9 octubre, 2022
El silencio impuesto como mecanismo de violencia para evitar denuncias, así como la opacidad de los protocolos de la Federación Mexicana de Fútbol han hecho que las violencias que viven las mujeres en el fútbol pase, muchas de las veces, desapercibida
Texto: Guadalupe López García y Lizbeth Álvarez Martínez
Foto de portada: Edgar Negrete / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO.- La violencia contra las mujeres en el deporte amateur y profesional también sucede como en la política, la ciencia y cualquier otro trabajo remunerado. En el futbol, el tema ha cobrado relevancia con la creación de la Liga Mx Femenil, a finales de 2016.
Adrianelly Hernández Vega, directora del sitio virtual Cancha y Aparte expone que las mujeres y las niñas siguen siendo las más expuestas al acoso, abuso sexual y la violación. Esto pasa desde el nivel amateur hasta el profesional. Se sabe de directores técnicos y preparadores físicos que han sido cesados por acoso, pero públicamente se niega que esa haya sido la causa.
Por su parte, Claudia Pedraza Bucio, especialista en género, comunicación y periodismo, subraya que existe toda una estructura que sostiene, permite, normaliza y oculta las violencias en el futbol femenil.
Cada club maneja los casos de manera discrecional y los trata de indisciplina, es decir, desestiman las situaciones de acoso o violencia. Esto significa que falta capacitación en los clubes respecto a temas de género y violencia de género. En relación a los protocolos para atender esa violencia, los clubes del León, América y Pumas dicen que los tienen. Sin embargo, las jugadoras no los conocen.
Hernández Vega refiere que ganar nada o una miseria es parte de la violencia económica que se repite en las jugadoras de la liga profesional. Para llegar a la primera división muchas mujeres tienen que buscar otro empleo, lo que las aleja de concentrarse en el balompié. Respecto a los entrenamientos, se replican en ellas los de los hombres sin considerar las distintas características corporales. Esto las pone en riesgo de sufrir lesiones.
Además, les asignan horarios de cancha cuando ni la afición ni los sistemas de transmisión acuden. También hay discriminación en los procesos de entrenamiento cuando les niegan el acceso a gimnasios, comedores, uniformes adecuados y hospedaje en fases de entrenamiento y viajes, apunta Pedraza.
Hernández Vega menciona que en los medios hay indiferencia para cubrir los partidos de la Liga femenil, pero están atentos a tomar situaciones desde posturas amarillistas o sensacionalistas. Este fue el caso de Charlyn Corral, del club Pachuca. A ella la criticaron porque reaccionó con ira contra un sector de la afición que la estaba agrediendo.
En redes digitales hay acoso constante, no solo aluden a su aspecto físico, también las amenazan, las etiquetan y les mandan mensajes privados. Las juzgan por su orientación sexual, su físico o por utilizar las redes digitales, escribe el periodista Elías Leonardo Salazar, de Bolavip (6 de junio de 2022), en entrevista con Naim Gallegos del portal Futbolera.
Cancha y Aparte surgió en septiembre de 2021 y transmite por diversas redes digitales. Adrianelly Hernández, su fundadora junto con Estefanía Carmona, explica que es un proyecto que nació para darle cabida a temas y problemáticas que viven las mujeres en el futbol, y que medios tradicionales dejan de lado. Así, acoso, formas de contratación, salarios, el uso del lenguaje y verlas como protagonistas son los temas centrales desde una visión crítica, feminista y con perspectiva de género.
Hernández sostiene que se mantiene la idea de que las mujeres no sabemos de futbol. Podemos hablar del femenil, pero no soportan que una mujer tome el liderazgo en territorios masculinos. Aún hay resistencia para cambiar la forma de hacer periodismo deportivo. Narradores y reporteros tienen sesgos de género y cuando se les señalan, defienden a las figuras masculinas. Ven la crítica como un atrevimiento que busca invalidar y descalificar su trabajo de años.
A decir de Claudia Pedraza, la vinculación entre el movimiento feminista y las futbolistas es reciente y de manera discreta. Por otro lado, hay jugadoras que se han acercado al movimiento desde los espacios comunitarios, sus organizaciones y las redes sociodigitales.
Hay un sector entre ellas, las menos, que se identifican con el feminismo; incluso, han tenido formación académica feminista, por ello tratan de involucrarse con activistas en pro de los derechos de las mujeres y han promovido acciones para visibilizar las desigualdades; sin embargo, es muy difícil, cuando no existen garantías laborales que les permitan alzar la voz, añade Pedraza.
En 2019 unas 15 jóvenes se organizaron para acudir a los estadios como aficionadas. Así surgió la Barra Feminista, integrada por mujeres de entre 17 y 40 años de edad que acuden a los estadios sin favorecer a un equipo en particular. Regularmente son 30, pero han llegado a sumar 200.
Irma Alfaro, de 33 años, y Shelma Cerrillo, de 35, voceras de la Barra, narran que cuando se creó la liga femenil, identificaron carencias, desigualdades y malas condiciones de las jugadoras, lo que las hizo activar el feminismo que ya traían. En el camino, otras se han sumado.
En sus redes sociales exponen que su objetivo es demostrar que existe otra forma de ser aficionadas, lejos de toda violencia y machismo. Buscan que se respeten a todas las mujeres que intervienen en el balompié. Tienen diez principios, usan camisetas moradas y pañuelos verdes. No han tenido problemas con las barras tradicionales, aunque, relata Alfaro, en un partido entre Chivas y Pumas las abuchearon en medio de un ambiente violento y en Toluca les prohibieron exhibir sus lienzos por “cuestiones de seguridad”.
En el marco del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la Barra organizó una cascarita en el Zócalo de la Ciudad de México para demostrar que un futbol sin violencia es posible y para visibilizarse como mujeres en espacios públicos, dice Cerrillo.
Virginia Tovar Díaz fue la primera mujer en arbitrar un partido de la primera división del futbol mexicano. Iba a dirigir Tigres contra Irapuato, pero los primeros no la aceptaron y la criticaron en los medios. Lo hizo con América contra Irapuato. “Hay más mujeres como árbitras, pero solo en la liga femenil; nos cerraron las puertas para estar en la liga varonil. Apoyan a las asistentes, pero cuando quieren ser árbitras, les cuesta trabajo aceptarlas”, se lamenta.
Afirma que no fue víctima de violencia, pero sí de machismo. Ganaba lo mismo que un hombre, aunque no le daban salario extra por no estar en encuentros internacionales. Tampoco se sintió agredida ni ofendida. Sobre la afición, “lo que lograba escuchar me daba risa. Ya iba preparada psicológicamente”. En relación con el delantero del América, Cuauhtémoc Blanco, cuando la mandó a “lavar trastes”, aclaró que fue una declaración a los medios; no se lo dijo de forma directa.
Jessica Magdalena Jaime Uribe y Jessica Quetzalli Ramírez Jaime son madre e hija provenientes de una familia de silbantes. Magdalena Jaime se retiró y ahora es asesora, asegura que no puede creer que después de 30 años sigan viendo a las árbitras como “bichos raros”. Aún reciben insultos y burlas, no por el trabajo que hacen, sino por ser mujeres, y de quien más insultos reciben son de las porras y los aficionados.
Quetzalli Ramírez tiene 26 años y desde que inició, hace seis, en el futbol amateur, ha sido blanco de provocaciones, incluso, de mujeres. En una ocasión, como asistente, tuvo que esperar a que se fuera toda la gente y salió con ropa común, sin su uniforme, por las agresiones que recibió durante todo el partido. Aunque lo reportó al responsable de la liga, este le contestó: “Los insultos son bendiciones”.
Arizbeth Ramos Díaz tiene 27 años. Inició a los 20 en las Garzas de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Cuando se creó la Liga Mx Femenil, decidió terminar su licenciatura en Fisioterapia. “Sabía que del futbol no iba a vivir por la cuestión de los apoyos. Las mujeres no podemos vivir del futbol, en cambio, los hombres no tienen esa disyuntiva”.
Está consciente de que a las mujeres las cuestionan más sobre su sexualidad y siempre tienen que estar demostrando que son capaces. Para ellas, los demás ven el futbol como una diversión no como un proyecto de vida. “Con la Liga Mx Femenil, dice, muchas niñas ya ven a las jugadoras como sus ídolas. Ojalá y el camino sea mucho más fácil para ellas. Que no se rindan y no dejen de soñar”.
Adrianelly Hernández apuntó que gracias a distintos esfuerzos ya se habla de la violencia contra las futbolistas y más jugadoras no se quedan calladas. Por su parte, la FIFA obliga a dar licencias por maternidad. Esmeralda Verdugo, del Tijuana, quien anunció en agosto pasado estar embarazada, cobrará mínimo tres cuartos de su salario.
A decir de Hernández, a regañadientes los equipos se han visto obligados a tomar medidas, circunstancia que confirma Pedraza, quien acota que las acciones siguen siendo voluntad política de los clubes, lo que genera un piso desigual para que las condiciones de trabajo de las futbolistas sean seguras. La FMF requiere una instancia que pueda generar las directrices de un programa de atención integral que contemple la prevención, atención y las vías para las denuncias, sanciones y reparación de daños.
Hernández hace ver que se requiere personas capacitadas en género para actualizar los reglamentos; especifica que en los protocolos tienen que participar jugadoras, entrenadoras, directivos de la liga y especialistas en perspectiva de género. La profesora cita a Estados Unidos o las ligas de Europa que cuentan con leyes generales que promueven los derechos de las mujeres y que las obliga a cumplir ciertos requisitos para garantizarles la igualdad, la no discriminación y un espacio libre de violencia.
En cuanto al papel de los medios, Hernández reconoce que hay gente que cree en proyectos informativos como Ellas en el deporte, Fut femenil, Diosas olímpicas y Cancha y Aparte, lo que da esperanza de que en algún momento la situación pueda cambiar. No vamos a hacernos millonarias con este trabajo, pero buscamos que al menos se dignifique e incida en la sociedad.
Este reportaje forma parte del proyecto “Las mujeres futbolistas y sus derechos humanos laborales. Una mirada rumbo al Mundial 2026”, de la Red de Mujeres Sindicalistas.
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