De acuerdo con la Fiscalía de Yucatán, en el primer semestre de este año se recibieron 42 denuncias penales por maltrato o crueldad animal en la entidad. Especialistas coinciden en que este tipo de violencia se suma a otras que imperan en ese estado, pero que no siempre salen a relucir en redes sociales
Texto: Herbeth Escalante
Fotos: Herbeth Escalante, Lorenzo Hernández y Cortesía
YUCATÁN. -El brutal asesinato del perrito “Rufo” en plena vía pública en Mérida, evidenció una vez más una cruda realidad: En Yucatán prevalecen actos de crueldad animal que parecieran imparables y que no dejan de sorprender a una sociedad que presume ser pacífica.
El can, un mestizo de color blanco que era muy querido por los vecinos de la colonia Chuburná, al que solían alimentar, fue atacado por un sujeto que supuestamente era su dueño.
Lo golpeó con un martillo y posteriormente lo degolló con un machete, mientras una testigo le suplicaba que se detenga. Luego arrojó su cuerpo sin vida en un bote de basura y se escondió en su casa.
La noticia corrió rápido en las redes sociales, por lo que activistas y rescatistas de perros se trasladaron al predio en donde ocurrió el hecho violento. Bloquearon la calle y protestaron afuera de su vivienda en donde le gritaron “asesino”, y desde ahí exigieron a las autoridades policiacas que lo detengan porque el delito ocurrió en flagrancia.
Tras varias horas de tensión y luego de que los peritos de la Fiscalía de Yucatán recabaron evidencias, tomaron fotografías y levantaron el cuerpo de “Rufo”, dicho sujeto fue arrestado y a las pocas horas fue presentado ante un juez de control para imputarlo por el delito de crueldad animal.
Así como este caso, se han reportado decenas en Yucatán en los últimos años: Perritos a los que dejan amarrados hasta que mueren por golpes de calor, víctimas de zoofilia, asesinados a golpes en la calle, gatos envenenados masivamente, zarigüeyas torturadas, un oso hormiguero crucificado y caballos destripados al ser corneados por toros en los terribles torneos de lazo.
Desde el año 2013, se han aprobado diferentes reformas en el Congreso local para tratar de hacer frente a esta grave situación, desde tipificar el maltrato animal como delito en el Código Penal, aumentar las sanciones a quienes cometan estos actos violentos, incluir educación sobre bienestar animal en las escuelas y la creación de la Unidad Especializada en Delitos de Maltrato Animal Doméstico en la Fiscalía de Yucatán. Sin embargo, en los hechos pocas personas han sido puestas a disposición de un juez de control para ser sancionadas y no existen políticas públicas suficientes para la prevención de estas conductas.
Actualmente, el Artículo 409 del Código Penal yucateco establece que quien cometa actos de maltrato o crueldad en contra de un animal doméstico que le provoquen la muerte, se le impondrá la pena de uno a cuatro años de prisión y una multa de 400 a 800 Unidades de Medida y Actualización. En caso de que se haga uso de métodos que provoquen un grave sufrimiento al animal previo a su muerte, es decir, que lo torture, las penas se aumentarán en una mitad.
De acuerdo con la Fiscalía de Yucatán, en el primer semestre de este año se recibieron 42 denuncias penales por maltrato o crueldad animal en la entidad.
Para la presidenta de la asociación civil Evolución Animal, Silvia Cortés, los casos de brutalidad como el de “Rufo” en realidad no son esporádicos, no son hechos aislados, más bien suceden de manera frecuente y repetitiva en la entidad. Dijo que se suma a otros tipos de violencias que imperan en nuestra sociedad, pero que no siempre salen a relucir en redes sociales.
Por tal razón, recalcó, para que este problema no siga aumentando tiene que ser atendido con la misma seriedad, con la misma ética y otorgándole también un presupuesto importante, para que se atienda de manera preventiva y correctiva.
La activista indicó que han pasado 10 años desde que se tipificó el delito de maltrato animal en Yucatán, lo que considera como “un pasito que va bastante atrasado”, pues apenas se están viendo las primeras acciones serias para tratar de combatir este flagelo.
Silvia Cortés indicó que la Unidad Especializada en Delitos de Maltrato Animal Doméstico lleva en funciones apenas un año, por lo que es necesario que la sociedad civil trabaje de la mano con sus investigadores para resolver estos casos de brutalidad.
“Las denuncias son muy importantes, porque gracias a estas acciones legales hemos conseguido resoluciones exitosas, no tan sonadas en los medios de comunicación, pero que están dando la experiencia para atenderlos y están ayudando a las autoridades a crear protocolos para poder actuar de manera correcta cuando ocurran estas situaciones como las de Rufo”, apuntó.
Justo hace un año, en la colonia Canto de Mérida, ocurrió otro terrible acto de crueldad animal que cimbró a la sociedad yucateca. Un hombre golpeó salvajemente con un tubo al perro “Oso” a la vista de su dueña y de vecinos que grabaron los hechos. Debido a la gravedad de las lesiones, la mascota falleció a las pocas horas.
Con ayuda del abogado René Ramírez Benítez, se recabaron los elementos de prueba suficientes para que dicho individuo sea vinculado a proceso por el delito de maltrato animal, convirtiéndose en uno de los primeros casos exitosos en los que se hizo justicia por un ser sintiente en Yucatán.
El litigante explicó que en la etapa intermedia del juicio, la defensa del imputado hizo uso de su derecho de acogerse a una suspensión condicional del proceso, es decir, recurrió a una figura de solución alterna en la que se comprometió a reparar el daño. Fue entonces que se logró un precedente en materia de justicia por un delito de crueldad animal, ya que el hombre que asesinó a Oso tuvo que realizar trabajo de servicio social en un albergue de canes y gatos rescatados que opera la asociación Evolución Animal.
“Por primera vez hubo una reparación del daño a través de trabajo social a favor de seres sintientes y, con esta medida, se busca la garantía de no repetición del delito”, declaró René Ramírez, quien explicó que el acusado también tuvo que cubrir los gastos veterinarios que surgieron para atender las lesiones del perrito.
El especialista indicó que en Yucatán se persigue de oficio este delito, pero no basta con publicar en las redes sociales lo que está ocurriendo, pues como ciudadanos debemos colaborar con las autoridades para integrar de manera correcta una carpeta de investigación que permita un castigo ejemplar y medidas de no repetición.
“La parte de investigar y sancionar es importante, pero también como sociedad tenemos que reflexionar de manera colectiva por qué les estamos dando un trato indigno a los seres sintientes. ¿Qué nos está sucediendo que estamos desvalorizando una vida?”, sentenció
René Ramírez enfatizó que los activistas defensores de los derechos de los animales no se dan abasto, por lo que invitó a que exista mayor empatía y colaboración de la gente para prevenir estos actos de crueldad.
Un joven vaquero de nombre Jared Baas murió en abril del 2022 al ser embestido por un toro en un torneo de lazo que se realizó en el municipio de Kanasín, lo que despertó de nuevo la polémica sobre estos espectáculos de crueldad animal en donde también los participantes y el público corren peligro.
En esos eventos, los vaqueros montados en sus caballos persiguen a los toros por todo el ruedo para tratar de “lazarlos”, y al mismo tiempo tienen que esquivar sus ataques. En muchas ocasiones, la gente asiste a los cosos taurinos por el morbo de ver morir de forma salvaje a los equinos.
A más de un año de la tragedia de Jared, esos eventos se siguen realizando de manera ilegal en prácticamente todo el territorio yucateco, pues sus organizadores y las autoridades municipales las disfrazan bajo el argumento de que se tratan de “usos y costumbres”, y por lo general se llevan a cabo durante las festividades dedicadas a los santos patronos de los pueblos.
“Pero en realidad son un jugoso negocio en donde los caballos mueren destripados al ser corneados y los toros sufren lesiones y tratos terribles, ante la mirada de niños y familias enteras que ponen en peligro su vida, pues ha habido casos en los que animales se escapan del ruedo”, comentó el diputado presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Congreso local, Harry Rodríguez Botello Fierro, uno de los principales opositores de esos espectáculos.
El representante del Partido Verde sostuvo que existen intereses políticos y económicos por los que aún no se ha legislado para acabar con estos espectáculos de crueldad animal, por lo que advirtió que de no tomarse medidas para erradicarlos, se convertirán en un problema de seguridad estatal.
“Desde hace tiempo intentamos impulsarlo en el Congreso y nada, no hay voluntad política. Podemos hacer reformas para prevenir y sancionar el maltrato animal en Yucatán, pero cuando se trata de erradicar esta actividad no podemos avanzar porque está en manos de los Ayuntamientos, los cuales hacen poco o nada porque en esos eventos obtienen un sinfín de oportunidades de negocios muy lucrativos, como la venta de alcohol, de drogas y el cobro de entradas”, explicó.
Harry Rodríguez reveló que a muchos alcaldes y hasta a diputados no les conviene acabar con los torneos de lazo, ya sea porque tienen negocios en esos eventos o relaciones con ganaderos, o simplemente por cuestiones electorales, pues son espectáculos muy populares entre la población que siempre están llenos.
Los torneos de lazo, sin duda, son el claro ejemplo de lo que está sucediendo en Yucatán, en donde la tortura y la muerte violenta de los animales se ha normalizado.
La activista Silvia Cortés hizo énfasis en que es necesario que la población abra los ojos ante los repetitivos actos de crueldad animal y dejen de vivir en la burbuja de que en Yucatán las cosas están bien y que todo es paz y seguridad.
“El hecho de que seamos el estado con menos violencia no es sinónimo de que seamos el estado más seguro. Tenemos que ponernos las pilas porque esta situaciones no están ocurriendo con personas que tengan perfiles monstruosos, son personas que deambulan entre nosotros normalmente, de las que después los propios vecinos dicen que nunca se imaginaron que fueran capaces de matar animalitos y de llegar a tanto”, indicó.
Por último, puntualizó que las autoridades tienen que tomar como prioritario no sólo la prevención de estas conductas en contra de los seres sintientes, sino también atender de manera urgente la salud mental de los ciudadanos.
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