“Ya no sé si voy a regresar”

4 abril, 2020

Auxiliares, enfermeros y médicos del Centro Médico La Raza, del IMSS narran que cada día a sus trabajos con miedo y desánimo. Primero, porque la sociedad no reconoce su valor y ha llegado a agredirlos en la calle o a negarles servicios; y desánimo porque no hay los insumos necesarios para hacer su trabajo con la protección adecuada

Texto: Vania Pigeonutt

Fotos: María Ruiz


La rutina de un auxiliar de enfermería en el Hospital de Centro Médico Nacional La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha cambiado por completo con la pandemia por el coronavirus.

Ahora, el auxiliar se quita el uniforme antes de salir del trabajo, por miedo a que le avienten cloro, jabón, o que le impidan subirse al transporte, porque la gente en estos días piensa que es un foco infeccioso.

Como él, otros compañeros de áreas de enfermería, médica, asistentes médicos, que son los más expuestos a infectarse, lidian con la depresión, el miedo de contagiar sus propios familiares y mucha incertidumbre por no contar con un protocolo de actuación en casos de COVID–19.

“El rechazo está generando histeria y pánico colectivo en el hospital. Día a día yo llegaba uniformado al hospital. Pero ahora el personal médico se está viendo agredido por la gente. Nos han aventado agua con cloro, nos insultan y nos identifican con el uniforme”, contó el auxiliar, que pide no ser identificado.

Narra que en varios establecimientos hay letreros con la prohibición de que personal del IMSS pueda comprar. No importa si es para llevar.

En el caso de los médicos residentes, que viven prácticamente en los hospitales donde realizan su servicio, deben hacer muchos movimientos para que no los identifiquen como médicos en las calles. Sienten que no ha habido un mensaje claro para exigirle conciencia a la gente.

«La mayoría del área médica estamos cambiándonos de ropa, pero corre el riesgo nuestra integridad. Yo ya no sé si me van a hacer algo en el transporte, si me van a asaltar. La gente tiene miedo de que la gente del sector salud se les acerque. Trabajar en el sector salud es sinónimo de que viene infectado, y piden que nos bajen”.

Testimonio.

Estigmatización en vez de reconocimiento

Dicen que en internet la gente realiza memes: “aquí no se aceptan trabajadores del seguro social, aquí no se pueden subir trabajadores”.

“Nos estamos exponiendo día a día y la gente acá nos ve como los malos, como la gente que está enfermando. No nos ve como la gente que está ayudando, salvando vidas. No merecemos ser tratados así por la población, cuando somos el personal más expuesto”.

Testimonio.

“Esa parte está repercutiendo en el ausentismo de compañeros. Estamos trabajando con el 70 por ciento máximo. Varios pidieron permiso ante la pandemia. Las mamás se exponen al virus, y a que les puedan hacer algo en la calle. Eso da la pauta de decir no voy. No me expongo, también tengo familia que me espera. Tanto por enfermedad, nos está tachando la gente en la calle: los infectados”.

Muertes en el IMSS

Los empleados del IMSS aseguran que con los últimos decesos ha aumentado el miedo y no tienen suficientes insumos. En el caso del hospital de gineco obstetricia de La Raza, les dan sólo dos cubrebocas y medio litro de gel antibacterial para los tres turnos. Éstos deben alcanzar para atender al menos a 20 personas. Varios han optado por comprarse cubrebocas especiales como mascarillas N–95.

Apenas el 31 de marzo pasado, Eduardo Robles, jefe de la Unidad de Salud del Trabajo del IMSS, confirmó la muerte de tres trabajadores del sector salud a causa del Covid-19 y otros 39 casos de la enfermedad.

Después, el titular de la Coordinación de Atención Integral a la Salud del IMSS, Manuel Cervantes Ocampo confirmó otro fallecimiento más: una infectóloga jubilada del Hospital La Raza. Este caso se suma al del médico Gualberto Reyes, del Hospital General No.7 en Coahuila, a los integrantes del cuerpo médico en Zacatecas, y la de un enfermero de aproximadamente 53 años de La Raza. En total suman cuatro decesos.

“Nosotros somos el primer contacto con el paciente y si no tenemos suficientes insumos para trabajar, les tomamos los signos vitales, sabemos qué se les va a administrar, por eso corremos el riesgo de contagiarnos también. A las compañeras que tienen ese contacto de asistentes médicas no las ves ni con cubrebocas”.

Testimonio.

Las pandemia nos agarró de sorpresa

Coinciden que a pesar de ser La Raza un sitio que alberga a varios hospitales de especialidades, la pandemia los agarró de sorpresa: “no hay batas desechables, no hay googles… En México, para poder atender un diagnóstico de Covid, es muy difícil diagnosticarlo… Es acaso imposible detener esta pandemia, porque no se cuenta con el material necesario para atender a todos los pacientes como sospechosos y no sospechosos, atenderlos con el insumo correcto”, insisten.

Los inconformes coinciden en que los pacientes de Covid–19 pueden contagiar a otros antes de que sean considerados con la enfermedad y no hay un tratamiento especial al respecto. Los están diagnosticando con neumonía. Este tipo de diagnostico también dificulta el adecuado cuidado. No hay personal suficiente ni espacios adecuados para enviar a los pacientes de Covid–19.

“Para los pacientes con Covid se están implementando cubículos, pero son como 10, 15 cubículos, en el hospital de especialidades e infectología. Ningún hospital como tal, el General, el de gineco obstetricia, cuentan con un área especial para poder atender a los pacientes”, explican.

El Hospital La Raza es uno de los hospitales de la Ciudad de México designado como Centro Covid19, donde se atienden a las personas que contrajeron el virus. Hasta el día de hoy se registra la muerte por Covid19 de un enfermero que trabajó en este hospital. Foto: María Ruiz.

Urgente, espacios para aislar a casos sospechosos

Uno de los entrevistados pone un ejemplo: “Un paciente con Covid–19 llega a un área de urgencias a donde se encuentran todos los demás pacientes de enfermedades generales. Imagínate la propagación del virus de un paciente con posible Covid–19, a donde se encuentran todos los demás pacientes dentro del hospital”.

“Hemos tenido problemas con las pruebas de posible COVID–19. La mayoría de los pacientes que han estado en infectología absurdamente se dice que en lo que les dan el diagnóstico de Covid–19, el diagnóstico llega cuando el paciente ya falleció, por los tiempos tan largos y prolongados de una respuesta de diagnóstico”, narra un testigo.

Agregaron que hay varios pacientes en cuarentena con la muerte de la doctora jubilada, porque estuvieron en exposición con ella. “Lo último que supe es que el diagnóstico de uno de los compañeros que falleció, el enfermero del general, estaban omitiendo como tal los diagnósticos reales, se les estaba manejando como neumonía atípica. Es mucha mala información. Se está guardando información, se está omitiendo y las cifras que dan, no cuadran con lo que realmente vivimos día a día en el hospital”.
Otro agraga: “Hoy se nos informa que tenemos ocho equipos especiales para tratar con pacientes con COVID–19, los cuales están guardados en serie, cómo los vamos a utilizar”. Además, insisten son insuficientes. Cada que llega una ambulancia como el viernes pasado: con personal médico portando trajes que parecen de astronauta, saben que es por COVID–19 y se llenan de miedo.

La posición del IMSS

El director de Prestaciones Médicas del IMSS, Víctor Hugo Borja, aseguró que esta semana todos los hospitales contarían con el material necesario para atender los casos sospechosos y confirmados por COVID-19 e indicó que la distribución privilegia los hospitales de referencia y reconversión que son los que recibirán a posibles casos de infectados.

“Nuestra obligación es fortalecer el diálogo entre los funcionarios del Instituto y todos los trabajadores, quienes también tienen la responsabilidad de estar informados”, agregó el funcionario en el contexto de la fase II del COVID–19. Enfermedad que ha cobrado al menos 60 vidas en México y mantiene a mil 668 personas enfermas.

El director normativo del Seguro Social explicó que para capacitar y brindar atención especializada a los pacientes infectados, se han distribuido Guías para el uso del Equipo de Protección Personal durante la epidemia por COVID-19, donde se explican las características del material (bata, cubrebocas, googles, guantes no estériles, respirador N95 y gorros), así como los escenarios de uso apropiado.

El uso racional de los insumos

Borja Aburto llamó a médicos, epidemiólogos y enfermeras a tomar conciencia sobre el uso racional de los insumos.

“El Equipo de Protección Personal es para uso exclusivo de personas con síntomas y del personal médico que está en contacto con sospechosos y confirmados Covid-19 y para los enfermos a fin de evitar contagios. Al hacer uso innecesario del equipo, le estamos quitando el apoyo a quien sí lo necesita”.

“Poco se habla de las largas jornadas que el personal de confianza está laborando en el hospital para poder coordinar los trabajos estando al pendiente del personal, de que las áreas funcionen bien establecer las medidas de seguridad y prevención tanto para los trabajadores de base como para los mismos pacientes y familiares”, dice otro trabajador de confianza del IMSS que está en desacuerdo con que no se esté actuando adecuadamente.

A varios les ha tocado conseguir los insumos por todas partes: “nosotros mismos tenemos que salir a las calles, a ferreterías, al Centro a conseguir googles, cubrebocas ya que muchos proveedores ya no tienen. Es llegar a las 7 de la mañana y salir a las 6 , 7 de la noche”.

Miedo de enfermar a la familia

En la página de Facebook SNTSS sección 33 Florines, que tiene al menos 7 mil 500 miembros, doctoras, enfermeras, médicos, personal auxiliar denuncian a diario que resisten pese a la presión que existe contra ellos.

Hay denuncias de varias partes del país con la misma exigencia: que doten de insumos y tranquilidad a los empleados.

“Nosotros que convivimos directamente con pacientes nos estamos enfermando. Yo acabo de salir de infección de garganta, cuatro compañeros estaban también enfermos de la garganta, otro compañero estaba con infección en garganta. Imagínate la paranoia y la crisis que sufrimos, porque en realidad no sabemos si es Covid o no. Porque se desataron las infecciones en mucho personal”.

Testimonio.

Los trabajadores están deprimidos y buscan desahogarse. Han detectado que el consumo de alcohol se ha elevado. No en horas de trabajo, dicen, pero el estrés, según han visto, ha provocado que tomen más alcohol. Ellos piden que todos los casos sean considerados COVID. La temporada es de influenza, insisten, y están dando mal los diagnósticos.

“Es una incertidumbre tan fea no saber. Ahorita mis papás me esperan en la entrada con toallas impregnadas de cloro para poderme limpiar las manos, me esperan en la entrada para quitarme los zapatos y meterlos a desinfectar, desinfectan el auto. Sin hacer nada ni tocar nada me meto a bañar y toda mi ropa entra a desinfectarse”, comparte el auxiliar de enfermería que exige atención de las autoridades.

Foránea siempre, lo suyo es lo audiovisual y el periodismo es la vía por donde conoce y cuestiona al mundo.