“Yo soy una niña de la orilla”: claman con performance en Ecatepec

8 diciembre, 2019

Con performance, baile de 15 años y la pinta de un mural, jovenes estudiantes protestan contra los feminicidios en el municipio con mayor índice de este delito del país. Narran las implicaciones de vivir en una colonia donde a cada rato aparecen cuerpos de mujeres en el canal.

Por Vania Pigeonutt

Fotos María Ruiz

ECATEPEC, ESTADO DE MÉXICO.- “Yo soy Michel, Joseline Lupita, Daniela, Rosita, una niña de la orilla. Yo soy la embolsada, la violada y quemada, la niña arrojada al río de aguas negras. Yo soy la niña pobre de la periferia. Yo soy fuego, aires de estas tierras, voz de las nuestras que surge entre polvareda para llegar aquí, a dar voz en otras que insisten vivir y jugar mientras sueñan”, lee Alma Belén Pérez García, de 18 años de edad, egresada de la preparatoria oficial General Francisco Villa, número 128.

En el patio de la escuela ubicada en Ecatepec, adolescentes vestidas de quinceañeras están listas para hacer un performance. Son estudiantes del taller: “Mujeres, arte y política” del profesor Manuel Amador, autor del poema., Este municipio es el que tiene mayor incidencia de violencia feminicida. Para exigir justicia por las niñas asesinadas  hacen este perfotmance en la colonia donde se ubica la preparatoria, la Hank González.

Los salones están repletos de frases como: “Dos pechos, escudos de este corazón rebelde”; “No construir mi escuela también es violencia”; en referencia a que varios rspacios tienen techo de lámina. La escuela ha pedido decenas de veces mejores instalaciones; son 12 aulas con una comunidad estudiantil de 600 integrantes, donde el 50 por ciento son mujeres.

Estas actividades fueron parte de la jornada “Consonantes Mujeres Ecatepec”, que es parte de la iniciativa Spotlight de la ONU en México, en su campaña “16 días de activismo contra la violencia de género”. El programa abarca Estado de México,  el municipio de Chilpancingo Guerrero; Chihuahua y Ciudad Juárez.

Mariana, Diana, Belén, Andrea, dieron voz con el performance “Quinceañeras en silencio”, dedicado a las niñas asesinadas y dejadas en el canal que pasa por la Hank González, y a quienes antes de matarlas fueron violadas. Los relatos estremecían. Padres de familia, a pesar de ser un sábado a las 11 de la mañana escuchaban atentos a las niñas con voz de trueno.

Después de leer las historias de horror de niñas brutalmente asesinadas, las mujerea caminaron al centro del patio donde después otras mujeres tapadas de los ojos y con sus pañuelos verdes representaron “El violador eras tú” el famoso performance que ha dado desde Chile, la vuelta al mundo.

Las mujeres bailaron vals de 15 años. Durante el vals levantaron osos de peluche, después como un símbolo de esperanza lanzaron pétalos de rosa al aire. Las chicas tenían moretones simulados, manchas de sangre con pintura roja.

“No podemos salir después de las 6 de la tarde”

Mariana tiene 17 años, va en tercer semestre de la prepa:

 “Es la primera vez que lo hago, fui invitada por el profesor Amador, no sabía cómo expresar la situación que me tocó del caso. Me tocó hacer el caso de Rosita, que tenía mi edad, fue violada y asesinada, fue tirada en un camión de basura. Ya nadie más habló de ella por ser una mujer pobre. Fue encontrada en la Hank González en un camión de basura. Nos dieron los diálogos ayer y traté de memorizarlos y como fui la última de las quinceañeras me metí en el papel de Rosita, traté de hacerlo con drama, casi casi me salieron las lágrimas, cuando me dijo el maestro: fue en la colonia donde yo vivo, desde muy chiquita, desde la panza de mi mamá, me sentí muy triste”.

En un salón, se cambian sus crinolinas y sus vestidos color coral fosforescente, blanco, azul marino, verde agua, lila con plateado, rosa con un moño atrá. Ahí dialogan colectivo sobre las violencias feminicidas a las que están expuestas. De acuerdo al periódico digital local A fondo, durante 2019 han ocurrido 166 homicidios con tentativa de feminicidio.

“Yo soy de aquí y voy con miedo de salir a las calles. En las mañanas es: vete corriendo”, dice Mariana.

Diana, de 17 años, dice que: “Allá por mi colonia acaban de matar a tres personas. En la Polanco Buenavista, cerca de la Hank González, a tres hombres con armas de fuego. Nosotras no salimos de la calle en la noche. La hora que podemos salir es a las 6, es lo más seguro que uno puede salir de su casa”.

Alma Belén Pérez García es egresada de la Panchito, como le conocen a la preparatoria número 128 de cariño, sus estudiantes.

“Yo ya había participado en este tipo de eventos. Ya había hecho el de las quinceañeras. A mi me tocó un caso que acabo de ver. Es una chica llamada Nancy. A ella la encontraron tirada en un lote baldío, ella iba a la escuela, tenía 14 años, supongo que iba en secundaria y cinco días después su cuerpo fue encontrado”.

Para ella el performance es muy importante “porque a través de ciertas caracteristícas te das cuenta que puedes transmitirle con más fuerza el mensaje a las personas, ya no sólo es con la expresión corporal. Este tipo de caracterización te permite demostrarle a las personas, cómo fue violentada esta chica, y para que hagan un poco más de conciencia, esto es impactante, les impacta ver más a una chica con moretones y signos de violencia”.

«Han encontrado a chicas, niños, niñas, secuestradas, asesinadas, no hay rasgo de edad para que te pueda pasar esto, dice otra chica de tercer semestre a quien le tocó ser parte del performance que empieza: “el patriarcado es un juez, que te juzga por nacer…”

Andrea describe lo que vivió: “Me tocó Dulce Ivón una niña de 14 años que fue violada por tres hombres, sus restos, su cuerpo lo aventaron en el canal de la Hank González, es una barranca, pero es concida así”.

Belén, quien ya va a la universidad en la Ciudad de México tiene que tomar ciertas medidas, y así viven todas. 

“Tienes que llevar gas lacrimógeno o prepar una esencia. Tengo que prepararme para ir todos los días a la CDMX porque allá voy a la universidad. Allá es menos peligroso que acá. Salimos a las 2 de la tarde y ya da miedo venirse aquí porque ya no estás segura, entonces tenemos que venirnos con gas lacrimógeno por si alguien, se nos acerca alguien, tenemos que tomar cursos de defensa personal, para reaccionar rápido y echarnos a correr. No sé, lo que últimamente se escucha es gritar fuego para que los vecinos salgan a ayudarnos”.

Las chicas cuentan historias de terror. Narran que los policías tienen un pacto con los grupos que las quieren seguir para hacerles daño, con los que roban, con quienes cometen las peores atrocidades y ellas no confían en ellos, no pueden salir a las calles, porque ni con sus familias se sienten acompañados. Es una sensación de soledad constante.

Un cambio estructural: Manuel Amador

Manuel Amador, el profesor quien diseñó este performance. Es un activista por los derechos de las mujeres y las comunidades vulnerables. Explica que la realización y puesta en escena del acto en referencia a los 15 años impacta “primero a las chicas, le agregan algunos elementos, van los pasos, los movimientos, el tema de los peluches es de una forma y trajeron los peluches y fue de otra forma que representaba el abandono, ese juguete tirado cuando lo avientan”.

Comenta que “hay mucho cuidado en tratar esa simbología, esos arquetipos de las mujeres en la periferia. El concepto de quinceañera es un símbolo, desde la danza, la ritualidad, todo lo que se teje a partir de los 15 años, la supuesta felicidad que se vive no es así, están encerradas, no pueden salir. El tema es el encierro”.

Dice que las niñas no tienen la necesidad de hacer esto, ellas deberían de estar estudiando, trabajando o caminando libremente en la calle.

Todas estas historias son reales, son de Ecatepec. Una de ellas encarnó la historia de una amiga, que la secuestraron cuenta. 

“La criminalidad sabe que es posible extraer mujeres pobres de espacios de impunidad, de criminalidad, de abandono, porque allí se canceló el acceso a la justicia, a la dignidad a la vida; opera todo”.

Lo que pasa en Ecatepec, relata Manuel —quien lleva 15 años trabajando en este municipio como maestro de Métodos de investigación y con su taller—  es que el método ha logrado potenciar los liderazgos de varias estudiantes con historias de violencia familiar. El Estado ha despreciado a las mujeres de esta periferia, omitió resolver las violencias de las mujeres pobres.

“Hay una serie de patrones que no se atienden, el tema de las calles vacías sin luz. También la economía, si no atendemos el tema de los empleos, la ilegalidad es un problema, la bisneada. Me voy a dedicar a la bisenada, buscarle, cómo, como se presenta, se empieza a entender cómo el crimen organizado, para venta, para secuestro, cualquier cosa se reclutan. Allí hay cosas muy profundas que no se han revisado”.

¡Cien, cien, ciento veintiocho!

Llegó el momento de inaugurar el mural “Mujer guerrera”, que entre girasoles muestra el rostro de una mujer de Ecatepec, que puede ser cualquiera, tranquila, libre. 

Es una conceptualización de la artista Liz Rashell. En cuya paca quedó impreso que: “a partir de experiencias de encuentro contamos historias desde una visión colectiva nos preguntamos nuestro rol frente a realidades que nos rodean y generamos propuestas de lo que queremos construir para nuestro presente y nuestro futuro, somos fuertes, porque nos respetamos, somos fuertes porque nos queremos”.

Las estudiantes de la Panchito gritaron al final: “¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más! ¡Cien, cien, ciento veintiocho!”

Antes, la directora de la escuela, Leticia Fragoso, dijo: “No queremos seguir siendo mancilladas y heridas. No queremos más violencia y por eso vamos a gritar : ¡basta!”.

El poema del profesor Amador concluye: “Que con nuestros cuerpos gritamos poesía de la libertad, la exigencia de justicia y al danzar trazamos la esperanza”.

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Foránea siempre, lo suyo es lo audiovisual y el periodismo es la vía por donde conoce y cuestiona al mundo.

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