Trabajadores del proyecto de construcción de Fibra Uno, Mítikah, iniciaron el retiro de cuatro árboles en la calle Real de Mayorazgo, pero los vecinos de la colonia detuvieron el proceso y rescataron uno de los árboles. La Procuraduría de Ordenamiento Agrario y Territorial intervino para mediar; ahora se espera un dictamen de la Secretaría de Medio Ambiente
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Belén Kemchs
CIUDAD DE MÉXICO.- La lucha contra la privatización de la calle Real de Mayorazgo, en la colonia Xoco, sigue. Mientras la empresa Fibra UNO, o FUNO, planea una explanada nueva sobre lo que solía ser una calle, los vecinos, por su parte, se aferran a defender esta calle, pues aseguran que la constructora solo quiere privatizar el espacio público.
Desde el pasado martes 24 en la tarde noche, vecinos reportaron obras en la esquina de Real de Mayorazgo y Puente de Xoco. A la mañana siguiente, los vecinos se dieron cuenta que habían extraído 3 árboles. Al principio, pensaron que los habían talado, como sucedió hace dos años, cuando trabajadores de Mítikah derribaron decenas de árboles en esa calle, pues en la calle habían hoyos tapados con láminas, como para esconder los hechos.
A media mañana de este miércoles, un grupo de vecinos impidió que trabajadores de la empresa extrajeran el último árbol. Lograron cortar sus raíces, separarlo del suelo, empacar el montón de raíces y tierra en una maya, como de costal de yute. El plan, según dijeron los trabajadores, era llevarlo a un vivero y de ahí asignar otro lugar para su estadía, pero los vecinos se negaron. No dejarían que, talado o transportados, la empresa desaparezca un árbol más.
Para dirimir el conflicto al lugar tuvo que llegar personal de la Procuraduría Agraria y de Ordenamiento Territorial, una dependencia del gobierno de la Ciudad de México. Ahí, el licenciado Carlos Lázaro intentó mediar entre los vecinos y representantes y abogados de la empresa.
La encargada del procedimiento, la bióloga Patricia Moreno, como decía un bordado de su chaleco encima del logo de FUNO PARKS, intentó explicar a los vecinos que ellos no cometerían otro ecocidio como el de hace dos años, que estaban muy preocupados por el medio ambiente y que por eso se llevarían el árbol a un vivero.
La respuesta de uno de los vecinos fue implacable: “Yo no sé por qué se asustan de que un árbol se va a secar si lo dejan aquí y no lo trasplantan, si ya secaron más de 100 árboles”.
Mientras que los trabajadores pedían dejar a las autoridades retirar el último de los árboles, los vecinos se mantenían aferrados a defender hasta la última hoja del “individuo arbóreo”, como se llamó al fruto de la discordia de esa tarde. La conclusión de Carlos Lázaro, representante de la PAOT, fue sencilla: “Aquí obviamente hay un conflicto”, les dijo. “Al parecer el proyecto no está lo suficientemente socializado, y la gente no sabe lo que se va a hacer”.
En respuesta, uno de los representantes de Mítikah, un hombre rubio, alto, fornido y de ojos azules, argumentaba: “Hicimos un consejo ciudadano vecinal, hicimos mesas de diálogo con tres partes: el gobierno, el consejo vecinal Mitikah, vecinos del pueblo de Xoco, incluso tenemos los permisos necesarios”.
Molestos, los vecinos que estaban ahí replicaron. “Pero fue un consejo a modo, metieron a los vecinos que compraron, nosotros, la Asamblea del Pueblo de Xoco, somos los que tenemos la decisión”.
Desde que inició el conflicto por la construcción de este megaproyecto, que integra varias torres residenciales y de oficinas y un centro comercial, los vecinos del pueblo de Xoco se organizaron para impedir el avance de la constructora, obtuvieron un reconocimiento como pueblo originario y crearon una Comisión de Participación Comunitaria, una Copaco, un órgano de participación ciudadano reconocido ante la ley.
“Nosotros, los vecinos de la asamblea y de la Copaco, nunca aceptamos estas obras, pero el gobierno sí lo aceptó. Nosotros en diciembre dijimos que no queríamos que se cambiara la geografía, pero ahora eso parece no servir de nada. Cuando empezó a trabajar la jefa Sheinbaum estaba muy a favor de la ciudadanía pero no sé qué pasó pero ahora parece que está de parte del constructor”, dijo al respecto Álvaro Rosales, presidente de la Asamblea de Xoco, quien fue detenido y después liberado por la policía dos semanas antes, por oponerse a estas obras.
Para no privatizar la calle, Fibra UNO presentó un proyecto en el que construirá un nivel sobre el cruce de estas calles y un sótano, Mientras el nivel superior sería una plaza abierta al público, dicen, el paso vehicular quedaría intacto y por debajo, en un sótano o un nivel subterráneo, estaría la entrada a los residentes de Mítikah y a los visitantes a sus centros comerciales.
El problema, según argumentan los vecinos es que al “elevar” en un segundo piso el paso peatonal, esto dificultaría el paso de las personas. “Van a construir un segundo piso que va a ser la única manera de pasar por la calle, vamos a tener que tomar escaleras y subir unos 9 o 10 metros. Si eso no es privatizar la calle, entonces no sé qué es”, se quejó una de las vecinas presentes.
Por si fuera poco, los vecinos se quejan de la falta de agua que llegó con la construcción de estas torres. “Hoy no tenemos agua”, se queja Álvaro. “Así nos ha pasado desde que iniciaron la obra, llamamos al Sistema de Aguas y nos dicen que no hay obras en la zona, que el suministro debería ser normal. Entonces, lo que nos hace creer, es que nos están cortando el agua, al pueblo de Xoco, como una forma de represalia por no querer su desarrollo”.
Después de una discusión de más de una hora, Carlos Lázaro, representante de la PAOT resolvió que el último árbol de los cuatro que serían extraídos debería permanecer en el lugar, y que, después de que la empresa entable un diálogo con los vecinos y se determine si se cuentan con los permisos necesarios, se determinará si deberá ser removido o no.
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