2 noviembre, 2022
Miles de personas que apoyaron la candidatura del presidente Jair Bolsonaro protestaron este miércoles frente a instalaciones militares para reclamar una intervención del gobierno federal que impida la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva. El presidente pidió a sus seguidores que se desmovilicen
Texto y fotos: Daniela Pastrana
SAO PAULO, BRASIL.- A primera vista, parecía un festejo mundialista de los habitantes de Polanco afuera del Campo Marte de la Ciudad de México. Lo insólito de las escenas incluía un caballo con una bandera en medio de la plaza, un hermoso lago de fondo, personas hincadas orando, llorando con el himno nacional, un hombre jugando con una niña a pistolitas imaginarias hechas con las manos, parejas con perros, familias con sombrillas bajo la lluvia, cohetes, bombas de humo de colores, silbatos y trompetas.
Los brasileños reunidos en los alrededores del Parque Ibirapuera portaban camisetas de futbol con los números de futbolistas que apoyan al presidente Bolsonaro o banderas verdeamarelas como signo de identidad nacional frente al amenazante “rojo comunista” que tanto temen. También llevaban cartelones de todo tipo con una consigna: “Intervención federal”.
Las imágenes de este miércoles feriado — como México, Brasil festeja a sus muertos el 2 de noviembre— en el Monumento a las Banderas, frente al Cuartel General del Ejército, de la segunda región militar, una zona exclusiva de Sao Paulo, eran las de una multitud que invocaba a sus fantasmas:
Reclamaban un fraude en las elecciones del domingo, sin ninguna prueba más allá de lo cerrado de la contienda electoral. Rechazaban a un presidente electo por “ladrón y corrupto”, que ya fue absuelto por la justicia. Lamentaban el comunismo que viene, aunque el vicepresidente del país será un político liberal que defiende el libre mercado.
Quiero que mi bandera siga siendo verde, no roja como la quieren cambiar”, era la consigna repetida como mantra en las protestas.
Fueron 45 horas de silencio del presidente Jair Bolsonaro, desde que la misma noche del domingo el Tribunal Superior Electoral reconoció a Luiz Inácio Lula da Silva como nuevo presidente electo. Su silencio estimuló a los camioneros a bloquear carreteras de los 26 estados del país, en protesta por los resultados.
La policía que custodia el sistema carretero del país —y que el domingo, durante la jornada electoral, instaló más de 460 retenes para desestimular el voto en regiones lulistas—, no intervino hasta la noche del lunes, y solo lo hizo después de que el juez del tribunal electoral, Alexandre de Moraes, ordenó la liberación de las vialidades bajo la pena de destitución y/o prisión de las autoridades omisas; el juez también estableció una multa diaria de 100 mil reales (unos 500 mil pesos).
Bolsonaro rompió el silencio el martes con un ambiguo mensaje, en el que dijo que se apegará a la Constitución, pero evitó admitir la victoria de Lula y justificó las protestas de los camioneros.
Este mensaje fue entendido por sus seguidores como un llamado a seguir manifestándose. Las convocatorias a esas protestas circularon en más de 220 mil grupos de WhatsApp y Telegram.
Este miércoles, miles de personas se concentraron frente a las puertas de cuarteles, sobre todo en Sao Paulo, Brasilia y Río de Janeiro, para exigir una “intervención federal” contra la victoria electoral deLula da Silva.
Las movilizaciones de los bolsonaristas se sumaron a los cierres de carreteras que desde el día anterior realizaron camioneros en distintos departamentos del país. Los manifestantes reclamaban un fraude electoral y, sobre todo, rechazaban a un presidente que consideran corrupto, a pesar de que fue absuelto de los cargos en el juicio y que hoy está en entredicho la imparcialidad del juez que lo condenó. El otro reclamo es que Lula llevará a Brasil al comunismo e implantará un régimen dictatorial como el que, desde su perspectiva, viven Venezuela o Nicaragua.
La consigna en todos los puntos era la misma: “Intervención federal”.
Se trata de una petición amparada en el artículo 34 de la Constitución nacional, que dice que el Gobierno central puede intervenir, si fuera necesario y por los medios posibles, para garantizar la “forma republicana, el sistema representativo y el régimen democrático”.
Queremos una intervención federal, en la justicia electoral, que se vote nuevamente porque hubo fraude», repetían.
Por la tarde, luego de que una persona arrolló con su vehículo a un grupo de manifestantes, Bolsonaro envió un mensaje en video para pedir a sus seguidores que se desmovilizaran.
Algunos analistas políticos preveían alguna reacción similar de Bolsonaro a la de Donald Trump, que —ahora se sabe— organizó a sus seguidores para la toma del Capitolio, el 6 de enero de 2021.
Pero otros consideran que los bloqueos y protestas impactan negativamente su liderazgo, al afectar intereses de empresarios y gobernadores, como el de Minas Gerais, quien ordenó a sus policías liberar las vías, ante la amenaza de trastornos económicos.
“Las protestas deben desaparecer en pocos días. Es muy impopular, molesta a mucha gente, incluso a sus socios en el bolsonarismo. Son un deseo fuera de la realidad. Sin futuro”, me dice desde Río de Janeiro Mario Osava, el veterano periodista de IPS.
Un buen resumen de lo que muchos creen.
*Este trabajo se realizó con el apoyo de Global Exchange, en colaboración con Península 360 Press.
Quería ser exploradora y conocer el mundo, pero conoció el periodismo y prefirió tratar de entender a las sociedades humanas. Dirigió seis años la Red de Periodistas de a Pie, y fundó Pie de Página, un medio digital que busca cambiar la narrativa del terror instalada en la prensa mexicana. Siempre tiene más dudas que respuestas.
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