10 agosto, 2023
El informe para 2022 sobre las mediciones de la pobreza del Coneval mide el acceso a derechos sociales así como la línea de ingresos de la población mexicana. Un dato es contundente: de 2018 a 2022, 5.1 millones de mexicanos salieron del umbral de la pobreza
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Margarito Pérez Retana / Cuartoscuro
Actualizado 11 de agosto de 2023
CIUDAD DE MÉXICO. – El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) estimó que 5.1 millones de mexicanos dejaron de ser pobres de 2018 a 2022. La estimación se hizo con una metodología que contempla no solo los ingresos económicos, sino también el acceso a derechos sociales como la vivienda y servicios de salud, educación y alimentación. Lo que llaman: pobreza multidimensional.
Para determinar la línea de pobreza multidimensional, el Coneval sigue dos criterios: la carencia de uno de los 6 derechos sociales definidos e ingresos por debajo de la línea de pobreza por ingresos. Si una persona cumple estos dos requisitos es catalogada como pobre.
En el caso de la pobreza extrema multidimensional, se establece que en esta condición están las personas que carecen de 3 a 6 derechos sociales y, además, se encuentran por debajo de la línea de pobreza extrema medida por ingresos.
De acuerdo con los datos del Coneval, en 2022 36.3 por ciento de la población mexicana se encuentra en condiciones de pobreza, considerando esta condición multidimensional. Esto son 46.8 millones de personas. En comparación 2018, cuando inició el sexenio del presidente López Obrador, significa una reducción de 5.6 por ciento de la pobreza multidimensional.
En pobreza extrema está el 7.1 por ciento de la población. Es decir 9.1 millones de mexicanos. Son 400 mil personas más de personas que las de 2018, lo que representa un aumento de 0.3 por ciento en pobreza extrema multidimensional.
En el caso de la pobreza medida solo a partir de los ingresos, el Coneval estima que de 2018 a 2022 se redujo en un 6.4 por ciento. Esto equivale a 5.7 millones de mexicanos.
En el caso de la pobreza extrema, medida solo por ingresos, la estimación es que se redujo 1.9 por ciento, con respecto a 2018, lo que significa que 1.8 millones de personas salieron del margen de la línea de pobreza extrema por ingresos.
La línea de pobreza por ingresos es de 4 mil 158 pesos mensuales en zonas urbanas y 2 mil 970 pesos en zonas rurales. En el caso de la línea de pobreza extrema por ingresos es de 2 mi 86 pesos en zonas urbanas y mil 600 pesos en zonas rurales.
De acuerdo con los datos del Coneval, los factores que influyeron en la recuperación económica de la población son el crecimiento del Producto Interno Bruto en el periodo posterior a la pandemia por covid-19 y el crecimiento en el Ingreso Corriente Total.
Entre 2020 y 2022, el Ingreso Corriente Total promedio aumentó en un 11 por ciento respecto a los dos años previos (2018-2019). En este campo, el trabajo asalariado fue el rubro que aportó más a este aumento. Esto coincide con el aumento generalizado del salario mínimo en zonas fronterizas y en el resto del país.
En el caso del Producto Interno Bruto, en esos mismos años (2020-2022) se registró un aumento del 7.9 por ciento respecto a 2018 y 2019.
Pero, además de los ingresos aportados por el trabajo asalariado y también del sector informal, el otro rubro que aportó para el incremento del Ingreso Total promedio en 2020 y 2022 fue el de las transferencias de dinero por programas sociales.
De acuerdo con el informe del Coneval, en los niveles de pobreza el impacto de las transferencias de los programas sociales fue de un 2.7 por ciento. Es decir, los programa sociales hicieron que 3.5 millones de personas salieran de este umbral.
Para el caso de los niveles de pobreza extrema, su impacto fue del 1.8 %, es decir, que 2.4 millones de personas pudieron abandonar la condición de pobreza extrema gracias a las transferencias de los programas sociales.
Sin embargo, y aunque la noticia muestra un impacto positivo de estas políticas, el Coneval precisó que hace falta reforzar el acceso a los derechos sociales.
Según las estimaciones del Coneval, en dos de los seis campos de acceso a derechos sociales en los que basó su metodología hubo aumento de carencias: salud y educación. En el resto, se aminoraron.
Por ejemplo, en el campo educativo, en 2018 se tenía un estimado de que el 19 por ciento de la población presentaba carencias para acceder a este derecho. Para 2022 la cifra aumentó a 19.4 por ciento. Esto son 25.1 millones de personas.
Los analistas consideran el cierre de las escuelas por la emergencia sanitaria del covid-19 como un hecho que impactó en el rezago educativo. De hecho, todas las agencias de la ONU han reportado que la pandemia provocó un rezago en el acceso a servicios educativos, sobre todo, en los países con menos desarrollo. Los informes de Unicef, Unesco y el Banco Mundial indican que en toda América Latina el impacto ha sido duro y muy desigual, afectando con mucha más fuerza a la población de menores recursos y de zonas rurales
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El otro campo que presentó aumento de carencias fue el acceso a la salud: de acuerdo con Coneval, el porcentaje de la población que no puede acceder a un servicio de salud pasó de 16.2 por ciento en 2018 a 39.1 en 2022.
Para los especialistas, el principal motivo de este incremento es la acelerada transición del Seguro Popular al Insabi, y posteriormente al IMSS – Bienestar.
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Sin embargo, en su conferencia de prensa, el presidente López Obrador la diferencia tan grande se debe a que la pregunta de la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares del INEGI, en la que se basa el informe de Coneval, genera confusión entre los encuestados, pues las personas que antes tenían Seguro Popular respondieron que ya no tenían seguro, debido a que ese programa fue eliminado y ahora hay un sistema universal.
En el campo de acceso a la seguridad social, de 66.2 millones de personas que no podían acceder a este derecho en 2018, para 2022 la cifra se redujo a 64.7 millones, una disminución del 3.3 por ciento.
El mismo efecto ocurrió en las carencias por la calidad y espacios de vivienda, donde la población que no tiene acceso pasó de 11 a 9.1 por ciento. Esto son 11.7 millones de personas.
Mientras, para el acceso a servicios básicos de vivienda, actualmente existen 22.9 millones de personas que no logran acceder a todos ellos, cuando en 2018 eran 24.3 millones.
En el caso al acceso a una alimentación nutritiva, en 2018 existían 27.5 millones de personas que no podían tener este derecho garantizado, pero para 2022 la cifra se redujo a 18.2 millonres.
De acuerdo con el Coneval, para 2022 los grupos sociales que concentran la mayoría de la pobreza y extrema pobreza son las infancias, personas con discapacidad, mujeres, personas que viven en zonas rurales, indígenas y adultos mayores.
Por ejemplo, el 37 por ciento de las mujeres indígenas que habitan en una zona rural padecen pobreza extrema, mientras que en el caso de los hombres que no hablan alguna lengua indígena y viven en las ciudades, el porcentaje se reduce a 3.6 por ciento.
Los estados que concentran el mayor número de habitantes en condiciones de pobreza son Chiapas, con 67.4 por ciento; Guerrero, con 60.4, y Oaxaca, con 58.4. Los mismos tres que han competido por el primer lugar de la lista de pobres desde que se hacen estas mediciones. En el caso de la pobreza extrema, se mantiene la lista pero el porcentaje cambia: Chiapas, 28.2 por ciento; Guerrero, 22.2, y Oaxaca,20.2.
Los consejeros del Coneval precisaron que las labores gubernamentales deberían enfocarse en aminorar estas brechas, y atender a las poblaciones que históricamente han estado marginadas, y que lamentablemente lo siguen estando.
Si quieres consultar el informe completo de Coneval lo puedes hacer en el siguiente enlace.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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