Plasmar recuerdos ajenos es una tarea compleja, pues implica comprender no solo los hechos objetivos sino también lo que sintió la otra persona, siendo las emociones de lo más variado entre cada quien

Texto: Andi Sarmiento

Foto: Especial

CIUDAD DE MÉXICO.- Este documental de Carolina Kerlow nos narra la vida de su madre, Ziuta Grzybowska, una mujer polaca y judía, sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial, que llegó a México después de recorrer Ucrania y Rusia, huyendo de la guerra. Comunista, enfermera y guerrillera en Guatemala, dejó como legado una historia de resistencia que está grabada en una serie de cassettes en los que narra su travesía durante estos años. Su hija se encargó de reconstruir sus narraciones con base en pinturas y animaciones.

Con este ejercicio, Carolina logra hacernos ver su interpretación sobre las vivencias de su madre, quien pasó su juventud escapando y escondiéndose de uno de los regímenes más inhumanos del Siglo XX. 

Desde pequeña, Ziuta vio a su padre con gran admiración, tomándolo como ejemplo para seguir sus pasos en la lucha contra el bloque capitalista. Es por ello que siempre tuvo muy claro lo que creía y eran esas convicciones las que le daban la fuerza para seguir adelante. 

El coraje con el que soportó todas sus vivencias es el que hace que su narración no se enfoque solamente en la tragedia; las atrocidades del Holocausto que inegablemente la marcaron, le sirvieron para valorar más otras cosas como el mar, la comida o el hecho de estar viva.

Ziuta logra contarnos la historia acompañada del humor. Ella misma representa una dualidad entre la vida y la muerte, en la que la muerte nos hace valorar más la vida y viceversa.

Cada situación, al ser representada bajo la interpretación de Carolina, tiene una estructura visual diferente, que se transforma conforme los hechos lo requieren. El audio de Ziuta y las imágenes construidas de Carolina logran transportarnos de cierta manera a sus mentes, haciéndonos vivir una parte de su historias.

Si bien la trama de la cinta es sobre las experiencias de Ziuta, su hija también juega un papel importante dado que las acciones de su mamá influyen en ella y el trabajo que hace tiene influencia sobre el legado de su madre. Además, ella actúa sobre nuestra percepción de la historia; si las mismas narraciones fueran recreadas con otro tipo de imágenes, nuestra forma de recibir el documental sería distinta.

Plasmar recuerdos ajenos es una tarea compleja, pues implica comprender no solo los hechos objetivos sino también lo que sintió la otra persona, siendo las emociones de lo más variado entre cada quien. 

Algo clave para la elaboración de este proyecto fue la conexión de la maternidad entre estas dos mujeres; nadie hubiera podido empatizar y sentir a Ziuta de la forma en que lo hizo Carolina. Lo que vemos en el largometraje es el sentir de una hija al escuchar los dolores y la resiliencia de su madre.

Cíclicamente, la muerte de Ziuta impulsó a Carolina a trabajar con sus ideales de la misma forma en que Ziuta se mantuvo de pie preservando el legado de su papá.

Este es un homenaje y una carta de amor hacia una mujer que luchó por unos ideales en contra de un sistema que ha permitido tantas muertes, como la de su propio padre. Es una proyección sobre lo que es vivir en resistencia por el mero hecho de existir. Ziuta se comunicará siempre con nosotros por medio de sus grabaciones pero también, por medio de su hija. 

La memoria es algo que se construye y se conserva, sirve para que el paso de los momentos y las personas en nuestra vida no sea en vano. Para que sus luchas trasciendan y no terminen cuando alguien fallece. En este documental Carolina preserva y comparte la esencia de su madre, para difundir un poco de esta historia de lucha, que como la suya hay muchas otras.

Es importante no dejar de recordar la historia y reinterpretarla. El caso de Ziuta es un ejemplo de lo que conlleva una persecución política y racial. La Segunda Guerra Mundial representa una ideología que se mantiene y que últimamente ha cobrado mucha fuerza. 

Hoy en día sigue ocurriendo el genocidio, persisten las historias de gente que ha tenido que abandonar su lugar de origen por la fuerza. Se mantiene el sistema contra el que Ziuta luchó toda su vida. Palestina, Congo, Sudán o Sudamérica son ejemplos de lo necesario que es conservar la historia para entender que no son hechos nuevos ni aislados; que el olvido y el silencio son lo que les da la fuerza para seguir violando los derechos humanos de poblaciones enteras.

Entender también, de dónde vienen los pensamientos de la ultraderecha y recordar las consecuencias de no ponerles un alto a los personajes imperialistas y racistas que se encuentran en el poder. 

Por eso, es fundamental que se sigan realizando proyectos como el de Carolina, que nos recuerdan a quienes lucharon por la libertad en el pasado, por qué lo hicieron, y por qué nosotros debemos seguir su camino.

Ziuta travesías se encuentra disponible en la Cineteca Nacional.