¿Y el PRI, apá?

1 junio, 2023

No está claro en lo que se convertirá el PRI después de las elecciones en el Estado de México, pero lo único seguro es que se mantendrá vivito y -literalmente- coleando

Tw: @anajarnajar

Este 4 de junio están en juego los gobiernos de Coahuila y el Estado de México, pero no es todo.

Del resultado de las votaciones dependerá la ruta que habrá de seguir el otrora partidazo, la que fuera una de las maquinarias electorales más eficientes del planeta: el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Si se cumple el pronóstico de la mayoría de las encuestas el tricolor perdería el poder en el Estado de México, y conservaría solamente el gobierno coahuilense y sus fracciones parlamentarias en los distintos congresos.

En cambio, si ocurre lo contrario -difícil, pero no imposible- el PRI obtendría un margen para maniobrar en la sobrevivencia de la Alianza por México, donde participa con el PAN y el PRD.

Sería complicado que este segundo aire le alcance para disputar seriamente el Gobierno de México, aunque es muy seguro que, en la República de Twitter, donde navega con éxito, el camino de la coalición sea distinto.

De hecho, es previsible que en redes sociales, medios tradicionales, entre intelectuales, académicos y empresarios se construya una nueva narrativa de epopeya, donde los protagonistas sean ungidos como héroes nacionales con su destino atado a la posteridad del país.

En este mundo paralelo personajes como Alejandra del Moral, Claudio X. González, Lilly Téllez, Marko Cortés, Alejandro Moreno, Germán Martínez, Kenia López Rabadán, Xóchitl Gálvez o Emilio Álvarez Icaza, entre otros, ocuparían sus habitaciones en el Olimpo Mexicano y verán hacia abajo, coronas de laurel cada uno, el territorio que creerán suyo de nuevo.

No es ficción. Días antes de los comicios en varios medios empezaron a colocarse los ladrillos de esta morada celestial.

Fue claro en el nado sincronizado de algunos columnistas, quienes publicaron exactamente la misma versión sobre la supuesta cercanía en las encuestas de la candidata de la Alianza, Alejandra del Moral, con la postulada por la coalición Juntos Haremos Historia, Delfina Gómez.

Todo se refirieron a fuentes anónimas, sondeos no identificados e inclusive alguno narró un supuesto encuentro del presidente Andrés Manuel López Obrador con el líder de Morena, Mario Delgado, para ordenar una nueva operación electoral en suelo mexiquense.

En fin. Más allá de especulaciones, lo cierto es que están contados los días del PRI como ha existido desde hace casi un siglo.

Hace rato que desapareció la figura del partido único en el escenario político, pero ahora también se enfila a perder su capacidad de ganar elecciones.

La razón principal es que al tricolor le alcanzó la sentencia del diputado César Garizurieta, El Tlacuache, quien durante el sexenio del presidente Miguel Alemán Valdés acuñó la frase que se convirtió en manual y aspiración de los gobiernos del PRI, PAN y PRD:

Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error dijo el legislador originario de Tuxpan, Veracruz.

Durante décadas el PRI fue una extraordinaria maquinaria electoral básicamente porque tenía acceso a recursos públicos, sobre todo de los gobiernos estatales.

Sin ese camino el tricolor está perdido, pues nunca aprendió a sobrevivir con recursos propios.

A partir de 2000 cuando perdió el Gobierno de la República el partido conservó el control de la mayoría de los estados, desde donde salieron los recursos para mantener la operación electoral que le permitió mantener una presencia importante en el Congreso de la Unión.

Esto obligó a las dos administraciones del Partido Acción Nacional (PAN) a negociar con el PRI, lo que permitió, entre otros elementos, el regreso al poder federal con Enrique Peña Nieto como presidente.

Esa capacidad de negociación se ha perdido paulatinamente desde 2018. Hasta ahora el tricolor es la tercera fuerza política en las cámaras de Diputados y Senadores.

Su presencia fue importante en la negociación de iniciativas presidenciales, pero no ha sido indispensable.

Y lo será menos si se confirma el pronóstico de la mayoría de las encuestas sobre los comicios en el Estado de México.

Una derrota electoral obligaría al Grupo Atlacomulco -uno de los pilares del PRI- a pactar con el gobierno de Delfina Gómez. Lo mismo puede ocurrir con las organizaciones de transportistas, campesinos, vendedores ambulantes, solicitantes de vivienda y el resto del corporativismo que dominan la vida política y cotidiana de los mexiquenses.

Un elemento adicional en el declive del otrora partidazo es la pérdida de sus militantes y operadores territoriales, que desde 2018 se mudaron de casa al Movimiento Regeneración Nacional.

Así, el Revolucionario Institucional se encamina a convertirse en partido minoritario, inclusive testimonial en algunos estados.

Y con ello enfrenta otro problema. Los dueños de Va por México se cuestionarán la rentabilidad de sostener a una organización política como el nuevo PRI.

Algunos inclusive creen que el futuro de la alianza es incierto: el tricolor está muy cerca de la terapia intensiva, mientras que el blanquiazul vive manchado por el desprestigio de sus distinguidos militantes, como Genaro García Luna o Christian Von Roehrich.

Paradójicamente en esa alianza el más decente es el PRD, que se encuentra al borde de la extinción.

En tal escenario al PRI sólo le queda adaptarse a su nueva normalidad. Lo conseguirá, por supuesto, como ha sido hasta ahora.

El pragmatismo es parte del ADN de los priístas, algo que a lo largo de su historia les ha permitido tragar cientos de toneladas de sapos.

Al principio fueron tricolores, luego les sirvieron azules y ahora toca el turno a los batracios color guinda.

No está claro lo que surgirá con esta nueva dieta, pero seguirá vivito y coleando. De su desarrollo, evolución o involución deberán hacerse cargo sus nuevos aliados y protectores.

Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.