A María Herrera le han desaparecido a cuatro de sus hijos, pero eso no la detiene. A 15 años de iniciar su búsqueda, ella lo dice claro: «nuestros hijos no son números, son personas que tienen madres y familia que los siguen buscando»
Texto y foto: Kau Sirenio
CIUDAD DE MÉXICO. – A 15 años de la desaparición forzadas de sus hijos Raúl y Jesús Salvador Trujillo Herrera, doña María Herrera llegó a la Estela de la Luz en el Paseo de Reforma para recordar que sigue tras las huellas de sus hijos.
Llegó a mediodía, acompañada de familiares y activistas, para colocar una ofrenda floral, y asistir a una misa que ofició el sacerdote José Francisco Mendez.
Ahí, sobre la avenida que se convirtió en anti monumentos de la memorias de los crímenes de Estados, la madre de los desaparecidos soltó las palabras frías que carcomen a la familia de cientos de personas desaparecidas en México:
“Las personas que nos escuchan piensan que nunca le va a pasar, dicen que a nuestros hijos les pasó porque en algo andaban o algo hicieron, pero van a tener a sus hijos, a sus familias abrazándole en su casa, mientras a un delincuente no se le ocurra ponerle la mirada en alguien de su familia”.
Entre la indignación, María Herrera repitió una y otra vez las mismas palabras que la ha acompañado durante 15 años, casi en todos los rincones de México donde ha buscado algún indicio que le permita saber que pasó con Raúl y Jesús Salvador, desaparecidos en Atoyac de Álvarez, Guerrero, el 29 de agosto de 2018.
Mientras buscaba a Raúl y Jesús Salvador, fueron desaparecidos sus otros dos hijos: Gustavo y Luis Armando, en Poza Rica, Veracruz, el 22 de septiembre de 2010. De ahí, la voz quebrada de María Herrera, quien sigue sin saber que pasó con sus muchachos.
“Nuestros hijos no son números, son personas que tienen madres y familia que los siguen buscando, por eso estamos aquí, porque nos faltan los 43 y nuestros hijos también” gritó con el puño en alto.
Cada palabra que emana de la boca de María Herrera se va tejiendo entre la esperanza y el dolor. Ella no solo ha pedido por sus hijos, sino que aconseja y alienta a otras familias a seguir de pie, pero sobre todo, pedirle a los perpetradores que les digan en dónde dejaron a sus hijos.
“Dígannos dónde dejaron sus restos para ir por ellos y darles una sepultura digna” dijo con una mirada de acero húmeda por las lagrimas de todos los días.
Luego se va con las buenas recomendaciones:
“Decirle a todas las madres de familia, por medio de los medios de comunicación que están aquí, que cuiden a sus hijos, que si ven que llegan haciendo algo indebido, o están haciendo algo indebido, tengan la bondad de corregirles y de llamarles la atención”.
Cuando el miedo abandonó la plazoleta, María Herrera agregó: “Cuiden a sus hijos que no se acerquen a quienes les ofrezcan trabajo fáciles, para ellos, trabajo fáciles es deshacerse de nuestros hijos, descuartizarlos, matarlos y tirarlos en lugares donde saben y piensan que no los vamos a encontrar”.
Al gobierno federal le pidió que busquen a sus hijos, pero recalcó que, pese al dolor de las familias de los desparecidos, ella no quiere enemistarse con el Estado, sino formar la estructura de paz para acabar con las desapariciones forzadas.
“Queremos ayudar a hacer o a formar constructores de paz, porque no nos queda de otra, este dolor no tiene lugar en ni un lado, solo buscando la paz”.
Al presidente Andrés Manuel López Obrador le envió un mensaje, bajo la sospecha de que el censo gubernamental rasurará el Registro Nacional de Personas Desaparecidas:
“Para el gobierno, los desaparecidos solo son números. Ellos no piensan que tienen un rostro, que tienen una familia, que tienen hijos, que tienen una madre que los está buscando”.
En la homilía, el sacerdote José Francisco Méndez dijo:
«Pedimos perdón a nuestro señor por no pedir justicia por los hermanos desaparecidos, y no hemos pedid presentación con vida de cada uno de ellos”.
Y concluyó.
“Ustedes nos han mostrado una fe activa, no una fe pasiva, sino una fe activa un esfuerzo alimentado por el amor a sus seres queridos y en solidaridad con otras familias que padecen el dolor semejante y una esperanza en Jesucristo quien venció al mal, eso nos muestra en ustedes en todas sus luchas y búsquedas”.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona