El grupo de homeschooling más influyente, la Home School Legal Defense Association (HSLDA), es un conocido defensor de los azotes. Además de los golpes, defienden la vida desde su concepción y el matrimonio igualitairio. “Creo firmemente en –¿me atrevo a decirlo?– los azotes”, dice uno de sus exlíderes
Texto: Diana Cariboni, openDemocracy
Ilustraciones: Inge Snip
Entidades ultraderechistas de EEUU que abogan porque los cristianos eduquen a sus hijos en casa (movimiento conocido como homeschooling) promocionan el castigo físico y han librado guerras contra los derechos de las mujeres y las personas LGBTQ en todo el mundo, revela una investigación de openDemocracy y Agência Pública.
El grupo de homeschooling más influyente, la Home School Legal Defense Association (HSLDA), fundado en 1983, es un conocido defensor de los azotes. También se ha opuesto a los anticonceptivos, el aborto y el matrimonio igualitario. En 2004 llegó a proponer una reforma constitucional para prohibir el derecho de las personas del mismo sexo al matrimonio.
Organizaciones aliadas de la HSLDA, Alliance Defending Freedom (ADF) y Focus on the Family, tienen agendas similares. Y todas han desplegado campañas para exportar estas causas más allá de las fronteras de EEUU, asociándose por ejemplo con el Congreso Mundial de Familias – una plataforma para grupos internacionales que están en contra de la igualdad de derechos para las personas LGBTQ.
La HSLDA mantiene también alianzas con algunos de los grupos conservadores más influyentes del homeschooling de Brasil, país sudamericano que está a punto de legalizar la educación domiciliaria.
Estados Unidos es el único país del mundo que no ratificó la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño (que entró en vigor en 1990). Es también un paraíso del homeschooling, que para 1993 estaba legalizado en los 50 estados del país, y en gran medida desregulado. La HSLDA se atribuye el mérito de ambos logros.
La Convención de la ONU establece que los padres deben contribuir a que sus hijas e hijos ejerzan sus propios derechos, y establece cuatro principios básicos: no discriminación, la primacía del interés superior del o la menor, la garantía de supervivencia y pleno desarrollo, y la garantía de la participación infantil (derecho a ser escuchado).
Pero, según el ex abogado en jefe de la HSLDA, Chris Klicka: “Si los niños tienen derechos, podrían negarse a ser educados en casa, además de que esto privaría a los padres del derecho a castigar físicamente a sus hijos”.
El fundador de la asociación, Michael Farris explicó en detalle, en su libro ‘How a Man Prepares His Daughter for Life’ (Cómo un hombre prepara a su hija para la vida), por qué y cómo niñas y niños debían ser castigados.
“Creo firmemente en – ¿me atrevo a decirlo? – los azotes”, escribió. “Cuando los niños son pequeños les pegaré a cualquiera de los dos géneros en caso de desobediencia deliberada a una norma que les fue inculcada”.
Farris sugería usar las manos o “un objeto pequeño de madera, como una cuchara”, con moderación, y “solo en el trasero… Usted puede correr riesgo de una acusación de abuso infantil si alguna vez pega a una criatura en la cara o en la cabeza”.
Su grupo considera que las instituciones de protección de la financia son una “amenaza” para las familias que hacen homeschooling.
En un documento de la HSLDA titulado ‘The Social Worker At Your Door: 10 Helpful Hints’ (El asistente social llama a tu puerta: 10 pistas útiles) Klicka recomendaba a los padres cómo “evitar situaciones que puedan conducir a una investigación sobre bienestar infantil” – por ejemplo: “No le pegue a sus hijos en público… No le pegue a los hijos de otras personas a menos que sean cristianas y amigas cercanas”.
Ryan Stollar, un estadounidense que fue educado en su domicilio y es defensor de la infancia y de sobrevivientes de abuso, dijo a openDemocracy: “La HSLDA cree firmemente en la idea de que los padres tienen derechos universales de criar a sus hijos como les parezca. Y el castigo físico es probablemente uno de los derechos parentales a los que la HSLDA más se dedica”.
Stollar asegura que los castigos físicos son “generalizados” en las comunidades evangélicas de homeschooling de EEUU.
Pero, puesto que la mayor parte de los estados han desregulado la educación domiciliaria, es casi imposible obtener cifras precisas.
Sin embargo, a medida que las primeras generaciones de personas educadas en sus casas llegaron a la adultez, empezaron a contar sus historias en blogs y páginas de Facebook. Egresados del homeschooling articularon un activismo en pro de reformas legales y mejores prácticas para la educación domiciliaria, centradas en los derechos de la infancia. E informes periodísticos expusieron casos de abandono, violencia y muerte.
En 2013, se creó una base de datos, Homeschooling’s Invisible Children (los niños invisibles del homeschooling), para “registrar todos los casos conocidos de crímenes contra niñas, niños y adolescentes cometidos en un contexto de educación domiciliaria”. La lista es alarmante.
“En EEUU, el homeschooling suele blindar a los padres abusivos de cualquier control, y el resultado es el sufrimiento infantil. También habilita a los padres a enseñar a sus hijos ideologías extremas sin ninguna objeción”, dijo a openDemocracy la estadounidense Jerusha Lofland, ex estudiante domiciliaria y sobreviviente de castigos corporales.
Lofland no está en contra del homeschooling; ella misma lo practicó con su prole. Hay situaciones “en las que el homeschooling puede servir al interés superior del niño”, dijo. Pero “las criaturas educadas en sus casas corren más riesgo cuando están aisladas de sus pares y de otros adultos responsables”, agregó.
En un blog donde postea memorias críticas de su crianza en una familia de homeschooling estrictamente religiosa, Lofland escribió: “Las criaturas más chicas eran azotadas casi todos los días por infracciones tan nimias como no rezar antes de la comida… Yo era una mujer en desarrollo de 13 años cuando recibí mis últimos azotes – tendida sobre el regazo de mi padre y vestida con una falda de lana que había heredado del guardarropas de mi madre. Como de costumbre, el castigo (golpes con una cuchara de madera) fue por mi ‘actitud’ ante una tarea asignada”.
Las referencias a los instrumentos de castigo – varas, paletas y en especial cucharas de madera – son frecuentes en los libros estadounidenses sobre ‘disciplina bíblica’ y ocupan un lugar en la cultura popular estadounidense.
La HSLDA asegura tener 100 mil familias asociadas y estima que hay más de ocho millones de estudiantes domiciliarios en EEUU.
Aproximadamente 11% de la población en edad escolar está en alguna forma de homeschooling en EEUU, según la última encuesta de la oficina del censo. Stollar cree que este universo engloba también a comunidades de educación domiciliaria laicas y progresistas. Pero “la vasta mayoría, un 90%, son cristianas evangélicas”, dijo.
La pandemia de coronavirus fue un gran impulso para este sector. Pero, para Stollar, el homeschooling crece también debido al “pánico moral de la extrema derecha ante la enseñanza en las escuelas públicas de teoría crítica de la raza y de educación sexual”.
Una pieza del rompecabezas ultraconservador
Michael Farris, que todavía encabeza la junta directiva de la HSLDA, fue nombrado en 2017 presidente y director ejecutivo de Alliance Defending Freedom – la influyente organización legal cristiana dedicada a las campañas contra el derecho al aborto y las personas LGBTQ en EEUU y el exterior.
ADF ha litigado casos de homeschooling en EEUU, Alemania, Suecia y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Uno de sus fundadores es James Dobson, psicólogo y autor de varios best-sellers que defienden con gran firmeza el castigo físico (‘Atrévete a disciplinar’, ‘Cómo criar a un niño de voluntad firme’).
Dobson creó su ministerio religioso y derechista Focus on the Family en 1977, y desde entonces ha jugado un papel de promotor del homeschooling a través de su programa de radio. (Una investigación de openDemocracy reveló el año pasado la implicación de Focus on the Family en ‘terapias de conversión’ contra personas LGBTQ en EEUU y Costa Rica).
ADF, HSLDA, Focus on the Family y Classical Conversations (un programa cristiano de educación domiciliaria creado en EEUU y presente en Brasil, Canadá, Chile, Filipinas, México, Reino Unido, Rusia y Sudáfrica) han sido socias del Congreso Mundial de Familias, considerado como “grupo de odio” por la entidad especializada Southern Poverty Law Center.
Pero los educadores domiciliarios de la derecha cristiana de EEUU también han buscado otras vías para conectar con sus pares conservadores a través de las fronteras. La HSLDA creó en 2012 el Global Home Education Exchange (GHEX) como una plataforma para sus actividades internacionales.
Brasil, gobernado desde 2019 por el ultraderechista Jair Bolsonaro, despierta hace tiempo el interés de estas organizaciones estadounidenses.
Mike Donnelly, director de relaciones internacionales de la HSLDA y secretario de GHEX, viajó el año pasado a Brasil, invitado por la Asociación Nacional para la Educación Domiciliaria (ANED) de este país sudamericano, y “se comprometió a trabajar estrechamente con la asociación brasileña, suministrándole asesoría, aliento y apoyo financiero”.
Dos meses después, Donnelly habló en una audiencia pública en el Congreso a favor de una legalización muy laxa de la educación domiciliaria. El GHEX escribió cartas a los líderes parlamentarios de Brasil, instándolos a legalizar el homeschooling (se estima que 0,03% de los niños en edad escolar de Brasil están siendo educados, ilegalmente, en sus casas). Nuestra investigación revela que lobistas y activistas del homeschooling brasileño promueven el castigo físico como método educativo de la infancia.
Connelly y Alexandre Magno Moreira (un promotor brasileño del homeschooling que escribió un curso explicando a los padres cómo azotar a sus hijos sin violar la ley) redactaron un documento del GHEX que emplea el lenguaje del derecho internacional humanitario para elevar los derechos parentales y el homeschooling a la categoría de “derechos fundamentales”.
La dirigencia del GHEX es una red de conexiones ultraconservadoras. Uno de los integrantes de su junta directiva es Alexey Komov, representante del Congreso Mundial de Familias en Rusia e integrante del patronato de la plataforma en línea CitizenGo, con sede en Madrid y conocida por sus ataques a las personas LGBTQ. Komov ayudó a financiar a CitizenGo, pidiendo dinero para el grupo a Konstantin Malofeyev y otros oligarcas rusos.
Komov y su esposa Irina Shamolina dirigen Classical Conversations, que vende guías de este método de educación domiciliaria que se remonta a la Edad Media.
“La HSLDA y el GHEX están exportando de manera amplia y proactiva todo lo que hacen en EEUU… Ellos intentan crear un mundo en el que el diseño de las jerarquías y del poder esté solo en manos de quienes se parecen a ellos y piensan y creen en lo mismo que ellos”, dijo Stollar.
En una respuesta por escrito, el vicepresidente de comunicaciones de Focus on the Family, Paul Batura, dijo que James Dobson “empezó a abandonar nuestra organización hace más de 12 años”, y nos remitió a la postura oficial del grupo sobre los azotes.
“Cuando se la usa de manera correcta y poco frecuente, como una de muchas formas de disciplina, el azote es un denominador común de niños con una motivación bien desarrollada, empatía, moralidad y carácter”, dice el documento. También sugiere usar el castigo físico “muy raramente… con propósito, precaución y, lo más importante, amor”.
La HSLDA, el GHEX y ADF no respondieron nuestros pedidos de entrevista.
*Este trabajo fue publicado originalmente en OpenDemocracy.
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