¿Quienes somos? ¡El pueblo!

2 julio, 2023

El quinto aniversario del triunfo del presidente López Obrador marca el inicio del fin de una era: la del obradorismo como movimiento. Ahora, las nuevas generaciones, que durante décadas han acompañado al hoy presidente, son quienes tienen en sus manos la consolidación de la llamada Cuarta Transformación

Texto: Alejandro Ruiz

Fotos: Isabel Briseño

CIUDAD DE MÉXICO. – El obradorismo lo volvió a hacer, como lo ha hecho tantas veces en los últimos años: llenó la plancha del zócalo y abarrotó las calles del centro histórico de  la Ciudad de México para acompañar a su líder, el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Esta vez, el festejo fue por el quinto aniversario de la victoria de López Obrador en las elecciones presidenciales de 2018. El dirigente político respondió al pueblo aglutinado en la plaza: ¡Pueblo, pueblo, pueblo! ¡Gracias, pueblo!.

Miles de simpatizantes se dieron cita en el Zócalo capitalino con motivo del quinto año del «Triunfo para la Transformación». Foto: Isabel Briseño

“Sin respaldo del pueblo, la oposición no llegará lejos”

En un mensaje de 64 minutos, el presidente enlistó las acciones de su gobierno, entre las que destacaron la economía, los programas sociales, los planea de justicia para los pueblos, las basificaciones de trabajadores de la salud y la educación, los caminos rurales y las acciones para garantizar la soberanía energética y alimentaria.

Sin nombrarlo, pero en una clara referencia al expresidente Felipe Calderón, aseguró que su gobierno no reprime al no ordenan masacres y no tolera la violación de los derechos humanos. ”Que se oiga bien y lejos, hasta el otro continente, pasando el Atlántico: tampoco existe hoy en México un narcoEstado”,

Agradeció a los servidores públicos que lo han acompañado en estos años de gobierno y envió un mensaje a la oposición: no podrán vencer a su movimiento si no practican la bondad y la fraternidad con el pueblo.

“No es sentencia, ni siquiera advertencia, ni mucho menos amenaza, pero les digo desde el Zócalo, la principal plaza pública de México: poco lograrán si no abandonan su egoísmo y aprenden a respetar, a amar a sus semejantes, no llegarán lejos”.

«Nosotros —dijo también a sus correligionarios— no debemos apartarnos de nuestros ideales y principios y nunca olvidar dos frases pronunciadas por Benito Juárez y por Ricardo Flores Magón, que son la esencia misma de nuestro quehacer político: ‘con el pueblo todo; sin el pueblo nada’ y ‘solo el pueblo puede salvar al pueblo’«

Cerró su mensaje con una aregan a ese pueblo:

—Si nos preguntamos: ¿quién es nuestro mejor aliado?, ¿qué contestamos? 

—El pueblo—, respondió la plaza

—¿Por quién estamos aquí?

—Por el pueblo.

—¿A quién hay que servirle primero? 

 —¡Al pueblo!

—¿Con quién transformar?

 —¡Con el pueblo!

—¿En quién confiar?

 —¡En el pueblo!

 —¿Quién nos protege? 

 —¡El pueblo!

—¿Qué somos? 

—¡Pueblo!

Nosotros: el pueblo

Los rostros llenos de ilusión, de risas, de esperanza y alegría, combinaban con la música regional que desde temprano comenzó a sonar en el zócalo.

Entre los miles de asistentes estaba David Figueroa, de 73 años, quien llegó con su esposa desde Chimalhuacán, Estado de México, para festejar junto al presidente.

Su rostro, sereno. Sus ojos, llenos de vitalidad. Su mente es un almacén de recuerdos, los mismos que enlistó pausadamente para explicar por qué estaba en la plaza.

Siempre hemos caminado con el presidente, desde hace  más de 20 años”.

Presidente Andrés Manuel López Obrador previo al mensaje con motivo del quinto año del «Triunfo para la Transformación». Foto: Isabel Briseño

En su memoria, las imágenes de las calles que ahora pisaba para el festejo lo regresaban a episodios donde estos mismos lugares eran sinónimo de resistencia, represión, y a veces angustia.

“Ya son muchos años, desde el desafuero, pero aquí seguimos. Ahora nos toca a nosotros”, insistió.

“Ahora nosotros festejamos por un triunfo que nosotros mismos obtuvimos: no lo obtuvieron otros, sino nosotros mismos, el pueblo, tuvimos la facultad de hacer un cambio para nuestra nación porque ya estábamos cansados de tanta corrupción”.

David Figueroa, su esposa, y miles más, son esos otros que se llaman nosotros. Son, como les dijo el presidente: el pueblo. Y el pueblo ahora está de fiesta.

Pero, ¿quiénes son los otros? El presidente, desde el estrado, resumió:

“El proceso de transformación del país ha creado una oposición conservadora, obcecada en regresar por sus fueros. Sus líderes, sus jefes no conciben ni aceptan que ahora se gobierna para todas y todos, y no sólo en beneficio de una minoría. Siguen hablando, en su demagogia, en su retórica, en nombre de la democracia, pero actúan en realidad como oligarquía (…). En vez de entender esta nueva realidad, en vez de aceptar que el pueblo de México se ha empoderado, y no quiere seguir siendo vasallo de nadie, los reaccionarios de nuestro tiempo cada vez enseñan más el cobre. Ofenden la inteligencia de la gente, insultan, actúan con prepotencia y creen que con campañas de mentiras y calumnias van a reconquistar el gobierno. Tan sencillo que sería el que ofrecieran disculpa por todas sus fechorías y sinceramente se comprometieran a cambiar“

En la plaza, David y su esposa asentían, y al unísono gritaban con las masas: “¡Pueblo, pueblo, pueblo!”.

Miles de simpatizantes se dieron cita en el Zócalo capitalino con motivo del quinto año del «Triunfo para la Transformación». Foto: Isabel Briseño

Las mujeres, al relevo

Al discurso del presidente lo precedieron dos mujeres. La secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, y la gobernadora electa del Estado de México, Delfina Gómez.

La primera hiló un discurso en el que destacó el papel de los jóvenes que han acompañaron al movimiento que encabeza López Obrador, desde la protestas de 1991 por el fraude electoral en Tabasco hasta la celebración por la soberanía energética del 18 de marzo.

«Hay algo que permanece con el paso del tiempo, el valor de un movimiento honesto, la congruencia y valentía por no cansarse y no dejarse vencer; pero también la juventud de quienes han acompañado este movimiento», dijo Alcalde, la responsable de la política interior más joven de la historia.

Luego concluyó:

Este es el relevo generacional. El relevo que asume su papel protagónico en esta historia y eso es lo que les molesta a las minorías que se sentían dueñas del país. Las minorías que han insistido con su racismo, clasismo y con su misoginia».

Siguió en el turno Delfina Gómez, la mujer que hace apenas un mes derrotó en las urnas al grupo político más longevo del país. Y en el mismo sentido que Alcalde, hizo un llamado a la militacia a cuidar el legado de López Obrador.

“Aquí seguimos, ya no en la resistencia, sino celebrando el quinto año de la victoria de nuestro presidente, el licenciado Andrés Manuel López Obrador (…) Hoy somos los protagonistas de la historia nacional”, dijo.

La maestra convertida en política aseguró que por primera vez se está viviendo en México una verdadera democracia y con un zócalo coreando su nombre, mandó un mensaje que parecía dirigido a quienes aspiran a la presidencia:

“Es la victoria del humillado, es la victoria del que fue invisible. Toca seguir haciendo mucha pedagogía, hay que estar en la calles, escuchando a la gente (…). Es un buen momento para apretar el acelerador y seguir trabajando por el cambio».

La generación que viene

En una esquina del zócalo un joven sostiene una pancarta: «Tengo 13 años, ayuden a que continúe la Cuarta Transformación por mi».

Minutos después, el joven escuchaba las palabras de Luisa María Alcalde: en 2018, dos de cada tres votos jóvenes votaron por Morena. «Es el triunfo de todos nosotros”.

De Izquierda a derecha Beatriz Gutierrez Müller; Delfina Gómez, gobernadora del Estado de México; Presidente Andrés Manuel López Obrador; Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación; Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional. Foto: Isabel Briseño

El festejo se enfrenta a su propia realidad: la sinergia entre el pasado, el presente y el futuro de la Cuarta Transformación, que a su vez son el eje que articula la esperanza y el temor de echar a saco roto todo lo perdido.

El obradorismo tiene sus cuadros jóvenes, pero la disputa está entre aquellos que llevan años acumulando experiencias y desatinos. Ninguno, en realidad, parece compartir del todo la línea del presidente.

La Cuarta Transformación se medirá con su rival más fuerte: las contradicciones que la habitan.

Elena Hernández y sus hijas llegaron al Zócalo desde el barrio de Cuautepec, en la Ciudad de México.

—Estamos aquí por algo muy fácil: el presidente nos dio más al pueblo y le quitó a los que se estaban aprovechando—, dijo Elena.

—¿Crees que esto siga igual con quien llegue a la presidencia?

— Yo espero que sí, porque si no de nada servirían todas las cosas buenas que hizo el presidente.

Firme y convencida, solo les quiere dar un mensaje:

—Que recuerden lo principal: no mentir, no traicionar y no robar al pueblo, como dice el presidente.

Miles de simpatizantes se dieron cita en el Zócalo capitalino con motivo del quinto año del «Triunfo para la Transformación». Foto: Isabel Briseño

Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.