren más incidentes será alta.
Los inflables como ése se parecen mucho a los dispositivos de agregación de peces que se usan en la pesca industrial. Se trata de plataformas bajo cuya sombra se agrupan muchos peces y, por tanto, a los que los tiburones suelen acudir, porque han aprendido que ahí hay alimento. Poner ese parque acuático en un área de importancia para tiburones parece, así, muy mala idea.
Urge que las autoridades tomen medidas mucho más sólidas y radicales en la protección de nuestras costas. Hace falta un trabajo de regulación constante, basado en ciencia, que privilegie la conservación de la biodiversidad y la potenciación de economías locales y regenerativas por encima de los intereses de los grandes capitales del turismo.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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