En un lapso menor a un año por el territorio mexicano se proyectará la sombra de dos eclipses solares, fenómeno que no sucedía desde hace 32 años. Desde la Ruta de los Eclipses científicos y astrónomos de todo el país se están organizando para promover la eclipsemanía
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Rashide Frías/ Archivo Cuartoscuro y Mathew Schwartz / Unsplash
CIUDAD DE MÉXICO.- El último, y grandioso, eclipse total de sol que se pudo ver en México fue en 1991, recuerda la astrónoma Juana Leticia Rivera Ramírez. “A comparación de ahora, hubo mucha publicidad, hubo mucha gente atenta, de lo que iba a suceder. También fue total y mucha gente se quedó asombrada”, lamenta sobre la poca publicidad que han tenido los dos eclipses que se podrán ver desde México en un lapso menor a un año.
El 14 de octubre de 2023 la luna oscurecerá la luz del sol parcialmente, mostrando un anillo de fuego en un cielo oscurecido que se podrá ver en Campeche y Chetumal y una amplia franja de la península de Yucatán. Mientras que el 8 de abril del 2024 la luna oscurecerá totalmente el sol por unos cuatro minutos en una franja que irá desde Mazatlán y cruzará hacia el noreste del país, hacia Nazas, Durango, y pasará cerca de Torreón.
Durante los eclipses se pueden ver diferentes fenómenos naturales que de otra forma, no serían posibles observa, lo que es de gran importancia, sin embargo, Juana Leticia, cree que son fenómenos importantes para el resto de las personas que no se dedican a las ciencias del cielo.
“Para no dejar de ser humanos”, comenta en entrevista la astrónoma.
El estar en contacto con la naturaleza, con lo que pasa. Mi primer profesor de astronomía nos decía que cualquier niño de hace 3 mil años sabía mucho más de astronomía que nosotros”.
Leticia no exagera, y para muestra, cuenta una anécdota. Recuerda que cuando estudió astronomía y hacía prácticas en los laboratorios de la universidad, a veces llamaban por teléfono para alertar de un avistamiento ovni, normalmente al atardecer, cuando recién se había escondido el sol.
— ¿El objeto que ve está hacia al poniente, como a 15 grados?
— Sí.
— ¿Es una luz grande?
— ¡Sí!
— Tranquila, señora, usted está viendo Venus
Uno como humano, o la mayoría, ya sabemos qué es un eclipse y que lo que estamos viendo es la sombra de la luna, pero siempre es impresionante verlo”, añade.
Por eso, desde la asociación de difusión de la ciencia de la que es parte, Juana Leticia se unió a la Ruta de los Eclipses 2023 – 2024. Un esfuerzo que integra a más de 200 asociaciones y organizaciones astronómicas del país que buscan desatar la eclipsemanía. Con ayuda de la exdiputada Tania Arguijo, la Ruta de los Eclipses empezaron a contactar a los gobiernos municipales desde donde se podrá observar el eclipse para empezar a organizar actividades de divulgación de la ciencia.
Además de promover actividades de observación con telescopios y transmisiones de los eclipses por internet, comentadas por científico; también brindan información del tipo de protección adecuada que se necesita para observar estos fenómenos. Una de las actividades más importantes en octubre, se darán en las cercanías de Mérida, en donde se están preparando templetes de observación en cuatro zonas arqueológicas.
Durante los eclipses totales, por ejemplo, se puede comprobar la Teoría de la Relatividad de Einstein, pues se pueden ver algunas estrellas que están detrás del sol a un lado de él, debido a la desviación de la gravedad que hace el sol, por su enorme masa.
También se pueden observar las Perlas de Bailey, unos puntos de luz que rodean la circunferencia de la luna instantes antes y después del eclipse total. Estas perlas son los primeros reflejos de la luz por los cráteres de la luna.
Por su parte, durante los eclipses anulares se pueden ver las erupciones solares, o solar flares, como se les conoce en inglés. Los eclipses también brindan opciones de observar otros fenómenos como los de los animales o de las plantas y otros, relacionados con otras ciencias.
A lo largo y ancho del planeta las diferentes culturas que han habitado el mundo desarrollaron diversos mitos alrededor de los eclipses. En la antigua China, se creía que era un dragón que se comía el sol y tenían que salir con cacerolas para ahuyentarlo, mientras que en México era un tigre el que devoraba al sol; mientras que los incas más bien creían que el sol y la luna se acercaban para coquetear un rato, más parecido a lo que algunas culturas del oeste de África que creían que era un momento en el que los astros tenían un romance.
En estas tierras, en las épocas prehispánicas se creía que durante los eclipses se dejaban ver las Tzitzimime, y que las estrellas que asomaban en la circunferencia del sol eran mujeres descarnadas con garras en manos y pies; y ojos y fauces en sus articulaciones que descendían a la tierra a devorar humanos.
También se creía que la sombra que proyectaba el conejo de la luna en esos momentos podía causar labio leporino si pasaba sobre la panza de una mujer embarazada, por lo que desde entonces, las mujeres usaban una hoja fina de obsidiana para proteger a sus hijes.
Según cuenta la astrónoma, los españoles, sin saber los motivos, decidieron cambiar la hoja de obsidiana por un par de tijeras, que con el tiempo se deformó en un pequeño seguro con un listón rojo.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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