Cualquier experiencia sociopolítica tan traumática como es el colonialismo, está obligada a dejar su marca. Y creo que debemos empezar aceptando este hecho, advierte el premio Nobel, para escribir desde estos países.
,@lydicar
“Hay una diferencia entre el reportaje clínico por un lado y, por otro, la admisión como testigo vicario del funcionamiento de los mecanismos de represión –incluida incluso su burocracia– que es el triunfo de la literatura”. Wole Soyinka, el mundo será libre en New writing from Africa south of the Sahara.
Estamos en Querétaro. En el Hay Festival. Uno de los platos fuertes en la programación es el premio Nobel de 1986 Wole Soyinka, el primer premio Nobel a un escritor africano. Se trata de un hombre de color y cabello muy blanco, de rostro y plática afables. Algunos consideran que le dieron el premio de Literatura sí por su obra literaria, pero en parte porque también se merecería el de la Paz.
Se trata de un escritor cuya principal obra ha transcurrido entre diversos géneros, principalmente la poesía, el teatro; pero también la novela, el ensayo. Es también una voz potente contra los fundamentalismos, las voces únicas, el racismo, la violencia. Ha sido crítico feroz de los fundamentalismos islámicos y cristianos, al parejo. Solyinka destruyó su greencard cuando Trump resultó electo, y acusó a Trump de representar lo más regresivo de la política estadounidense. También obra destila dolor por la violencia y el embrutecimiento en su tierra natal, Nigeria. De hecho, la novela que presenta –su primera novela en los últimos 50 años– es sobre ello, el dolor de un país que se parece demasiado a Nigeria.
Por eso es que, en una conferencia de prensa apresurada, se le pide que platique un poco sobre cómo escribir desde un país que proviene de un pasado que fue colonizado. De entrada, se le pregunta: –¿se le puede considerar, como algunos lo hacen, un escritor poscolonial?
Wole Soyinka responde:
“Los académicos son quienes hablan de postcolonialismo. Pero lo hacen tanto como de posmodernismo, post existencialismo… es, pues una autoindulgencia académica.
Sin embargo, aclara, “está el después: Cualquier experiencia sociopolítica tan traumática como es el colonialismo, está obligada a dejar su marca. Y creo que debemos empezar aceptando este hecho”.
Pero además, “hay diferentes tipos de colonialismo. Y hay lo que haces con eso. También hay diferentes formas de poscolonialismo. Por ejemplo, en África, tenemos lo que llaman el colonialismo interno, el colonialismo de colonos.”
Este último es “cuando los lords del colonialismo tratan de volverse parte, de lo anterior, de la gente, y tratan de crear una nacionalidad totalmente nueva, imponiendo sus creencias. Y los escritores tienen que lidiar con estas diferencias. Si ves el trabajo de Bessie Head, ella fue producto del colonialismo de colonos”.
Así que, advirtió el premio Nobel, estos escritores provenientes de países que han sufrido colonización, deben lidiar con esto; requieren “un esfuerzo de desprenderse de esa expresión que se ha impuesto a la sociedad”.
Y agregó:
“Cuando miro un país como México o Brasil, veo una cultura asimilada. Asimilada por la experiencia del colonialismo”. Pero también “veo una cultura española, veo la cultura auténtica, original autóctona, y veo también la cultura africana. Y esa cultura africana es muy vibrante. Entonces lo que tienes aquí, en este postcolonialismo es texturalmente diferente, diferente del colonialismo de colonos […] es muy diferente”. Es, en suma, explicó, muy complejo “pero a los académicos les gusta encasillar las cosas en cápsulas limpias, para hacer las cosas más fáciles. Simplemente los escritores y artistas deben encontrar su forma de lidiar con este fenómeno.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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