Después de ser desalojados de su campo de futbol, el equipo Vaqueros de Cuemanco que protestó afuera de Palacio Nacional pide al alcalde de Xochimilco una explicación clara del cierre y un espacio para seguir practicando
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: Cuartoscuro / Galo Cañas y Arturo Contreras Camero
Un balón de futbol americano vuela a un costado de la plancha del Zócalo, frente a Palacio Nacional. Un niño de unos 10 años lo atrapa. Corre como si cruzara un emparrillado directo a la zona de anotación. Hoy juegan por volver a su campo, a su casa.
Alrededor la gente enloquece y cantan a coro: “La gente se alborota para ver a Vaqueros como mueve la pelota”. Pareciera como si este juego de tocho fuera la final de temporada, el juego por el campeonato. No lo es, pero el resultado podría ser crucial. Es una protesta en contra del desalojo que sufrió el club de futbol americano Vaqueros el pasado viernes 16 de agosto.
El motivo del desalojo: un adeudo del equipo con la alcaldía Xochimilco en la renta del campo. Sin embargo, el monto de la deuda ha variado en cada una de las declaraciones del alcalde José Carlos Acosta.
Primero se trataba de 245 mil pesos, después, en una declaración del alcalde en televisión, el monto escaló a 2 millones y, finalmente, en una conferencia de prensa, el equipo de jurídico y gobierno de la alcaldía aseguró que se trataba de cerca de 450 mil pesos.
Entre otras razones, la alcaldía acusó al equipo de futbol de vender de alcohol y drogas en la cafetería del lugar, versión que ha sido desmentida por los padres de familia, jugadores y entrenadores del campo.
“Si nosotros vendiéramos alcohol en el campo, no podríamos jugar en ninguna liga. Además, el deporte es algo formativo, ni alcohol ni mucho menos drogas”, asegura el coach Gerardo Lozano, quien no acaba de entender el motivo real detrás del desalojo.
De acuerdo con la alcaldía, el desalojo se realizó como una serie de recuperaciones del espacio público que han llevado a cabo. Entre ellos estos, también entran desalojos de mercados ambulantes en plazas públicas, de estacionamientos irregulares y otros espacios.
El director del área de Jurídico y Gobierno de Xochimilco, Francisco Pastrana, aseguró que todas las ligas de otros deportes están por entrar a un periodo de renegociación.
El campo de Vaqueros es parte del área de conservación que forma el Deportivo Cuemanco. El complejo aglutina canchas deportivas y servicios recreativos. Desde hace décadas, este es el lugar ideal para equipos y ligas de futbol americano, soccer y otras actividades.
La alcaldía asegura que iniciará acciones como estas contra otros equipos y ligas, pero el de Vaqueros es el único que se ha realizado hasta el momento. De acuerdo con datos de la demarcación, el equipo no ha pagado la renta mensual de 11 mil pesos desde octubre de 2016.
“Entre las irregularidades del campo – explica el propio Francisco Pastrana – está el subarrendamiento de otros espacios. Hay una cafetería, un gimnasio, venta de artículos deportivos y hasta una vivienda.
Sin embargo, Gerardo, Jerry, Muñoz Hernández, vicepresidente de la asociación civil Club Vaqueros, aclara que estas actividades son propias de la asociación y del equipo, y que la supuesta vivienda no es más que el cuarto que usan los guardias del campo por las noches.
Muñoz Hernández reconoce la deuda que tiene el equipo, que desconocía la actual administración. “Cada dos años se cambia de administración. Los socios, los padres de los niños del equipo, hacemos una votación y se forma una directiva de administración. Tiene fines administrativos, nosotros somos una asociación sin fines de lucro”, asegura.
El propio vicepresidente de la asociación admite que la actual administración del equipo no tenían conocimiento del adeudo hasta hace unos días. “Un día Daniel Rocha (el actual presidente de la asociación) fue a pagar la cuota mensual del campo”, cuenta Gerardo. “Usted no puede pagar hasta que salde el adeudo que se tiene, y para eso tiene que ponerse de acuerdo con los de Jurídico y Gobierno”.
A partir de entonces, la directiva del equipo buscó, en repetidas ocasiones, una cita con el área correspondiente de la alcaldía. Nunca tuvieron respuesta, hasta que pocas semanas después, llegó el desalojo.
A una semana de que la alcaldía recuperara el campo de juego, las mesas de la cafetería están amontonadas entre una maraña de fierros de lo que solían ser las gradas, justo a las afueras del lugar,
En una de ellas está sentado el coach sombra, Gerardo Lozano. Sus gruesos brazos denotan una vida dedicada al deporte y sus canas delatan los 60 años que parecieran no pesarle. El apodo, asegura, viene de cuando jugaba como linebacker. “Era tan rápido, que cuando interceptaba o pasaba a los contrarios, solo veían mi sombra”, presume.
Él asegura que, el día del desalojo, los trabajadores de la delegación llegaron e hicieron un uso excesivo de violencia. Esa mañana, alrededor de las 10:15, el equipo juvenil de muchachos entre 16 y 19 años, aprovechaban las vacaciones para hacer sus prácticas.
De pronto, a las puertas del campo llegó una treintena de policías y unos sesenta hombres, algunos encapuchados y con gorras, que más que cargadores de desalojos parecían golpeadores. Detrás de ellos, tres retroexcavadoras aguardaban a entrar al campo.
En ese momento, cuenta, el presidente de la asociación, Daniel Rocha, se acercó a las autoridades de la delegación. Venían a desalojarlos, le informó Francisco Pastrana, director de jurídico.
“Pero es que no me llegó una notificación ni nada”, reclamó Daniel. “Sí, aquí y ahora está tu notificación”, le reviró el funcionario.
Daniel estaba rodeado por los cargadores. al centro, él y el director Pastrana, que le ofrecía un papel y una hoja, el documento de aceptación del desalojo.
Al ver la escena, los jóvenes que habían interrumpido su práctica se empezaban a acercar, molestos, ante la visita que tomaron como una agresión. Ante la presión de una posible pelea multitudinaria entre los jóvenes y los cargadores, el presidente del equipo firmó el papel.
Minutos después, las máquinas y los cargadores destruían las gradas del campo, la cafetería y lanzaban fuera parte del mobiliario que usa el equipo para sus entrenamientos.
Días después, José Carlos Acosta, alcalde de Xochimilco aceptaría que se trató de un desalojo ejemplar, porque en su administración, ya no se toleraría el uso de espacios públicos para el disfrute de privados.
Ante la premura del cierre, Daniel Rocha intentó negociar con la alcaldía. Les ofreció un pago de 75 mil pesos y les pedía la reestructuración de la deuda, para que el equipo pudiera seguir usando el campo. Sin embargo, el alcalde rechazó la propuesta.
“Ustedes me pagan la deuda, después veo si es viable que sigan estando en el campo, y entonces vemos las condiciones de su regreso”, fue la respuesta del alcalde.
“En ese estudio de viabilidad el alcalde no entiende que nosotros hemos usado este campo desde hace 19 años. Sí, cobramos cuotas, pero no es como que obtengamos mucho dinero de ellas, solo el necesario para la operación del equipo”, dice el coach Sombra.
“Pareciera que no tiene idea de lo que es el fútbol americano. La alcaldía imaginaban que el club era una liga, y que cobramos por rentar el campo. No entiende que es un equipo, y que ahí entrenan varios equipos durante toda la semana. Nos querían cobrar por cada entrenamiento”, se queja.
Si el equipo de Vaqueros tuviera que pagar lo que pide la alcaldía en su plan de viabilidad, en total tendrían que desembolsar cerca de un millón 849 mil pesos mensuales. Una tarea titánica para un equipo que a sus cerca de 350 jugadores activos cobra entre 2 mil 500 y 8 mil pesos al año, dependiendo de la liga.
Vaqueros ha usado este espacio desde hace 19 años para sus entrenamientos. Antes, habían circulado por varios campos. El primero de ellos ubicado en lo que ahora es conocido como la Glorieta de Vaqueritos, el cual tuvieron que dejar para dar paso a un distribuidor vial.
Eventualmente, en el 2009 la entonces delegación Xochimilco aceptó firmar un convenio con el entonces administrador del equipo, en el que se comprometía a pagar una renta mensual por el uso del campo. Desde entonces, la única regla era no hacer construcciones de cemento en el lugar para respetar su naturaleza como área de reserva.
Hoy, ni el coach Sombra ni el vicepresidente Jerry ubican un motivo claro para el desalojo.
Para el vicepresidente, la explicación podría ser un corredor turístico que pretende desarrollar el alcalde sobre el Canal Nacional, mientras que el entrenador cree que es parte de la política de la alcaldía de cobrar por todos los espacios públicos. Ninguna tiene un fundamento sólido.
Hasta el momento de esta publicación, la alcaldía no dio una respuesta clara al respecto
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona