8 marzo, 2025
Más de 400 mujeres en el medio artístico han encontrado una comunidad de apoyo en el Tendedero Artístico México. En esta plataforma digital denuncian las violencias sistémicas que viven dentro de sus espacios de trabajo y formación
Texto: Laura Buconi
Con información de Andrea Amaya
Foto: Especial Gobierno de la Ciudad de México
CIUDAD DE MÉXICO.- “Estaba muerta de miedo: cuando entré a su camarín, él estaba completamente desnudo. Inmediatamente se me lanzó encima y comenzó a besarme y tocarme. Yo estaba helada, no sabía ni cómo reaccionar. No podía gritar ni hacer escándalo. El concierto ya había empezado: de ninguna manera podía interrumpirlo, y sabía que todos mis compañeros ya se encontraban en el coro y que nadie iba a poder ayudarme. Así que cerré los ojos y esperé que se terminara lo más pronto posible. Y él me violó.”
Este es el testimonio de Sara*, durante un trabajo de investigación en el que Pie de Página recabó al menos 25 testimonios en contra de profesores de instituciones públicas del medio artístico. En el caso de Sara, tenía 17 años cuando, en noviembre de 2017, fue abusada por un reconocido director de orquesta mexicano, Christian N., en Torreón, Coahuila. El probable agresor, relata en entrevista telefónica, inició el acoso varios meses antes: este encontró a Sara en Instagram y empezó a mandarle mensajes, la invitó a cafés, a comer, hasta a ir a su hotel la noche antes del concierto. Durante los primeros meses e inicios de la interacción virtual, Sara se limitó a contestar amablemente a los cumplidos que recibía por parte de Christian, pero nunca accedió a tener encuentros con él. De hecho, cuando llegó el día del concierto, se acercó a unos compañeros de la orquesta, les expresó sus preocupaciones y les pidió que no la dejaran sola con el sujeto.
Sin embargo, unos minutos antes del concierto, Sara recibió otro mensaje del director de orquesta. Éste le ofrecía una partitura para un rol importante y le pedía que la fuera a recoger a su camerino. Sara aceptó: creyó que se trataba de una oportunidad para su carrera que no quiso rechazar. Sin embargo, relata que en el camerino el director de orquesta abusó sexualmente de ella, en ese momento menor de edad.
Christian acumula otras denuncias en el Tendedero Artístico México por acoso sexual y violencia de género. Sin embargo fue director artístico del concierto en conmemoración por el Día Internacional de la Mujer promovido por el INBA en años pasados. A principios de este año, el Tendedero envió misiva a José Julio Díaz Infante, director general de Música UNAM y a los directivos del INBAL, para invitar al conocimiento de las denuncias anónimas en su contra en la plataforma digital. Alejandra de la Paz, directora general del INBAL, fue la única en responder, el 16 de enero de este año, y aseguró tomar medidas sobre las denuncias según el protocolo de cero tolerancia a la violencia de género difundido por el INBAL en 2019. Pero hasta la fecha de publicación, no ha habido avances.
La violencia de género en escuelas de canto y de música, afirman más de 10 estudiantes provenientes de todo el país es estructural, justificada y normalizada. La poca investigación disponible también les da la razón. El ensayo “Violencias normalizadas ejercidas por maestros de canto en las escuelas de música de México”, publicado por la soprano oaxaqueña Jessica Ortiz Ramírez el 29 de mayo de 2024, afirma lo mismo. Ahí se reporta una encuesta entre 58 cantantes de ópera de entre 20 y 59 años, de 21 escuelas dentro del país. El 72.4% sufrió violencia o abuso psicológico por parte de algún maestro, y el 86.2%, vio a maestros perpetuar conductas violentas hacia otras compañeras.
El 18 de noviembre de 2024 el cantante de ópera Esteban N. fue detenido y asignado a prisión preventiva acusado de violación contra su expareja. Esta denuncia dio pie a más mujeres para que compartieran que también habían sido víctimas de violencia por el cantante, y a exponer otros abusos recibidos en el mismo medio.
Unos días más tarde, el 25 de noviembre de aquel año (día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer), nació el Tendedero Artístico México, con el propósito de crear un espacio (por ahora digital, pero que tiene la intención de volverse un colectivo que se reúna en demostraciones y actos públicos) que rompa el silencio en cuanto a los abusos sistemáticos y a los machismos que las mujeres sufren en las escuelas de arte, baile y música de todo el país. Actualmente la comunidad cuenta con más de 400 participantes.
Como explican varias chicas en entrevista, las mujeres del gremio artístico y musical acostumbran a callar los abusos y violencias recibidas por miedo a represalias, a no ser contratadas o a enfrentar obstáculos en audiciones, concursos y producciones, ya que solo una pequeña parte de ellas cuenta con una plaza federal o un sueldo fijo, y la mayoría depende de invitaciones a conciertos y eventos para poder subsistir.
“Las autoridades tendrían que actuar desde la conciencia de la enorme dificultad que las chicas encuentran al denunciar. En México la cultura de la denuncia es muy pobre, y más si sabes que de ello depende tu carrera, tu trabajo y tu futuro”, afirma Carla en entrevista telefónica. Según los informes de transparencia del Comité de Ética del INBA, durante la pandemia, cuando se suspendieron exhibiciones y conciertos, las denuncias por violencia de género dentro de la institución aumentaron de un 200%, para volver a números mínimos en 2023.
Pie de Página buscó a las autoridades del INBA para una entrevista sobre este problema, pero hasta la publicación se han negado, sin presentar motivaciones y no otorgaron respuesta escrita en cuanto a la historia de la implementación del protocolo para atención a violencia de género en 2019 y a su seguimiento, así como a posibles medidas de prevención de machismos y agresiones en sus instalaciones.
“La intención del Tendedero es crear una red de apoyo para las mujeres del medio; que no se sientan solas en estos procesos”.
Muchas de sus participantes encuentran extremadamente revictimizantes los procesos de denuncia en las fiscalías.
“Tienes que enseñar todas las pruebas del caso, inclusive si son imposibles de obtener, porque de forma contraria, te tachan de mentirosa”, relata otra testigo. “Y esto solo pasa al denunciar violencia de género, no te enfrentas al mismo proceso si acusas a alguien por robar.”
Los protocolos de atención a violencia de género con los que cuentan algunas escuelas, por lo general exigen que se efectúe denuncia formal en la misma institución en la que ocurrieron los hechos, y este detalle hace muy complejo reportar acoso y hasta abuso sexual, cuando las víctimas, por las mismas cacterísticas de su labor, viajan de manera muy frecuente. El INBA permite reportar únicamente las agresiones ocurridas en sus instalaciones, pero no plantea maneras para denunciar a sus trabajadores cuando se encuentran invitados en otros teatros del país.
Otras veces, las mismas autoridades competentes a las que estudiantes de música y canto se dirigen para denunciar abusos, a su vez perpetúan los mismos machismos de los agresores, y entre ellos se solapan y se encubren.
En 2023 Rosario (no es su nombre real) acudió con Armando Villarreal, quien hasta el año pasado era director del patronato de OPEN Ópera Estudio del Noreste, en Los Mochis, Sinaloa. Cabe recordar que Villarreal fue secretario de Administración y Finanzas durante la administración de Mario López Valdés “Malova”, y en 2019 fue acusado de desvío de 263 millones de pesos de recursos públicos (pasó a suspensión condicional de proceso en 2021).
Villarreal en ese momento representaba para Rosario la autoridad competente para denunciar que fue despedida injustificadamente por su entonces jefe Armando N., reconocido internacionalmente. La respuesta fue: “En mi estudio no quiero gente fea, gente gorda, ni gente morena”, relata Rosario.
El barítono cuenta con al menos 30 denuncias en el Tendedero Artístico: una ex pareja corrobora en entrevista a Pie de Página haber sido agredida físicamente por él, que la arrojó al piso y la pateó hasta dejarle contusiones y moretones. Varias alumnas en el Tendedero escriben haber sido víctimas o testigos de acoso sexual, comportamientos lascivos, comentarios sexualmente explícitos, abuso laboral, intimidaciones, humillación pública por parte de Armando.
Claudia también cuenta a Pie de Página haber sido despedida injustificadamente por él en 2023, después de cuatro años en los que relata haber sufrido violencia psicológica que la orilló a tomar medicamento psiquiátrico para depresión, cuestión que Armando expuso frente a sus alumnos para desacreditar su trabajo. Así como Rosario, acudió al patronato de OPEN, regido por Villareal, pero nunca recibió respuesta.
El pasado 6 de enero, el Tendedero Artístico envió una carta al Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT) 2025, solicitando la anulación de la participación del cantante Armando y del pianista Andrés, también señalado en el Tendedero con múltiples denuncias de abuso sexual y difusión no autorizada en redes de material íntimo. Tampoco obtuvo respuesta.
Otra persona señalada de manera frecuente por el tendedero es un maestro de canto del Conservatorio Nacional de Música. María, en entrevista a Pie de Página, cuenta que en 2007, cuando era su alumna, él le mintió sobre su edad (alegó tener 25 cuando tenía 31 años), se rehusó a usar condón afirmando ser estéril y la embarazó, sin hacerse cargo de las consecuencias. María afirma haber descubierto, durante su relación sentimental con el maestro, que este estaba casado, y que a la par mantenía relaciones sexuales con otras alumnas. La cantante decidió difundir su testimonio cuando, al abrirse el Tendedero, vio que su agresor había recibido más denuncias de acoso y abuso sexual recientes. Afirma que espacios como el Tendedero Artístico son muy útiles, sobre todo para las actuales alumnas de los presuntos agresores, para que cuenten con información que les permita manejar con cuidado cualquier tipo de interacción con ellos.
Gracias a la labor del Tendedero, Ana encontró la valentía de denunciar por primera vez, en entrevista a Pie de Página, haber sido víctima de una violación hace cinco años. Hace responsable a un actor de Microteatro en León, Guanajuato. Cuando empezaron a salir, a finales de 2019, Ana acababa de cumplir los 18, el agresor tenía 32. Él ya actuaba y se desenvolvió en el medio artístico, y la jóven, quien apenas entraba a la Academia de Artes Escénicas de León, quedó fascinada con su trabajo. Aún no sabía, relata, que este hombre era alcohólico, y que cuando tomaba asumía conductas agresivas: le gritaba, la ofendía con comentarios hirientes y misóginos, y cuando ella intentaba responder, le repetía que ese trato era exactamente lo que se merecía.
“Cuando estaba con él tenía miedo, sentía que si lo contradecía me iba a golpear. De solo recordarlo, después de cinco años, me pongo a temblar. Yo casi no tomo, ni salgo a antros, pero un día él me llevó a un bar, y me dijo que tenía que tomar. Yo le obedecí por miedo, ahora me imagino que quiso que me emborrachara para que me soltara físicamente. Me llevó a su casa y, cuando estábamos a punto de tener relaciones, le dije que no, que no me sentía cómoda. Se lo repetí muchas veces a lo largo del acto, pero él no me escuchaba, y parecía sentir placer al continuar, de manera cada vez más violenta. Yo para ese punto empecé a sentir mucho dolor. Cuando terminó estaba ya muy lastimada.”
Aunque Ana logró poner fin a la relación, sufrió secuelas de estrés post traumático por tres años. En 2021, recibió la llamada de una amiga, quien le dijo que había recibido señalamientos de los comportamientos violentos del mismo actor por parte de muchas mujeres, y que quería conocer su testimonio. Ana no entró en detalles, pero confirmó que se trataba de una persona peligrosa. Esto dio pie a que el actor fuera sacado del colectivo cinematográfico Lab/Kino Room, pero todavía sigue ejerciendo su profesión de actor.
El 20% de los testimonios directos a Pie de Página no sólo denuncia acoso y violencia por parte de maestros hombres, sino también abuso laboral, conductas discriminatorias, abuso de poder y humillación por parte de maestras mujeres. La segunda persona más señalada por el Tendedero es de hecho una mujer, María N. Varias alumnas la acusan, en la plataforma digital, de acoso sexual por conductas indebidas e insistentes, violencia psicológica, humillación, abuso de poder y nepotismo.
Las consecuencias de estas violencias y abusos suelen ser severas. La totalidad de los testimonios directos de este estudio afirman haber tenido secuelas cuales ataques de pánico, trastorno de estrés post traumático, despersonalización, depresión y ansiedad de moderadas a severas, y afirman haber tenido que empezar un proceso terapéutico para poder sobrellevar lo vivido, absorbiendo el gasto de manera totalmente personal. El estudio efectuado por Jessica Ortíz reafirma que el 56.9% de las entrevistadas desarrolló depresión o ansiedad posteriormente a vivencias de abuso, que el 43.1% tuvo intención de abandonar los estudios y que el 17% confirmó haberse dado de baja.
Aunque las testigos opinan que es imposible recibir una reparación integral del daño, se encuentran de acuerdo en exigir el alejamiento de las personas señaladas de sus lugares de trabajo, sobre todo en los casos en los que estos se relacionan a la formación de jóvenes en las artes. Solicitan el INBAL y las demás instituciones educativas a implementar protocolos para atención a violencia de género más eficaces, que permitan denunciar en cualquier momento y, cuando las víctimas teman represalias, de forma anónima.
Más allá de un correcto seguimiento de los protocolos una vez que los abusos ya han ocurrido, todas las entrevistadas concuerdan sobre la imperativa necesidad de implementar medidas de prevención de la violencia de género, cuáles investigación de los candidatos a maestros, procesos de formación y sensibilización, supervisión psicológica constante, y ventanillas de atención terapéutica gratuita en las escuelas.
Algunas de las personas que denunciaron a sus presuntos agresores en el Tendedero, a la par se están orientando con profesionistas para recibir asesoría legal. Aunque una señalización en el Tendedero Artístico no equivale a una denuncia formal, estos espacios son importantes porque permiten que las víctimas se expresen, puedan crear comunidad, compartir herramientas de apoyo y señalar a personas con comportamientos de riesgo para salvaguardar a las más jóvenes.
*Los nombres de las denunciantes fueron cambiados. Las de los probables agresores fueron limitados al nombre de pila.
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