Siempre con música en vivo de fondo, Washington Square Park, como todos los parques, es un microuniverso en donde convergen los tiempos y las individualidades, los pensamientos y las modas, pero, a diferencia de otros parques, éste se distingue por su gente
Por Évolet Aceves / X: @EvoletAceves
Los altos edificios neocoloniales y Art Déco que rodean el Washington Square Park, en la zona sur de Manhattan, son la muestra de una metrópoli que reviste sus calles de una múltiple gama de ocres, grises y caquis. La mezcla de colores y texturas es imponente. Los materiales predominantes son ladrillo, madera, hierro; los techos son variados pero los más curiosos son, por supuesto, son los Art Déco, que geométricamente se van volviendo más delgados en la parte alta y parecen alcanzar el cielo con su punta.
Es hermoso ver desde las alturas el contraste de esos colores sobrios y solemnes, con el verdor de los árboles del Washington Square Park, ubicado entre la culminación de la Quinta Avenida y la calle 4. En medio del parque hay una fuente, donde suele haber espectáculos al aire libre, principalmente de música, sobre todo de jazz, aunque en general músicos y artistas se encuentran esparcidos en todo el parque.
Junto a la fuente hay un arco de mármol, construido entre 1890 y 1892, en homenaje al primer presidente de Estados Unidos, George Washington, aunque en sí el parque fue construido en 1826 y hasta un año después se permitió el paso al público. En aquel entonces los primeros automóviles podían pasar por debajo del arco, hoy ya no, hoy ese arco se encuentra en el medio del parque, junto a una gran fuente en donde la gente se sienta durante el verano para recibir la brisa que emerge de en medio.
En tiempos donde el frío no cala los huesos es más que agradable pasar un rato o en las bancas o en el pasto o simplemente caminar por el parque, teniendo como música de fondo a los jazzistas, quienes son quien en verdad proveen de música la verdosa atmósfera, y además son el alma del parque.
Siempre con música en vivo de fondo, Washington Square Park, como todos los parques, es un microuniverso en donde convergen los tiempos y las individualidades, los pensamientos y las modas, pero, a diferencia de otros parques, éste se distingue por su gente. Quienes vienen aquí son estudiantes de NYU (New York University), artistas, turistas, transeúntes que van de rápido rumbo al trabajo, gente que se queda a pasar el rato, vecinos ricos de la colonia que sacan a pasear a sus perros también ricos, unos, por cierto, como todos los perros gringos, muy bien educados, o mudos —porque en Estados Unidos en general, cuando un perro osa ladrar, es como una verdadera falta a la moral, Oh God, how impolite that dog is!
Pero en general viene todo tipo de gente, el hecho de convergir en un parque al centro de tan diversa ciudad vuelve a este parque un espacio universal, al no ser tan extenso como Central Park, el contacto entre los viandantes es más próximo, más inmediato. Aquí la gente se ve de cerca, se enamora de frente.
Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.
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