«Yo sé que mi hija vive»

17 enero, 2020

Norma Dianey García desapareció en 2018 cuando volvía de su trabajo en Chimalhuacán. Dos hombres fueron detenidos, dijeron que la asesinaron. Uno murió en prisión y otro salió libre porque «como no hay cuerpo no hay delito». Su familia no ha dejado de recibir mensajes de extorsión. Este domingo marchan en el oriente del Estado de México para exigir justicia

Texto: María Ruiz

Fotos: Especial y María Ruiz

Norma Dianey tiene 26 años. El día que la secuestraron tenía 24, lleva dos años desaparecida. El 15 de enero del 2018 Norma Dianey García se fue a trabajar. Desde hace siete años era empleada del Banco de Coppel de Fernando Arruti en Chimalhuacán, Estado de México. El día de su desaparición, en quincena, invitó a su familia a cenar, pero esa cena se quedó pendiente, porque desapareció en el camino de regreso a su casa.

A Norma Dianey le importaba mucho su trabajo, entró al Banco de Coppel desde los 17 años. Cuando desapareció la empresa no apoyó a su familia y a los tres meses la dieron de baja por abandono.

La última vez que alguien vio a Norma Dianey fue en la combi que tomaba para regresar a su casa. Un compañero iba en el mismo vehículo y se dio cuenta que Norma habló por teléfono con una persona a la que le avisó que estaba llegando al sitio de taxis. Él se bajó antes y a partir de ahí lo que se sabe son especulaciones. 

“No éramos madre e hija, éramos amigas. Éramos cómplices, con mis tres hijas decíamos que éramos las tres mosqueteras. Una para todas y todas para una. Nos falta una…”.

María de Lourdes Arizmendi

Cuando su familia acudió a denunciar su desaparición lo primero que le dijeron fue que  tenía que esperar 72 horas y que seguramente se había ido con el novio. Pero el novio nunca se ha hecho presente, ni siquiera para preguntar qué ha pasado, a pesar de que en las investigaciones se supo que con él fue con la última persona con la que habló por teléfono.

“Lo interrogaron después de 11 meses pero argumenta que no tiene nada que ver, que era una relación de tres meses. Él nunca se tomó la molestia de preguntar qué ha pasado ni cómo estaban las cosas, como si no le preocupara”, cuenta la señora Arizmendi. 

El dia 16 de enero del 2018 la familia de Dianey acudió a Centro de Atención de Personas Extraviadas o Ausentes (Capea) a levantar el boletín de desaparición. Ese día seis mensajes le llegaron al celular del señor García, padre de Dianey, desde el celular de su hija. Pedían un rescate de 600 mil pesos para volverla a ver. Acudieron a hacer la denuncia por secuestro pero no había quién les tomara declaración en el Ministerio Público, por lo que tuvieron que regresar a casa. Hasta el día 18 de enero, tres días después de su desaparición, pudieron denunciar e inició la investigación.

“Se perdió mucho, mucho tiempo, demasiado”, cuenta la madre de Dianey. 

En esos días lograron encontrar a los secuestradores: eran padre e hijo. El hijo murió cinco meses después de ser detenido en el reclusorio. Y al padre, al declarar culpable al hijo, lo dejaron libre.

“Las autoridades nos dicen: ‘Dos noticias, una buena y una mala’;  nos dicen así, con frialdad: ‘la buena es que el fulano murió, la mala es que se llevó todo’. 

«El juez del (Penal Neza) Bordo le da libertad al padre. Como no hay cuerpo, no hay delito. Cuando los detienen ellos dicen que abordaron a mi hija, la subieron en un carro, la mutilaron, y la fueron a tirar por Pirámides de Teotihuacán. Pero el fulano dice que era de noche y no se acuerda. Hasta ahorita yo he ido a forenses e ido a (Instituto de Ciencias Forenses) Incifo, y no encuentro el cuerpo de mi hija”, relata María de Lourdes Arizmendi.

Actualmente la investigación está congelada, sin avances. La información con la que cuenta la familia de Norma la han obtenido ellas, por su cuenta. Buscan en forenses, acuden al Ministerio Público, van el Incifo. 

La familia sigue recibiendo mensajes por Whatsapp, les piden dinero desde el celular de Norma. La última vez, en septiembre del 2019, les pidieron que depositaran cinco mil pesos diarios. 

Norma Dianey

«Ella es Norma Dianey, una niña excelente. Con metas, dedicada a su familia. Su meta era tener trabajo, estaba viendo lo de su casa, le faltaba un mes para que tuviera su casa. Esas eran sus metas, metas que se quedaron cortas. Era una chica excelente. Ese pedacito que me falta voy a seguirlo buscando, hasta encontrarla”.

-María de Lourdes Arizmendi, madre de Norma Dianey.

Lourdes Arizmendi y su hija, Norma Dianey. Foto: Especial.

María de Lourdes Arizmendi está segura de que su hija está viva:

“Sin saber nada, no tener noticias, no abrazarla es bien duro. No sabemos si es trata de blancas. Te metes un bocado a la boca y piensas: ‘¿ya comerías, mi niña?’, ‘¿ya dormirías?’ No te puedo decir que está bien, está mal dondequiera que se encuentre. La garantía que tengo es que no está muerta, porque he ido a forenses y no he tenido resultados. Sé que mi hija vive, el calvario y el martirio que está sufriendo es muy duro pero yo sé que mi hija vive. El instinto de madre nunca te falla y donde quiera que esté yo siempre le mando bendiciones”.

-¿Qué consejo le darías a las madres que buscan a sus hijas?

“Que no se detengan, que busquen, que no se sientan intimidadas por las autoridades, que no se confíen que ellos harán el trabajo, nosotras tenemos que buscar”.“

La colectiva Mujeres del oriente durante una protesta en el Encuentro zapatista de mujeres que luchan. Foto: María Ruiz.

A dos años: colectividad

A dos años de la desaparición de su hija, Lourdes Arizmendi se acercó a activistas, colectivos, medios. Quiere que su búsqueda no pase desapercibida pero se pregunta ¿qué pasa con las personas indiferentes?

“¿Somos cuántos? Somos miles, millones, ¿cómo es posible que a dos años ninguna persona me pueda dar pistas de mi hija? ¿cuántas veces ve los casos en redes sociales, si la vieron en algún lugar? No dicen nada. A dos años te puedo decir que aprendes a vivir con el dolor, el miedo y que nadie te va a decir: ‘yo te voy a ayudar’. Tienes que ser fuerte y lo único que sé es que si yo caigo, mi familia cae”, expone Arizmendi.

En estos dos años, sin embargo, encontró apoyo de otras mujeres. Algunas más jóvenes que su hija, o de su misma edad. Ese apoyo para ella es como una semilla que está creciendo:

“¿Qué significa? Mucho, porque una semillita se va sembrando”.

A la señora Arizmendi la acompañan dos colectivas del Estado de México: Nos queremos vivas Neza y la Red de Mujeres en el Oriente del Estado de México que luchan. Se reúnen para accionar contra la violencia a las mujeres. Este domingo 19 de enero convocaron a una manifestación en Chimalhuacán para exigir se siga investigando el caso de Norma Dianey. 

“La intención de salir a las marchas es que la gente volteé a ver qué está sucediendo realmente, que no sea indiferente. Sabemos que estamos cargados de mucho miedo y quienes en casa tenemos ya sea una desaparecida, una muerta o estamos sufriendo abusos sexuales, entendemos que esto es muy complejo”, cuenta Patricia Álvarez integrante de la Red de Mujeres del Oriente.

En otras ocasiones que han salido a las calles no la han tenido fácil, en estos municipios han experimentado violencias durante las manifestaciones:

“Cuándo realizamos marchas son de lo más violentos hacia nosotras. Nos han llegado a aventar los carros, a insultarnos”, cuenta la activista.

La manifestación más numerosa por los derechos de las mujeres en el Estado de México fue en Ecatepec, el 8 de marzo de 2019. Aproximadamente 200 mujeres asistieron. En la última acción asistieron 80 mujeres. Esperan que este domingo acudan entre 50 y 60. 

“El trabajo es muy lento en este lado del Oriente. Conocemos compañeras que viviendo en Chimalhuacán hacen trabajo pero en la Ciudad de México. Nosotras creemos que debemos de empezar a hacer trabajo de este lado nuestro territorio”, cuenta Patricia. 

La manifestación saldrá a las 10 de la mañana de la calle Quetzalli, esquina con Cuarta Torre, en Chimalhuacán, Estado de México.

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Foránea siempre, lo suyo es lo audiovisual y el periodismo es la vía por donde conoce y cuestiona al mundo.