1 agosto, 2023
¿Panfletarios o revolucionarios? A un mes de que en todo el país se estrenen libros de texto gratuitos y una nueva metodología de enseñanza, los maestros afiliados a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación preparan su adaptación a este nuevo sistema sobre el que reconoce, aún hay dudas
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: SEP
CIUDAD DE MÉXICO.- “El debate y la revisión (de los nuevos libros y del nuevo plan de estudios de la SEP) deben ser en las aulas”. La postura de Pedro Hernández, director de la escuela Centauro del Norte en la Ciudad de México y secretario general de la Sección IX de la CNTE, zanja los debates sobre el controvertido cambio paradigmático que se avecina en las aulas mexicanas.
A su llegada a la presidencia, López Obrador anunció un cambio en la educación mexicana para terminar con la influencia de las políticas educativas de derecha en las aulas del país. En agosto de 2022, antes de dejar la Secretaría de Educación Pública para dedicarse a las elecciones del Estado de México, Delfina Gómez presentó los nuevos programas de la Nueva Escuela Mexicana, mismos que entrarán en vigor el 28 de agosto en todo el país.
“Hay una ‘pedagogía por proyectos’, se habla de autores que para los militantes de la Coordinadora son referentes, como (Paulo) Freire o (Célestin) Freinet, y por supuesto que está el escándalo de si se trata de textos marxistas, o que si estamos atendiendo ideologías del sur, etcétera. Pero como dije, el debate y la revisión debe ser en las aulas”, comenta en entrevista el profesor Pedro Hernández.
La Nueva Escuela Mexicana, como llamaron a la propuesta educativa de la Cuarta Transformación, debió de haber desarrollado su prueba piloto en algunas escuelas del país durante el ciclo escolar que acaba de terminar, sin embargo, esto no sucedió por un amparo interpuesto por la organización civil Educación con Rumbo, supuestamente, para que no se aplicara un modelo educativo que, según dijeron los padres de familia de esa organización, adoctrinaría a estudiantes del país de la transformación.
La implementación de la Nueva Escuela Mexicana se llevará a cabo en las escuelas de todo el país a partir del 28 de agosto de 2023, con el regreso a clases y el inicio del ciclo escolar 2023 – 2024. Y si bien, los maestros del país han tenido talleres intensivos del 14 de julio hasta hace unos días para explorar la aplicación del nuevo sistema, su herramienta principal, los libros de texto gratuitos, apenas están llegando a las escuelas.
“Apenas están llegando a las escuelas, no ha habido una oportunidad de revisión, tenemos ya algunas observaciones críticas, pero su prueba de fuego será en las aulas. Lo hemos hecho nosotros desde la Coordinadora, pero la SEP es la que debe generar espacios para el debate informado de las metodológicas, de su uso. Es importante que centremos la discusión en la necesidad de contar con instrumentos en las aulas que nos permitan a avanzar en una educación que nos permita formar personas de pensamiento crítico y que no estén formados para obedecer”.
El tiempo, asegura el profesor Pedro Hernández, no ha sido suficiente para una revisión amplia de los textos o del modelo, el cual falta conocer a fondo, pues cambia el modelo de áreas de conocimiento, o asignaturas, por proyectos en tres niveles: aula, escuela y comunidad, que integran los conocimientos de estas materias. Por lo mismo, no hay libros específicos para cada asignatura.
La propuesta de la Nueva Escuela Mexicana plantea que por cada grado haya cinco libros de texto. Tres para los proyectos del aula, escolares y comunitarios y otros dos donde se conjuntan los conocimientos de varias materias, uno llamado Múltiples Lenguajes, que abarca el área de la lengua y su uso (ya sea español u otra) y otro libro llamado Nuestros saberes que conjuga otras materias como Historia, Geografía o Civismo.
“Una observación es la pertinencia”, comenta Pedro Hernández.
“En primer año, la crítica más fuerte es que presenta un libro para alumnos que ya tuvieran consolidada la lectoescritura, cuando es en esa etapa que se fortalece la adquisición de la lengua escrita”.
Otra dificultad, añade el profesor Hernández, es que la SEP no ha logrado estructurar un proceso de apropiación de los docentes con estas metodologías. Por ejemplo, un proyecto comunitario sobre la contaminación reta a los alumnos a proponer qué hacer en su comunidad y propone manejar contenidos transversales, de ciencia, de matemáticas u otras disciplinas, calculando cantidades, aprendiendo de diferentes temas. Sin embargo, si no se tiene una buena herramienta, un buen libro de texto, un buen proyecto de esto podría terminar sin traducirse en conocimientos tradicionales.
“El otro problema es la calificación. Estos proyectos no podrían ser evaluados bajo los criterios actuales de asignatura, desde el proyecto, ¿cómo pones el 8 en Matemáticas o Ciencias y el 10 en Civismo o Lengua? no pueden ser criterios numéricos, deberían ser cualitativos, pero ahí chocan con los procesos de certificación. Al papá o mamá, cuando le dices todo esto te dice, bueno, pero dígame si pasó o no. No si está en proceso o si su uso de lenguaje es más adecuado. Dígame si sacó 8 o 10 o cuánto, porque socialmente así está estructurada la educación”, añade el profesor.
Por si fuera poco, la cantidad de proyectos que se proponen en los libros sobrepasan la cantidad de clases que hay en el calendario.
La falta de conocimiento alrededor del modelo de la Nueva Escuela Mexicana ha provocado una serie de críticas desde sectores de la sociedad más conservadores. Como las críticas que lanzó el excandidato presidencial Ricardo Anaya, que aseguró que los libros están llenos de ideologías, que les hace falta un libro específico para la materia de Matemáticas y que calificó como una bola de locuras pedir a los alumnos de quinto de primaria elaborar maquetas de los aparatos reproductivos humanos.
En respuesta, Pedro Hernández considera que los libros deben contener elementos científicos de formación que además, reivindiquen la historia reciente del país y que se incluyan eventos históricos recientes, como las matanzas de estudiantes del 2 de octubre del 68, del 10 de junio del 71, los movimientos armados de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez o la matanza de los alumnos de Ayotzinapa. También considera oportuna la conversación sobre temas de salud sexual, de relaciones consensuadas y los tipos de familia diferentes a la heteronormada.
Así como un grupo de padres de familia agrupados bajo la organización Educación con Rumbo logró detener las pruebas piloto de la Nueva Escuela Mexicana, la Unión Nacional de Padres de Familia, una organización conservadora vinculada al sector empresarial, promovió un amparo en contra de los nuevos libros de texto. El argumento fue que la SEP no había realizado un ejercicio amplio de consulta para la elaboración de estos libros.
El amparo, interpuesto en marzo de este año, pretendía impedir que los nuevos libros de texto llegaran a las aulas, sin embargo, la actual secretaria de Educación, Leticia Ramírez Amaya, confirmó que para este 28 de agosto, estarán en cada una de las escuelas donde deben estar.
Detrás de estos amparos, aduce el profesor Pedró Hernández de la CNTE, están los intereses de grandes empresas editoriales como Norma, Trillas o Santillana, que desde hace años desarrollan libros de texto alternativos para muchas escuelas privadas y públicas que deciden usar otros títulos diferentes a los de la SEP. Como el nuevo programa educativo y los nuevos materiales no han sido publicados ampliamente, las editoriales no han podido desarrollar sus títulos alternos, lo que les podría representar una reducción en las ventas de sus propios libros.
Este lunes 31 de julio la jueza Yadira Mena fijó un plazo de 24 horas para que la SEP someta a consultas previas y rediseñe los libros del ciclo 2023-2024.
En caso de que se venza el plazo establecido, la jueza evaluará si presenta imputaciones ante la Fiscalía General de la República por violación a una suspensión, aunque los responsables, Leticia Ramírez y Marx Arriaga sólo serían acreedores a una multa.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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