Calakmul: conservación con justicia social

28 junio, 2024

Si los medios de comunicación quisieran informar sobre lo que ocurre en la Reserva de la Biosfera Calakmul sus titulares resaltarían la considerable expansión de las zonas núcleo o que con su nuevo decreto se está brindando justicia social a las comunidades que les fue negada desde su creación en 1989. Pero no. Tal vez consideran que su animadversión al gobierno actual les da licencia para utilizar todo lo que se relaciona con el Tren Maya o la ‘militarización’ para distorsionar la realidad

Por Étienne von Bertrab / X: @etiennista 

En 2023 ocurrieron cosas muy significativas para la conservación de la Reserva de la Biosfera Calakmul, parte de la selva maya que México comparte con Guatemala y Belice, considerada la segunda mayor extensión de bosques tropicales en América. Calakmul es de las porciones mejor conservadas de esta gran selva y es desde 2014 Patrimonio Mundial Mixto ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Sin embargo los acontecimientos pasaron desapercibidos para la mayoría de los medios de comunicación del país. 

Teniendo los ojos puestos en la evolución del proyecto Tren Maya en su Tramo 7, que va de Chetumal, Quintana Roo a Escárcega en Campeche, lo que trascendió fue que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) construía desde enero un hotel Tren Maya ‘en el corazón de la reserva’, cosa hasta ahí cierta. Lo que siguió, y continúa hasta nuestros días, es un bombardeo de notas periodísticas que mezclan verdades con verdades a medias y abiertas mentiras, con lo que es natural que exista confusión sobre lo que ocurre en esta importantísima reserva frente al paso del Tren Maya. Tomaría mucho tiempo desmenuzar todos los trabajos periodísticos pero abordaré en este texto algunos de medios como Proceso, Animal Político, Eme Equis y Mongabay. 

Empecemos por las ausencias, lo escasamente mencionado y mucho menos celebrado. Pero antes, un poco de historia. La reserva fue creada en 1989 durante la administración de Salinas de Gortari como respuesta a presiones internacionales frente a problemas globales como la pérdida acelerada de biodiversidad y el cambio climático. La medida, sin embargo, resultó una imposición a las comunidades que habitaban ese territorio desde los procesos de colonización en las décadas de 1930 y 1940. Las restricciones impuestas crearon conflictos entre las comunidades y los administradores de la reserva. Algunas comunidades se ampararon, otras aceptaron ser reubicadas, aunque ello no las llevó a obtener certeza jurídica sobre sus tierras. Los conflictos creados por el decreto original, irresueltos desde entonces, han sido bastante estudiados.

Cuenta el director de la reserva José Zúñiga Morales que desde su llegada al cargo en 2008 buscó la modificación del decreto, pues tener asentamientos humanos en las zonas núcleo, donde quedaron algunas comunidades, era violatorio de la ley así como una injusticia para las poblaciones. Sin embargo, durante más de tres lustros ningún gobierno o secretaría del medio ambiente se atrevía a hacerlo pues implicaba que comunidades pudieran ampararse, poniendo en riesgo a la reserva y con ello los compromisos internacionales. Con el presente gobierno las condiciones cambiaron y particularmente con la llegada de la secretaria de SEMARNAT María Luisa Albores, quien comprendió que era, ante todo, un asunto de justicia social hacia las comunidades.

Irónicamente, fue la coyuntura del Tren Maya lo que trajo la oportunidad de resarcir injusticias históricas así como de construir un mejor panorama para la reserva, partiendo de un principio de conservación desde la justicia social. Es así como el 1º de septiembre de 2023 se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el nuevo decreto de la Reserva de la Biosfera Calakmul, con lo que se reforman, derogan y adicionan diversas disposiciones del decreto original. En los hechos, se volvió a decretar la reserva. 

Además de incrementarse el polígono general de la reserva, que en números cerrados pasó de 723,000 a 728,000 hectáreas, se tiene una nueva zonificación que permite a las comunidades de Dos Lagunas Sur, La Mancolona, Bel-Ha, Tepeyac y El Sacrificio, con una población total de alrededor de 1,000 habitantes, estar en zona de amortiguamiento. Con esto se amplían sus perspectivas de desarrollo y se da paso, finalmente, a la regularización de sus tierras (alrededor de 6 mil hectáreas). Con esta medida el gobierno federal está obligado a elaborar un plan para atender los rezagos agrarios dentro de la reserva. Encabezada por la SEDATU, una mesa agraria promoverá que se entreguen los títulos de propiedad de las tierras en cuestión. Además, al ya no encontrarse en zonas núcleo los habitantes podrán ser beneficiarios de programas y proyectos del gobierno federal, cosa que también les fue impedido durante demasiados años. 

No sorprende entonces que el nuevo decreto haya sido plenamente aceptado por las comunidades que habitan la reserva (aunque medios como Mongabay digan otra cosa), más cuando para lograrlo se realizaron más de 40 asambleas de explicación y consulta entre junio y agosto de 2023.

¿Leyeron algo de todo esto en los medios? Probablemente no. Pero vamos ahora a los temas sobre los cuales sí se ha (des)informado. 

Sobre el hotel ‘de la SEDENA’

El hotel que en Calakmul continúa construyendo la SEDENA (uno de los seis hoteles Tren Maya) se encuentra en un sitio ciertamente céntrico de la reserva (de ahí lo de ‘en el corazón’) por el camino a la zona arqueológica de Calakmul y a diez kilómetros de ésta. Pero el sitio, de 2.5 hectáreas, no está, y nunca estuvo, en una zona núcleo, como reportó Proceso en diciembre pasado y continúa sosteniendo su reportera Silke Grasreiner. Por supuesto que ese dato, de ser cierto, sería preocupante. Pero es falso. 

Su ubicación fue seleccionada por la SEDENA luego de un análisis elaborado por la SEDATU, el Registro Agrario Nacional (RAN), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la reserva, a partir del cual se determinó que no violentaba un decreto de expropiación de 2006 (a través del cual el gobierno adquirió 250,000 hectáreas para conservación) ni tampoco la normatividad ambiental por encontrarse en zona de amortiguamiento. El INAH también pidió una manifestación de impacto histórico-social. 

Indagando encontré que hubo resistencia por parte de la reserva, como da cuenta una carta que su consejo asesor envió al presidente López Obrador el 7 de abril de 2023 que plantea: “La construcción del hotel en esa zona tendrá impactos sociales y ambientales negativos en la reserva de la biosfera”. El consejo había creado una comisión específica para su análisis, y a partir de él manifestó “desacuerdo en la construcción de dicho hotel en ese sitio” y bajo el principio precautorio solicitó al presidente “detener las obras, proponiendo la reubicación del hotel a una zona de fácil acceso y con servicios como agua y luz”.

Sin embargo, la reserva no tuvo argumentos para impedir su construcción, como tampoco la PROFEPA podía hacer un auto de autoridad. Al consejo asesor se le respondió que no se reubicaría el hotel pero que podían participar en vigilar los trabajos de mitigación (incluyendo establecimiento de paneles solares y luminarias amigables para la fauna). Cabe agregar que el sitio del hotel es una zona de reciente re-vegetación, ya que estuvo asentado allí uno de los campamentos más grandes de la época chiclera. De hecho, el sitio específico del hotel está en un área que hasta el nuevo decreto fue una subzona de aprovechamiento forestal. 

Proceso también malinforma sobre un supuesto truco en el uso de mapas en el nuevo decreto, cosa que también plantea Animal Político: “Mirando el plano contenido en el decreto, podría parecer que [en] el hotel de la SEDENA, la carretera que cruza la reserva y el sitio arqueológico se encuentran adentro de la zona núcleo, pero un mapa con una escala más grande muestra que han sido “recortados” de esta área -que tendría que ser inviolable y no fragmentada- y declarados como parte de la zona de amortiguamiento.” Lo que no pareció entender su autora o sus editores es que esas áreas no se ‘recortaron’ de una zona núcleo, sino que ésta creció a su alrededor, manteniendo dichos espacios como estaban, en zona de amortiguamiento. Parece lo mismo pero no lo es. En los hechos, lo que logró el nuevo decreto es justamente ‘enquistar’ al hotel Tren Maya para que no tenga posibilidades de ampliarse, y a su vez impedir que surjan otros desarrollos dentro de la (ahora) zona núcleo. Personalmente no sé qué mapas vieron los periodistas o cómo los interpretaron, pero para comprender mejor lo anterior ayuda ver con detenimiento estos mapas.

Mapas del decreto de 1989 y 2023 donde se muestra el cambio de zonificación. En el segundo se destaca el sitio del hotel. 

Lo que es cierto, y aquí habrá a quien no le parezca, es que hubo una negociación para reconciliar el Tren Maya (incluyendo el hotel) con la reserva con un resultado mucho más benéfico para la reserva y, como hemos comentado, para las comunidades que la habitan. Al presidente se le planteó ceder en las 2.5 hectáreas del hotel a cambio de que se modificara el decreto, lo cual, a decir del director de la reserva, fue una ‘salida maestra’. Coincido con él. 

Con respecto a la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), aquí nuevamente podrá no parecer a algunos, pero siendo parte del proyecto Tren Maya el hotel entra dentro del decreto que estableció al proyecto Tren Maya como de seguridad nacional, con el que se amplían los plazos para los trámites. Se presentó una MIA provisional en 2023 y este mes de julio se presentará la definitiva. Habrá que estar atentos pues ésta deberá incluir, entre otras cosas, los proyectos de restauración de la aguada Bonfil, contigua al hotel, así como otras dos de la zona como se comprometió la SEDENA. 

Sobre todo durante los largos periodos de sequía en Calakmul, las aguadas son fundamentales para la fauna. Foto: Edwin Hernández.

Para finalizar vale preguntar(nos) qué es lo que causa tanto revuelo o malestar. ¿Que exista un hotel dentro de la reserva? ¿Qué lo construya y opere la SEDENA? Habrá que asomarnos a otras reservas naturales icónicas, como Tikal en Guatemala o Iguazú en Brasil, que tienen hoteles en su interior. Pero más allá, es importante poner las cosas en perspectiva y para ello hay que volver al nuevo decreto, a esa historia no contada: el área afectada por el hotel involucra 2.5 hectáreas, mientras que las zonas núcleo de la reserva, que son las que tienen medidas más estrictas para la conservación de la naturaleza, crecieron a más del doble, pasando de 200,000 a 519,000 hectáreas. Personalmente, me parece una locura que personas preocupadas por la conservación de los ecosistemas en Calakmul no ponderen lo perdido frente a lo ganado, que en extensión es literalmente miles de veces mayor.  

Hay otra nota periodística que apenas vale la pena mencionar por su falta de seriedad. Se trata de ésta de Eme Equis, firmada por Jorge García Orozco y que parte de una supuesta filtración de Guacamaya Leaks para aseverar que la SEDENA construye ‘otro hotel’, añadiendo que es un proyecto de 50 hectáreas con propósito de lucro. Como puede confirmarse leyendo el decreto expropiatorio del Ejido San Luis, donde según el reportero se construye el segundo hotel, lo publicado por Eme Equis es una mentira redonda y debería darles vergüenza a los editores de ese medio. Pero como se trata de tiznar, la supuesta investigación fue retomada por el aparentemente más serio Animal Político en la nota referida.

Sobre la comunicación con la UNESCO

Reporteros y medios como los mencionados se dieron vuelo con un supuesto ocultamiento a la UNESCO de la información relacionada con el hotel. Lo que aquí no me queda claro es si ganó la ignorancia o la mala fe de todos los involucrados, incluyendo las voces apátridas que sugieren que por el Tren Maya la organización internacional debería retirar el nombramiento como Patrimonio Mundial Mixto. Basta aclarar un par de cosas. 

Primero, el trazo del Tren Maya no toca el bien protegido por la UNESCO, que se encuentra en la parte sur de la reserva. El estado parte (México) mencionó el proyecto del tren al Comité del Patrimonio Mundial pero no se envían estudios ni nada en detalle porque no está obligado a hacerlo al estar fuera del bien protegido (cuando más cerca le pasa el tren a 50 kilómetros). Por la misma razón la UNESCO no puede emitir una opinión al respecto. Lo que sí pueden hacer son preguntas, lo que ha sucedido luego del ruido mediático y la insistencia de algunos actores. Éstas fueron respondidas y el comité hasta ahora no tuvo más cuestionamientos.

Mapa del nuevo decreto con el bien patrimonio mixto. Se destacan los sitios del nuevo Centro de Atención a Turistas y Visitantes (CATVI) del hotel y así como el nuevo ingreso a la zona arqueológica de Calakmul.

Segundo. Cada año se entrega un informe del estado del bien enfocado al su valor universal excepcional. El hotel que construye la SEDENA se encuentra ciertamente dentro del bien protegido por la UNESCO, pero es atribución del estado parte (México) considerar si existe un riesgo al bien, lo cual por lo que aquí he intentado explicar no es el caso. De hecho, en la sesión 45 de dicho comité éste reconoce el mérito del nuevo decreto de la reserva y su nueva zonificación, y (traduzco) “felicita al estado parte por el amplio programa de acciones emprendidas por el INAH para la implementación del plan de manejo y conservación de los recursos culturales del bien.”

Como me explicó el director de la reserva José Zúñiga —a quien ninguno de estos medios (salvo Mongabay) buscó— “si la asamblea en la sesión 46 del comité acuerda y solicita información en torno al hotel, en los términos que lo soliciten se hará la respuesta.” De ser éste el caso, continúa, “se tendrán unos meses para responder, pero siempre por los canales institucionales”. 

Otro mal momento para quienes anhelan que le vaya mal a México. Los demás, celebremos que a 35 años de haberse creado, la Reserva de la Biosfera Calakmul se encuentra en la situación más favorable que jamás haya tenido para transitar, con justicia social, a la conservación de la biodiversidad y enfrentar los enormes desafíos que supone la crisis climática.

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Profesor de ecología política en University College London. Estudia la producción de la (in)justicia ambiental en América Latina. Cofundador y director de Albora: Geografía de la Esperanza en México.