La oposición ya dio el primer paso y el proceso de selección interna de Morena rumbo a la elección presidencial de 2024 está llegando a su recta final. ¿Qué nos dice el pasado de los aspirantes de cara a la sucesión?
Texto: Alejandro Ruiz
Fotos: Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO. – Ahora que el Frente Amplio Opositor definió su candidatura, el único pendiente rumbo a 2024 es la candidatura de Morena. El próximo 3 de septiembre culmina el proceso de consulta interna para que definan a su coordinador en defensa de la Cuarta Transformación. La misma persona que se convertirá en el virtual candidato a la presidencia en 2024.
Con la popularidad del presidente López Obrador en la bolsa, la punta de las encuestas parece ser una pelea a muerte.
¿Cuáles son las opciones en la lista de quienes podrían ser el próximo presidente (o presidenta) de la República?
La lista de aspirantes del partido oficial integra a políticos que desde hace décadas han estado en la vida pública nacional. Sus perfiles son distintos, y su trayectoria política puede adelantar la visión de gobierno que permeará en caso de resultar vencedores en la elección presidencial.
Este es un repaso breve de la historia que los llevó a donde están.
Con una larga trayectoria en la política nacional, el ex canciller Marcelo Ebrard es uno de los nombres que encabezan las encuestas para ser el candidato presidencial de Morena en 2024.
Sus inicios, como la mayoría de los políticos de Morena, fueron en el Partido Revolucionario Institucional. Ahí, Ebrard empezó su carrera en 1981, en el entonces gobierno del Distrito Federal (hoy Ciudad de México). En esa época participó en el movimiento de reconstrucción de la ciudad por el sismo del 88, y en la elaboración de la Ley General de Protección Ambiental.
Después, en 1989 Marcelo fue designado secretario general del PRI en la capital, convirtiéndose en un operador político de alto rango que aseguró la continuidad del tricolor frente a un naciente Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Su trabajo le valió convertirse en secretario de gobierno de la capital en 1992, bajo la jefatura del priísta Manuel Camacho Solís.
En 1995, Ebrard renunció al PRI. Dos años después, en 1997, coqueteó con el Partido Verde Ecologista y se convirtió en diputado federal externo. Pero en menos de un año se distanció del Partido Verde y se declaró diputado independiente.
Su cargo terminó en el 2000, el mismo año en el que, junto a Camacho Solís, fundó el partido Centro Democrático. Ese año, Ebrard buscó ser jefe de gobierno del Distrito Federal, pero su rival perredista, Andrés Manuel López Obrador, arrasaba las encuestas.
Ebrard declinó a favor de López Obrador, quien se convirtió en jefe de gobierno. A partir de entonces, la vida de los dos políticos ha ido de la mano. Ebrard fue llamado para integrar el gabinete de López Obrador como secretario de seguridad pública. Bajo ese cargo, contrató como asesor al exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, para implementar un programa de seguridad que fue catalogado como racista y clasista. Su misión fue rescatar el Centro Histórico, pero acarreó problemas de desplazamiento de la criminalidad y desalojos de viviendas.
En 2004, un linchamiento de tres policías federales en Tláhuac provocó que el entonces presidente, Vicente Fox, lo removiera de su puesto. El entonces Distrito Federal aún no contaba con plena autonomía. El conflicto se da en medio de una serie de tensiones entre el gobierno de López Obrador y Vicente Fox.
En 2005, López Obrador lo rescató políticamente al nombrarlo secretario de Desarrollo Social. Ese mismo año renunció a su puesto, y rebasando por la derecha a sus compañeros perredistas se convirtió en el candidato de la izquierda para el gobierno de la Ciudad. En 2006 ganó la elección, apoyado por una coalición entre varios partidos, como el PRD, el PT y Convergencia (Ahora Movimiento Ciudadano).
En su administración promovió alternativas de transporte ecológicas y aumentó la capacidad de éste en la Ciudad y dio un impulso fuerte a la agenda de género, pero también crecieron los abusos policiales.
Entre los hechos más polémicos está la tragedia de la discoteca News Divine, donde un operativo provocó una estampida y 13 jóvenes fallecieron. Otro de los grandes reclamos es la corrupción asociada a la construcción de la Línea 12 del Metro.
En 2011, Ebrard participó en la contienda interna del PRD para ser el candidato a la presidencia en 2012. Su rival fue Andrés Manuel López Obrador, quien se postulaba en medio de un conflicto entre dos corrientes internas del PRD: la de Los Chuchos, dirigida por el actual presidente nacional del partido, Jesús Zambrano y Jesús Ortega y la más cercana al obradorismo, que en ese momento se agrupaba en torno a Dolores Padierna.
Ebrard tomó distancia con otra corriente del PRD en la Ciudad de México al despedir a su secretario de desarrollo social, Martí Batres, quien ya había anunciado sus intenciones para contender ala jefatura de gobierno, y apoyar a quien fuera el Procurador general de justicia de la ciudad, Miguel Ángel Mancera.
La encuesta interna del PRD dio por ganador a López Obrador, y Ebrard declinó para ir en unidad a la elección, bajo la promesa de que, de ganar la presidencia, sería integrado al gabinete como secretario de Gobernación.
Peor en 2012, con el país metido en una espiral de violencia, el PRI recuperó la presidencia tras dos sexenios gobernados por el PAN. El candidato perredista obtuvo 15 millones de votos frente y quedó en segundo lugar, a una distancia de 7 puntos porcentuales de Enrique Peña Nieto.
Ebrard buscó colocarse en algún puesto político pero las disputas internas en el PRD no parecían augurarle un buen futuro y en 2015 le negaron una candidatura al Congreso. Su alternativa fue un viejo conocido: Movimiento Ciudadano. Pero el Tribunal electoral le negó la candidatura por participar en los procesos de elección de dos partidos. Ebrard dejó el PRD y el país, Se refugió en Francia.
En 2016, reapareció en Estados Unidos apoyando la candidatura de Hilary Clinton a la presidencia. En 2018 regresó a México y se incorporó a Morena para apoyar la campaña de López Obrador, y después convertirse en su secretario de Relaciones Exteriores, donde se encargó de dirigir la política migratoria entre México y Estados Unidos, uno de los pendientes de la actual administración federal.
Claudia Sheinbaum ha tenido una carrera política más discreta, pero no menos trascendente. Destaca que es la primer mujer en ser electa como jefa de gobierno de la Ciudad de México, y que tuvo que enfrentar una pandemia en una megalópolis.
Su trayectoria política siempre ha sido en movimientos de izquierda. Primero, como activista universitaria en los 80, y después como militante del PRD desde 1989.
Su ex esposo, Carlos Imaz, fue fundador del PRD, presidente del partido antes del 2000, y jefe delegacional de Tlalpan en 2003. Durante su gestión se destapó un escándalo que vinculaba a colaboradores cercanos del jefe de Gobierno, entre ellos René Bejarano bajo el cobijo de Rosario Robles, recibiendo dinero del empresario Carlos Ahumada para promover las campaña de López Obrador para la presidencia de 2006. Imaz aceptó los cargos, y renunció a la jefatura de Tlalpan, pero no al partido.
Sheinbaum ocupó la Secretaría del Medio Ambiente durante la jefatura de gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Sus acciones, contradictorias a su secretaría, se concentraron en construir dos de las obras más cuestionables de aquellos años: el segundo piso del Periférico, un puente en Santa Fé que se comió gran parte del bosque de aquella zona, y el distribuidor vial San Antonio.
También construyó la primera línea del Metrobús.
En 2006, y pese a los escándalos de corrupción que salpicaban a su ex esposo, Sheinbaum fue la vocera de la campaña presidencial de López Obrador, y tras el fraude electoral, participó en la defensa activa del movimiento, primero con el autodenominado gobierno legítimo, y después en los plantones en la defensa del petróleo.
En 2014, cuando el obradorismo abandonó el PRD para fundar Morena, Sheinbaum hizo lo propio. Un año después, en 2015, fue jefa delegacional de Tlalpan por Morena, partido que por primera vez participaba en un proceso electoral.
En 2016 se separó de Carlos Imaz, pero la polémica no la abandonó, pues durante el sismo de 2017, el desplome del colegio Rebsamen provocó la muerte de 26 personas, entre ellas 19 niños.
Ese mismo año, Sheinbaum ganó la encuesta interna para ser la candidata a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. Su victoria se dio sobre figuras importantes en el partido, como Mario Delgado, Ricardo Monreal y Martí Batres, a quien después incorporó a su gabinete.
En 2018 Claudia Sheinbaum ganó la elección de la capital del país con más de 2 millones de votos.
Su administración, con claroscuros, ha estado marcada por una confrontación constante con grupos feministas, y desencuentros con colectivos de búsqueda de personas desaparecidas y pueblos originarios, que la acusaron de querer gentrificar sus territorios.
También, por la caída de la Línea 12, en 2021, aunque rápidamente Sheinbaum inició una investigación contra las empresas responsables que implicaban al entonces canciller, Marcelo Ebrard y al empresario Carlos Slim.
Su gobierno enfrentó la crisis sanitaria por la pandemia del Covid-19, donde muchas veces se negó a cambiar al semáforo rojo epidemiológico, aunque implementó una gran estrategia de vacunación en distintas zonas de la Ciudad. Aún así, Morena perdió más de la mitad del control de las Alcaldías. Algunos factores que explican esto es la inexperiencia política de su gabinete, y la caída de la línea 12.
En 2023 renunció a su cargo como jefa de gobierno para aspirar a la presidencia entre acusaciones que le criticaban estar en campaña desde meses atrás, desatendiendo las tareas del gobierno de la Ciudad.
Inicia su actividad política en 1975, afiliándose al PRI en su estado natal: Zacatecas.
Diez años después, en el 85, Monreal obtendría su primer cargo político: regidor del municipio de Fresnillo.
Posteriormente, y hasta 1998, alternó entre dos diputaciones y un cargo como senador. Todos por el PRI.
En ese año, y después de que el partido tricolor le negara contender por la gubernatura de Zacatecas, López Obrador lo invita formalmente al PRD, ofreciéndole la candidatura. Monreal aceptó, y ese mismo año se convirtió en el primer gobernador de un partido de izquierda en Zacatecas.
Eso asentó el poder de su apellido en ese estado, donde él y sus hermanos han sido acusados de operar negocios ilícitos, y relacionarse con narcotraficantes. Las acusaciones no se han comprobado, aunque en 2013 un empresario zacatecano cercano a la familia Monreal intentó asesinarlo a él y su hermano, David, ahora gobernador de Zacatecas.
Sin embargo, tras su cargo en la gubernatura, Ricardo Monreal soñó en escalar hacia la presidencia de la república, y en 2004 participó en la elección interna del PRD, para después sumarse a la candidatura de López Obrador y coordinar su campaña en 2005.
Después de eso, Monreal abandonaría el partido y se incorporaría al Partido del Trabajo, donde sostendría fuertes desencuentros con sus fundadores. Sin embargo, la habilidad política de Monreal lo convertiría en senador por el PT de 2006 a 2012, llegando a ser incluso coordinador de la bancada del partido en la cámara alta.
Ese mismo año, Monreal volvería a sumarse a la campaña presidencial de López Obrador, ahora, desde el partido Movimiento Ciudadano, el cual lo llevaría a ser diputado federal hasta 2015.
A partir de ese año, Ricardo Monreal se adhiere a Morena, ganando la jefatura delegacional de la Alcaldía más importante de la Ciudad de México: la Cuauhtémoc.
Su paso, estuvo marcado por acusaciones de corrupción y extorsión, una de ellas: otorgar contratos para obras a empresas ligadas a su familia.
Otra, ocurrió en 2016, cuando su director jurídico, Pedro Pablo de Antuñano, fue detenido en la Ciudad de México por presuntamente portar dinero de procedencia ilícita. Los cargos en su contra fueron retirados en 2017.
También, durante su gestión, la Alcaldía repuntó en delitos de alto impacto como el homicidio, secuestro y extorsión.
En 2017 Monreal participó en la encuesta interna de Morena para ser candidato a jefe de gobierno de la Ciudad de México, batalla que perdió frente a Claudia Sheinbaum.
Un año despupes fue electo senador, llegando a ocupar el cargo máximo en la Junta de Coordinación Política, desde donde Monreal se encargó de operar la aprobación de las reformas promovidas por el presidente López Obrador.
Sin embargo, un rencor quedó en el zacatecano, y durante la elección de 2021, acusan integrantes de Morena, Monreal operó en contra y saboteó la candidatura de Dolores Padierna a la Cuauhtémoc, apoyando con sus operadores políticos a la actual alcaldesa, Sandra Cuevas.
El hecho le valió un distanciamiento con el presidente López Obrador.
Inicia su actividad política en 1976, afiliándose al PRI en Tabasco, donde llegó a ocupar cargos en el gobierno, como subsecretario de Protección Civil y Prevención Social, presidente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, y coordinador de campaña del ex gobernador Manuel Andrade Díaz.
Esos cargos, principalmente el de la Junta de Conciliación y su Notaría, le valieron una amistad con López Obrador por esos años, quien previamente ya tenía cercanías con el padre de Adán Augusto, Payambé López Falconi, el único notario que ratificaba las asambleas que Andrés Manuel lidereaba para defender los pozos petroleros.
En 2001, Adán Augusto López renuncia al PRI y se incorpora al PRD, llegando a ser el coordinador estatal en Tabasco de la campaña presidencial de López Obrador en 2006.
Posteriormente, y hasta 2013, se desempeñó como diputado plurinominal, diputado federal y senador de la república por ese mismo partido.
En 2014, Adán Augusto fue uno de los primeros perredistas que renunció al partido para seguir a López Obrador en la conformación de Morena, convirtiéndose, en 2016, en presiente estatal del partido.
Posteriormente, en 2019, Adán Augusto ganó la elección a la gubernatura de Tabasco, cargo que tan solo ocupó dos años, cuando el presidente López Obrador lo invitó a integrarse a su gabinete como secretario de gobierno.
Silencioso, sobre Adán Augusto solo pesa una acusación pública: sus vínculos con el Cártel Jalisco Nueva Generación, a quienes presuntamente favoreció cuando era gobernador de la entidad.
El ex secretario de gobernación negó las acusaciones.
Noroña inició su actividad política como militante independiente de movimientos de izquierda en la Ciudad de México en la década de los 80.
A finales de esos años, Noroña se unió al entonces Frente Nacional Democrático, el antecedente directo del PRD. Inclusive, en la construcción del partido, Noroña llegó a ocupar una diputación bajo las siglas el Partido Mexicano Socialista.
Como miembro fundador del PRD, Noroña se encargó la conformación de los núcleos de base, y de tareas de comunicación y organización del Comité Ejecutivo Nacional.
Cercano al ahora subsecretario Alejandro Encinas, Gerardo Noroña apoyó su candidatura para ser dirigente nacional el PRD, pero el rompimiento con el ala de Los Chuchos hizo que, cuando Encinas fue neutralizado, Noroña renunció al partido.
Un año después, en 2009, fue diputado federal independiente, arropado por el PT. En 2018, volvió a ocupar este cargo.
Participó en la defensa activa del voto durante la elección presidencial de 2006, y protagonizó distintas protestas contra Felipe Calderón que le valieron arrestos por parte del Estado mayor presidencial.
En 2016, este partido lo postuló como candidato a la presidencia, pero declinó a favor de Andrés Manuel López Obrador.
Es el primer militante del Partido Verde en convertirse en gobernador, concretamente en el estado de Chiapas.
Antes de eso, Manuel Velazco Coello había sido senador, diputado federal y diputado local.
Su paso por la gubernatura en Chiapas estuvo marcado por fuertes actos de represión contra el magisterio, un elevad nivel de gastos de publicidad e imagen, y un extenso catálogo dde comentaris racistas contra los pueblos indígenas, particularmente un acto: cuando el entonces gobernador fue cargado por indígenas como si fuera un emperador.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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