Lo que la hace imprescindible al libro Este vacío que hierve, de Jorge Comensal, es el contexto en el que se desenvuelve: el que vivamos todos si no se actúa con urgencia para cambiar nuestra relación con el planeta y la forma en que manejamos los recursos naturales
Twitter: @eugeniofv
La literatura tiene la enorme virtud de hacernos vivir lo que no hemos experimentado, de comunicar lo que no se puede expresar sino en los intersticios de la precisión y de lanzar preguntas —o, en este caso, advertencias— que de otra forma nos pasarían de largo o que evitaríamos, como si no fueran importantes. Todo eso lo logra el escritor Jorge Comensal en su más reciente novela, Este vacío que hierve, editada hace apenas unas semanas por Alfaguara, en la que nos presenta con hondísimo rigor y, pese a lo trágico del panorama, mucho humor, lo que nos espera en apenas algunos lustros si no actuamos con presteza para salvar el planeta, para mitigar la crisis climática y adaptarnos a ella; si no invertimos con fuerza y con prisa en conservar la infraestructura verde de las ciudades mexicanas.
De la enorme calidad literaria de Comensal ya se ha hablado en otros espacios, y con toda razón. En la tradición de Jorge Ibargüengoitia, en su primera novela, Las mutaciones, se valió del humor para desvelar la dolorosa realidad del cáncer y para mostrar a los seres humanos en su enorme torpeza y bondad, con todo y su mezquindad, que no va en menoscabo de una enorme generosidad. En Este vacío que hierve vuelve a insertarse en la escuela del autor de aquellas Instrucciones para vivir en México y ofrece al público un libro igual de valioso en términos literarios. Eso, sin embargo, no es lo que hace que esta nueva obra de Comensal sea tan importante.
Lo que la hace imprescindible no es tanto la historia que cuenta sino el contexto en el que se desenvuelve, que será el que vivamos todos si no se actúa con urgencia para cambiar nuestra relación con el planeta y la forma en que manejamos los recursos naturales. Este vacío que hierve está situada más o menos en una década, en un momento en que una sequía ya muy prolongada y un aumento pronunciado de las temperaturas anuales han llevado a un incendio en los bosques del poniente de la Ciudad de México, además de que el agua está racionada ya en toda la capital. Hay quien diría que esto es ciencia ficción, que es una exageración para vender dar fuerza a la historia, pero no es así.
Comensal es un experto en divulgación científica y es enormemente riguroso en lo que toca a lo ambiental: el panorama que presenta en este volumen se ajusta muy precisamente a las predicciones sobre lo que pasará en la Ciudad de México si no se emprenden acciones inmediatas para mitigar el cambio climático, si no se actúa para adaptarse a él, si se mantienen las inercias del presente y no se asume de una vez por todas que el mundo vive en un nuevo régimen ambiental que nos es mucho más agreste a los seres humanos.
Muy a la manera de este autor, sin embargo, el panorama que presenta no es apocalíptico: es simplemente muy doloroso, complicado, agresivo y ruin para muchas personas y para la vida animal, y en eso acierta, como suele. Si se mantiene la mediocridad de las políticas ambientales federales y globales, si no se fortalecen los avances que se han registrado a nivel local en muchas ciudades del país —incluida la Ciudad de México—, si no se toman medidas urgentes, las proyecciones de Comensal no serán una posibilidad ominosa, sino una terrible realidad.
Este vacío que hierve es una novela que urgía. Urgía, claro, por su calidad, porque aunque hay muchas plumas muy buenas en México las que tienen la valía de la de Comensal se cuentan con los dedos de la mano. Sobre todo, urgía porque por sus páginas muchos lectores podrán entender cómo será la vida si no actuamos pronto para salvar la biodiversidad, para dejar de envenenar aire y agua, para restaurar el equilibrio terrestre.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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