Yucatán es de nueva cuenta punto rojo en violencia de género. En esta ocasión, destaca una juez que deja libres a todos aquellos agresores que han tratado de matar a sus parejas.
Lydiette Carrión
Astrid Sánchez fue víctima de feminicidio en grado de tentativa. Su ex pareja intentó asfixiarla durante la noche entre el 14 y 15 de abril de 2022, en Mérida, Yucatán.
La historia es similar a muchas. Tras un año y medio de noviazgo, con varios episodios de violencia emocional, Astrid y su expareja, “E.”, estuvieron hablando y discutiendo, esto en el domicilio de ella. Ella le informó que terminaría la relación; se enteró de que él y otro amigo compartían fotografías íntimas de otras jóvenes sin consentimiento de éstas. Es decir, E ya estaba cometiendo otro delito. Al conocer esto, «E» le puso las manos alrededor del cuello. Ella no podía respirar, y al darse cuenta de que peligraba su vida, Astrid accedió a seguir hablando con él. Ella le dijo algo así como “perdóname, vamos a hablar”.
Unos minutos después, él pareció reflexionar los hechos y dijo: “Tú me vas a denunciar, ya me cargó la chingada. Si de todas formas voy a ir a la cárcel, mejor termino lo que empecé”.
Y trató de ahorcarla otra vez.
“Yo le juré que no lo iba a denunciar, le juré por mi mamá y mi hermana”. Esto, por supuesto para salvar su vida.
Al día siguiente intentó interponer la denuncia, pero en el ministerio público se negaron a atenderla; la gente que se encontraba ahí alegó que era Semana Santa, y que volviera otro día. Al día siguiente fue al Centro de Justicia para las Mujeres, en el que tras varias horas por fin pudo hacer una denuncia legal.
Sin embargo, varios meses después, la jueza de control Elsy del Carmen Villanueva Segura reclasificó el delito a “lesiones calificadas”. Esto a pesar de que Astrid y su defensa presentaron un peritaje en el que una médica legista concluyó que Astrid tenía moretones en el cuello causadas por dedos; así como otros moretones en el resto del cuerpo. Además, reclama Astrid, en la primera audiencia “se la pasó cuestionándome a mí, como si yo fuera la culpable”.
La juez ni siquiera aceptó el delito de lesiones en razón de género, ya que Astrid dijo que regresaría con su agresor.
En este alegato resulta evidente la falta de perspectiva de género. La jueza pasó por alto el hecho de que Astrid prometió cosas a su agresor para salvar su vida; pero también, incluso si Astrid hubiera genuinamente aceptado volver, la jueza tendría que saber que, en promedio, las mujeres realizan unos siete intentos de abandonar a su agresor, y, por las dinámicas de violencia al interior, regresan.
En septiembre pasado, Astrid y su defensa interpusieron una queja ante el Consejo de la Judicatura, y apeló la decisión de la jueza.
“No estoy de acuerdo en que no se llamen las cosas como son”, advierte Astrid. “Yo sé que su intención [de su ex pareja] era muy clara. Que si no le decía lo que dije, yo ya no estaría aquí”.
El pasado miércoles 7 de diciembre, la Primera Sala del Tribunal Superior de Justicia de Yucatán –tres magistrados, una mujer y dos hombres– concluyeron que la jueza Villanueva Segura actuó sin perspectiva de género; enfatizaron que no se puede desestimar un estrangulamiento y reclasificaron el delito como tentativa de feminicidio.
El tribunal se basó en los argumentos que presentó la defensa de Astrid: el hecho de que fueron pareja durante un año y medio, y que durante ese tiempo hubo mucha violencia, no tanto física, sino psicológica, celos, aislamiento.
No es la primera vez que la jueza Villanueva Segura es acusada de emitir sentencias sin perspectiva de género y de no reconocer el delito de tentativa de feminicidio. La propia Astrid, quien es reportera, cubrió un caso similar al suyo en la Jornada Maya. Ahí documentó el caso de otra joven que fue pateada, encadenada, golpeada con el puño y cerrado y casi asfixiada porque su agresor le cubrió la boca con cinta canela.
Y en este otro caso Villanueva Segura tampoco consideró el delito de feminicidio en grado de tentativa.
Astrid es enfática: pide que su caso no vuelva con la jueza Villanueva Segura.
En Yucatán, como en todo el país, sospechosamente existen muy pocos casos de tentativa de feminicidio, y sí muchas carpetas por lesiones o violencia familiar. Según una investigación de Connectas, entre 2016 y 2020 hubo 16 denuncias por el delito de tentativa de feminicidio. En cambio, hubo 8 mil 170 denuncias por violencia familiar; y 8 mil 914 denuncias por lesiones dolosas.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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