Los trabajadores de Gissing, en Guanajuato, recibieron menos del 50 por ciento de la indemnización total que esperaban, el sindicato había asegurado que les entregaría al menos el 70 por ciento
Texto: Yajaira Gasca Ramírez / PopLab
Ilustración: Einnar Espinosa
GUANAJUATO. – No hubo negociación que valiera ni convenio que fuera suficiente para evitar la injusticia. La CTM consumó el abuso para 947 trabajadores de Gissing quienes aceptaron una liquidación al 70%, luego del cierre repentino de la empresa, pero al final ni siquiera cumplió con este compromiso y pagó en algunos casos menos del 50%.
El Sindicato de Trabajadores de la Industria Metal Mecánica Automotriz (SITIMM), organización allegada a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) comenzó las liquidaciones a los obreros hace unos días, proceso para el cual dijeron tener recursos disponibles por 26 millones de pesos, aunque para entregar pagos completos a los obreros se requerían más de 40 millones de pesos.
La organización representada por Alejandro Rangel Segovia negoció con empresas que tenían adeudos con Gissing para recuperar estos recursos. El sindicato recibió pagos en dólares de Meiwa, BMW y Tesla, además otros pagos más pequeños de proveedores por alrededor de 720 mil pesos.
Los obreros consideran que los pagos recibidos por las representación sindical fueron más y que no se entregaron los recursos completos, aunque no hay pruebas sobre esta posibilidad. Alejandro Rangel declaró recientemente que con los 26 millones disponibles se pagarían al 100% a los trabajadores las partes proporcionales a la prima de antigüedad y mes y medio de indemnización.
La representación sindical traicionó de muchas formas a los trabajadores, primero al no defender sus intereses ante la empresa y encubrir la mala situación económica que concluyó en la quiebra, luego notificando por mensaje el cierre y sin garantizar liquidaciones completas. La afectación por la pérdida de las fuentes de empleo no fue sólo para los empleados despedidos, sino también para sus familias por la merma en el ingreso.
La Casa Obrera del Bajío considera que las autoridades federales también han fracasado en la protección de los derechos laborales, favoreciendo al sindicalismo en lugar de los trabajadores.
Por tres años de servicio en la planta Gissing, José recibió solo 58 mil pesos como liquidación. Él fue uno de los trabajadores que firmó el convenio que ofreció la representación sindical; reconoce que lo hizo por desesperación, pues duró un mes sin trabajo, sin ingreso alguno para él y su familia.
Aseguró que SITIMM incumplió el acuerdo, ya que al menos en su caso no se le entregó el 70% comprometido. Recibió el 100% del finiquito conforme a la ley, pero su fondo de ahorro no se entregó completo.
Además, sostuvo que no se entregó liquidación, sino un supuesto bono de agradecimiento por los servicios prestados, que en su caso fue de 20 mil pesos. Fue el 29 de noviembre cuando la representación sindical informó a los trabajadores sobre la posibilidad de pago con los 26 millones de pesos, cantidad que resultó del pago de adeudos de clientes y proveedores hasta esa fecha.
En el comunicado se ofrecieron dos alternativas: el pago inmediato de partes proporcionales del año 2022, la prima de antigüedad e indemnización; esto hasta donde el dinero pueda alcanzar o el pago posterior para que el sindicato pueda continuar con el proceso de estallamiento a huelga y con negociaciones pendientes con posibles aportantes.
Maritza fue otra de las trabajadoras que aceptó la firma de este convenio con la primera opción. Como trabajadora de Gissing acumuló una antigüedad de casi dos años, pero solo recibió el 40% del pago que esperaba.
“Como líder de producción tenía ajuste de evaluación brindadas, no me dieron lo que correspondía, me dieron menos de 40 mil pesos, algo muy injusto del sindicato, pues nunca fue claro que pagaron como les dio su gana”, mencionó.
Gabriela, otra trabajadora con casi dos años de antigüedad, aseguró que también le entregaron una menor liquidación a la comprometida por el sindicato. Ella recibió 35 mil pesos.
Considera que solo recibió 45% de indemnización y un 90% del finiquito, aunque este supuestamente se entregaría completo.
“Yo estaba en el área de logística y a nosotros nos hacían muchos ajustes de salario y a los operadores también, por eso las diferencias. A un chavo que tenía dos años le dieron 32 y sólo tenía un ajuste.
Según Alejandro Rangel, la mayoría de los trabajadores de Gissing -que son más de mil- firmaron los convenios y solo 30 decidieron esperar el tiempo necesario para recibir el 100% su indemnización.
De acuerdo con el último comunicado del Gissing, el proceso laboral en contra de la empresa sigue en curso. El estallamiento de la huelga fue diferido para mediados de diciembre.
“El estallamiento de huelga se ha prorrogado para permitir a SITIMM seguir negociando con clientes y proveedores de la empresa y lograr conformar la bolsa económica que garantice el pago de los pasivos laborales”.
Para el líder de la Casa Obrera del Bajío, Israel Cervantes, autoridades tanto de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social como del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral han tolerado la corrupción de los sindicatos.
Y es que recordó que el 30 de noviembre, la representación del Centro Federal se presentó con trabajadores de Gissing y junto con Alejandro Miranda, asesor sindical de SITIMM, se prometieron liquidaciones completas a los obreros.
“Desgraciadamente para los trabajadores firmaron una hoja en donde ellos aceptan recibir el 70% supuestamente, pero que ya hasta que el Centro Federal checara las cantidades que tenía disponible el SITTIM pues ahí les iban a decir realmente cuánto les iban a dar”, dijo.
Israel Cervantes consideró que la falta de vigilancia, tanto en procesos de legitimación de contratos colectivos como en el cumplimiento de todos los derechos laborales de los trabajadores, es lo que permite que “sindicatos corruptos” sigan teniendo el control en empresas guanajuatenses.
“¿Cómo esa empresa (Gissing) que ya tenía 10 años aquí en Guanajuato de repente se va? este asesor de Rangel (Alejandro Miranda) dice que la empresa matriz se dio a la quiebra; ellos (el sindicato) ya sabían esto y no previnieron, pero si le estuvieron descontando las cuotas a los trabajadores”, recordó.
La empresa Gissing North America anunció su llegada a Guanajuato en 2015, durante el sexenio de Miguel Márquez Márquez, el ex gobernador panista quien al terminar su sexenio presumió el crecimiento económico como legado. Supuestamente, Gissing invertiría 10 millones de dólares en la entidad y crearía 115 empleos directos.
Durante siete años, su plantilla llegó a más de mil trabajadores, con quienes incumplió en pagos y prestaciones de forma repetida.
El líder sindical de SITIMM, Alejandro Rangel, declaró hace unos días que los trabajadores comenzaron a firmar los acuerdos relacionados con su liquidación en el Centro de Conciliación Laboral.
Supuestamente, todos ellos recibían mes y medio de indemnización, en lugar de los tres meses que señala la ley. La liquidación sería al 100%.
También aseguró que fueron 947 personas las que firmaron este convenio y sólo 30 los que manifestaron su intención de no firmar y esperar a recibir sus pagos completos. Es decir, tres meses de indemnización.
Durante la visita del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, a Guanajuato, trabajadores de Gissing pidieron su intervención al abordarlo en la colonia Eyupol. Él se comprometió a gestionar el enlace con las instancias relacionadas con el tema.
Sin embargo, son estas instancias las que han permitido el abuso de los sindicatos hacia sus trabajadores y también han bloqueado el avance del sindicalismo independiente en Guanajuato, consideró Israel Cervantes, coordinador de la Casa Obrera del Bajío.
“Desgraciadamente el mismo Centro Federal está permitiendo esta situación, punto claro lo que pasó en Mazda, porque como se hace una votación con tres sindicatos donde se supone que tienen que tener un porcentaje de afiliados, donde tienen que tener un número de afiliados para poder pelear el contrato colectivo y al final de cuenta con cuánto le dan el gane a CATEM, cuando son más de 5 mil trabajadores los que conforman este padrón para pelear el control del contrato colectivo”, destacó.
Resaltó que según las nuevas normas laborales, para participar en un proceso de este tipo el sindicato legalmente constituido debe contar con un padrón de por lo menos 30% del total de los trabajadores sindicalizados de una empresa.
En el proceso que se llevó a cabo en General Motors a principios de este año, a una representación de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) se le permitió la participación, aunque no cumplía con este requisito.
Actualmente, el Sindicato Independiente de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz (SINTTIA) tiene una demanda en curso por el reconocimiento de su representación en la empresa Fraenkische, en Silao.
Esta es la segunda empresa en Guanajuato en la que esta organización independiente de obreros tendría presencia. SINTTIA es el sindicato que desplazó a la CTM con el sindicato «Miguel Trujillo López» de General Motors, después de 25 años de hegemonía en la armadora.
“La corrupción que hay desde el mismo gobierno, que apoya a sindicatos que ellos están apoyando… aquí CATEM está haciendo lo que han querido con apoyo de López obrador, en el caso de la CTM, cómo sigue desplazándose por el arco del triunfo la verdadera representatividad de los trabajadores”.
“No están permitiendo que los sindicatos independientes crezcan… (a) unos que sí tenemos el respaldo de los trabajadores nos ponen trabas, a los sindicatos corruptos los dejan hacer lo que quieran, valiéndoles los derechos de los trabajadores”, señaló Israel Cervantes.
Además, lamentó que a nivel local los tribunales laborales no puedan resolver demandas y mientras tanto los trabajadores tengan que ir de un lado a otro, entre autoridades federales y locales para buscar justicia.
*Esta nota fue realizada por POP LAB, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leerla.
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