Los gobiernos, dice el informe presentado en un foro de comercio de la ONU, deben incluir el objetivo de promover una economía oceánica diversa y sostenible en las estrategias de recuperación de crisis y los esfuerzos de adaptación y mitigación climática
Texto: IPS
Foto: BM
GINEBRA, SUIZA.- Los países deben forjar un “pacto azul” para proteger el océano, porque el cambio climático, la contaminación y la sobrepesca amenazan los medios de subsistencia de 3 mil millones de personas que dependen de ese recurso para obtener alimentos e ingresos, planteó el pasado lunes 8 un nuevo informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
“La economía oceánica ofrece muchas oportunidades, pero debemos lograr el equilibrio adecuado entre beneficiarse del océano y proteger sus recursos”, dijo Pedro Manuel Moreno, secretario general adjunto de la Unctad, al presentar el reporte.
El informe sobre comercio y ambiente, presentado en el tercer Foro de Comercio de las Naciones Unidas, en esta ciudad suiza, recuerda que los océanos albergan hasta 80 por ciento de la vida en el planeta.
En el documento se analiza la economía oceánica mundial, estimada entre tres y seis billones (millones de millones) de dólares, y evalúa cómo la actividad humana y las múltiples crisis globales han impactado sectores como la pesca, el transporte marítimo y el turismo costero.
Al abogar por utilizar el océano con un pacto que al mismo tiempo lo proteja, el informe destaca dos sectores prometedores para el desarrollo sostenible: el cultivo de algas marinas y los sustitutos del plástico.
El mercado mundial de algas marinas se ha más que triplicado en dos décadas, pasando de 4 mil 500 millones de dólares en el año 2 mil a 16 mil 500 millones en 2020.
Las algas marinas no necesitan agua dulce ni fertilizantes para crecer, se pueden cultivar en muchos países en desarrollo para alimentos, cosméticos y biocombustibles, y proporciona una alternativa al plástico.
Alrededor de 11 millones de toneladas de plásticos fluyen al océano cada año.
Muchos otros materiales sostenibles podrían usarse para hacer versiones ecológicas de las pajitas para ingerir líquidos, los envoltorios de alimentos y otros productos de plástico que consumimos a diario, tales como bambú, cáscaras de coco, plantas de banano y desechos agrícolas, indicó el texto.
El mundo comercializó alrededor de 388 mil millones de dólares en sustitutos de plásticos en 2020, un tercio de la cantidad comercializada en plásticos hechos de combustibles fósiles, lo que muestra que existe un gran potencial de crecimiento.
El informe propone a gobiernos y empresas aumentar la financiación para la investigación y el desarrollo de sectores sostenibles en la economía oceánica.
Se insta a las empresas a invertir en los países en desarrollo para reforzar su tecnología, habilidades y capacidades productivas, para unas y otros puedan capitalizar el desarrollo marino sostenible.
Invertir en sectores oceánicos emergentes podría ayudar a los países en desarrollo a diversificar sus exportaciones. El valor de exportación global de bienes oceánicos, como mariscos y equipos portuarios, y servicios, incluidos el transporte marítimo y el turismo costero, se estimó en 1.3 billones de dólares en 2020.
Los gobiernos, dice el informe, deben incluir el objetivo de promover una economía oceánica diversa y sostenible en las estrategias de recuperación de crisis y los esfuerzos de adaptación y mitigación climática.
Se estima que anualmente 35 mil millones de dólares en subsidios gubernamentales se destinan a actividades pesqueras en todo el mundo.
Una parte importante, unos 20 mil millones de dólares, contribuiría a la sobrepesca, al mejorar la capacidad de la industria pesquera mediante, por ejemplo, subsidios al combustible o incentivos financieros para comprar barcos más grandes.
Con 34 % de las poblaciones mundiales de peces por debajo de los niveles biológicamente sostenibles, el informe insta a los países a ratificar urgentemente el Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca de la Organización Mundial del Comercio (OMC), adoptado el 17 de junio del año pasado.
Ese acuerdo prohíbe el apoyo a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, y a la pesca de poblaciones sobreexplotadas, y pone fin a los subsidios a la pesca en alta mar no reglamentada. Entrará en vigor cuando dos tercios de los 164 miembros de la OMC depositen sus “instrumentos de aceptación”.
De manera similar, el informe pide a los gobiernos que adopten y ratifiquen el Acuerdo de Biodiversidad Marina Más Allá de la Jurisdicción Nacional, del 4 de marzo de este año.
Ese otro acuerdo permitirá crear herramientas para la distribución justa y equitativa de los beneficios de los recursos genéticos marinos, y establecerá áreas protegidas internacionalmente en los océanos.
La Unctad estima que una inversión de 2.8 billones de dólares en cuatro soluciones oceánicas sostenibles -conservación y restauración de manglares, descarbonización del transporte marítimo internacional, producción sostenible de alimentos y producción eólica marina- generaría beneficios de 15,5 billones de dólares para 2050.
Por el contrario, sin un pacto azul global, esos beneficios y las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14 de las Naciones Unidas, “Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos”, serán mucho más difíciles de alcanzar.
Este trabajo fue publicado inicialmente en IPS. Aquí puedes consultar la versión original.
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