27 febrero, 2024
El soldado norteamericano Aaron Bushnell decidió autoinmolarse como protesta ante el genocidio contra el pueblo palestino. Lo hizo con su uniforme del ejército, en una transmisión en vivo, mientras a miles de kilómetros las bombas no dejan de caer, y nos preguntó ¿qué haríamos nosotros si nuestro país estuviera cometiendo un genocidio?
Texto: Daniela Rea Gómez
Foto: Anna Moneymaker / Getty Images vía AFP
CIUDAD DE MÉXICO. -«Estoy a punto de participar en un acto extremo de protesta, pero comparado con lo que la gente ha estado experimentando en Palestina a manos de sus colonizadores, no es extremo en absoluto. Esto es lo que nuestra clase dominante ha decidido que sea normal».
Así es como el integrante de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en activo, Aaron Bushnell, anunció el acto de protesta que realizó este domingo 25 de febrero frente a la embajada de Israel en Washington, para reclamar el cese al fuego en Palestina.
Bushnell transmitió en vivo el acto de protesta a través de redes sociales. En el video se ve a un hombre que porta uniforme militar caminar hacia la embajada israelí en Washington, y mientras camina con un teléfono en mano y un termo en otra, dice:
“Mi nombre es Aaron Bushnell. Soy miembro en servicio activo de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Y ya no seré cómplice del genocidio. Estoy a punto de participar en un acto extremo de protesta, pero en comparación de con lo que la gente ha estado experimentando en Palestina en manos de sus colonizadores no es nada extremo. Esto es lo que nuestra clase gobernante ha decidido que será normal”.
Después se rocía el líquido que tiene en el termo y tras algunos intentos se prende fuego y grita mientras es devorado por las llamas:
“¡Palestina libre, Palestina libre, Palestina libre!”.
El video dura 3:12 minutos, y en él se ve cómo al minuto de prenderse fuego llega personal de seguridad, uno de ellos le apunta con una pistola mientras otro hombre le rocía con un extinguidor. Luego llega otro con una mochila que parece de primeros auxilios. Pero el elemento de seguridad no deja de apuntarle con un arma a un cuerpo en llamas. “No necesitas armas, necesita un extintor!”, se escucha a alguien gritarle al hombre de seguridad alrededor. Otros dos oficiales se acercan con dos extintores y el hombre no deja de apuntarle con su arma al cuerpo moribundo de Aaron Bushnell.
En sus notas previas al acto de protesta, posteadas en sus redes sociales, Aaron Bushnell escribió:
«A muchos de nosotros nos gusta preguntarnos: ¿qué haría yo si estuviera vivo durante la esclavitud? ¿o el apartheid? ¿qué haría yo si mi país estuviera cometiendo un genocidio? La respuesta es: lo estás haciendo. Ahora mismo».
Marina Azahua, antropóloga y escritora, tiene trayectoria estudiando el sentido de la imagen y la violencia. Su libro Retrato Involuntario (Tusquets) es un análisis sobre la violencia en el acto de fotografiar; actualmente prepara una novela en la que -entre otras cosas- revisa y ensaya alrededor de la fotografía del monje budista Thich Quang Duc, quien en 1963 se prendió fuego en una de las zonas más transitadas de la ciudad de Ho Chi Min, como un acto de protesta por la prohibición de la práctica budista.
En entrevista, Azahua analiza el acto de protesta extrema Aaron Bushnell.
–¿Cómo leemos la auto inmolación de Aaron Bushnell?
–La historia de la autoinmolación como forma de protesta tiene una historia muy larga. Es muy interesante que en español una forma de decirlo es “quemarse a lo bonzo”, en referencia a la autoinmolación del monje budista que se prendió fuego en 1963. Esa autoinmolación fue muy famosa por las fotos del fotógrafo Malcolm Browne que le dieron el Pulitzer. Las fotos circularon profusamente, y transformó un poco la guerra de Vietnam, pero no tanto. Más bien, la protesta fue contra un régimen que prohibía la práctica budista en Vietnam. Siento que en ese tipo de actos tan extremos es importante atender y leer la estructura que está alrededor de un acto así de extremo.
“Puede parecer que Aaron Bushnell se prendió fuego en esta invasión especifica de Israel a la Franja de Gaza que se ha registrado que es un genocidio, pero en realidad su acción viene de una larguísima historia de colonialismo del Estado de Israel. Este acto específico no está aislado, y es fundamental atender a la escalada de las formas de protesta como algo que sucede en paralelo a la escalada de violaciones sistemáticas de Derechos Humanos y parámetros de cosas consideradas como crímenes de guerra. Escala la violencia sin ningún tipo de aminoramiento, y las formas de protesta también van en escalada.
“Pero este es el segundo caso de alguien que se autoinmola en Estados Unidos en protesta por el genocidio en Palestina. El primero fue un manifestante con la bandera de Palestina, quien se prendió fuego frente al consulado israelí en Atlanta, Georgia. Parece que sobrevivió y se mantuvo oculta esa información. Pero van dos personas que, en los últimos tres meses, protestan así en Estados Unidos. Eso es interesante, pensar qué esta en juego para que se busque que no se difundan casos así.
“Aaron transimitó su propio acto de protesta. En el video él se mantiene en pie. Tarda mucho en colapsarse. La reacción de las personas del equipo de seguridad de la embajada de Israel es apuntarle con un arma, en lugar de ir por un extintor. Uno de los guardias dijo ‘no necesito armas, necesito extintores’ y fue muy simbólico, una marca de nuestro tiempo, donde respondemos ante la protesta con represión, en lugar de pensar cómo apagar ese fuego, de qué tendría que pasar para que el soldado no se tuviera que prender fuego.
“Es importante destacar que la autoinmolación la hizo portando su uniforme: es el primer miembro activo de fuerzas armadas que lleva a cabo una autoinmolación y que habla de ser cómplice del genocidio. Esto habla de un activismo político posible desde las filas del ejercito estadounidense. Es muy simbólico que lo haya hecho así, porque los soldados tienen prohibido cualquier actividad política portando su uniforme.
–Se ha cuestionado en redes sociales la salud mental de Aaron. ¿Qué implicaciones tiene mirar sólo desde un posible problema de salud mental?
–Inmediatamente le van a atribuir un problema de salud mental. Hay un guión prescrito en la cultura de los Estados Unidos donde a cualquier tipo de violencia pública, por ejemplo los shooters (las personas que salen a matanzas públicas como en Columbine), hay un guión preestablecido de que son hombres con problemas de salud mental. Es un discurso que en automático lo que nos dice es que quien está loco no está politizado porque no está en sus cabales.
“Recurrir a estructuras discursivas preestablecidas para anular una protesta no es sorprendente en este conflicto en particular, porque lo que ha sucedido con cualquier protesta a favor de Palestina es que se le da una estructura narrativa preestablecida de antisemitismo, como si el Estado de Israel fuera equiparable al pueblo judío. Entonces es muy normal, que como esto es una pelea de discurso público, de buenos y malos, esas dicotomías prefabricadas del hombre que sufre salud mental, son etiquetas que se ponen muy fácil para callar cualquier tipo de resistencia».
«Lo que sí, es que el al grabarlo trasciende a los medios preestablecidos. Él eligió hacer esto. En Facebook él puso que es muy común que nos preguntemos qué haríamos nosotros si viviéramos en la época de la esclavitud o la Segunda Guerra Mundial: ya tienes la repuesta, es lo que estás haciendo ahorita. Es importante tomar con seriedad el gesto sacrificial de la autoinmolación, y en este caso es un sacrificio a la distancia: yo pongo mi cuerpo en este lugar para generar algo. Esto es un acto extremo de protesta, pero nada en comparación a lo que está viviendo el pueblo palestino. Él está tratando de poner su cuerpo entre la fuerza y quienes reciben la fuerza, buscando el cambio».
–¿Cómo leer esto?
–Él quería mandar un mensaje. Yo conozco otros casos de suicidio contra las guerras en Estados Unidos, como el de un señor en Chicago que se suicidó en protesta contra la guerra en Iraq y nunca llegó a los medios. Pero este chico convoco a los medios, les escribió cartas a los medios -igual que el monje budista- y no llegó nadie.
–¿Existen riesgos de que alguien lo replique?
–En Vietnam, Thich Quang Duc no fue el único monje que se quemó vivo, fueron muchísimos después de él. Entonces sí es un riesgo. Ahora, este caso en particular, sirve para visibilizar el genocidio en Palestina y convoque a las personas que no han tomado postura, a tomar una postura. Ojalá las intenciones de la autoinmoliación del soldado Aaron se cumplan:
“Miren hacia acá por favor. Las personas en el poder han decidido que esto debe ser la normalidad, y si la normalidad es vivir con personas en llamas, pues eso es la normalidad en la que se ha convertido la vida diaria en Gaza”.
Reportera. Autora del libro “Nadie les pidió perdón”; y coautora del libro La Tropa. Por qué mata un soldado”. Dirigió el documental “No sucumbió la eternidad”. Escribe sobre el impacto social de la violencia y los cuidados. Quería ser marinera.
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