25 diciembre, 2020
México llega a la Navidad de 2020 entre dos pandemias: la de covid-19 y el rebrote de la furia, odio y clasismo de los opositores al presidente López Obrador. Para ellos el mejor regalo este 25 de diciembre es una vacuna que les arranque la mezquindad que presumen
Tw: @anajarnajar
En Navidad es un lugar común hablar de reconciliación, de hacer las paces con quienes hubo disgustos a lo largo del año y de repartir abrazos. A quien se deje.
Este 2020 las fiestas navideñas son atípicas. La pandemia de covid-19 ha esparcido el SARS-CoV-2 entre millones de personas en todo el mundo.
Cientos de miles han muerto, y una cantidad desconocida hasta ahora padecerá las secuelas de la enfermedad el resto de su vida.
A las navidades de este año el mundo llega con una profunda sensación de pesadumbre, tristeza, incertidumbre por el futuro.
México no es la excepción. Pero al país en este 2020 le afectó no sólo la pandemia del nuevo coronavirus, sino la propagación rabiosa de odio, clasismo, discriminación y mezquindad política.
El ejemplo más cercano ocurrió con la llegada de las primeras vacunas contra la covid-19
Muchos criticaron el número de dosis que se recibió, tres mil en total. Una cantidad ínfima comparada con el total de la población, dijeron algunos.
Otros aprovecharon para revivir sus agrias críticas sobre la estrategia oficial contra la pandemia. Y no fueron pocos los que, de nuevo, se dedicaron a propagar mentiras o noticias manipuladas.
En ese festín participaron, como ha ocurrido desde hace dos años, algunos políticos derrotados en la elección presidencial de 2018.
También los intelectuales, académicos y periodistas que perdieron el estatus de privilegio del que gozaron durante décadas.
Y también se sumaron líderes religiosos, furiosos por la apertura del gobierno federal hacia iglesias no católicas, así como empresarios molestos por la cruzada contra la evasión fiscal.
En la avalancha de furia y odio llamó la atención un argumento sobre las vacunas contra la pandemia.
Los gobernadores que integran la llamada Alianza Federalista aseguran que la aplicación de las vacunas es una estrategia política del gobierno federal.
Juran que, al concentrar la dispersión de dosis en el país, el presidente Andrés Manuel López Obrador pretende obtener una ventaja electoral en los comicios intermedios de 2021.
Llegaron inclusive al extremo de amagar con comprar directamente las vacunas en laboratorios internacionales.
En el fondo lo que existe es la utilización mezquina de un tema prioritario ante la emergencia sanitaria.
La Alianza Federalista y sus voceros pierden de vista que legalmente la Secretaría de Salud es la responsable de la estrategia sanitaria a nivel nacional.
Cada una de las áreas de salud estatales tiene facultades y libertad de operación en cada entidad. Pero la responsabilidad final en todo el territorio es del gobierno federal.
La amenaza de comprar directamente las vacunas es parte de una campaña que pretende crear la sensación de ingobernabilidad en el país.
Es una etapa más del plan para impedir que el presidente López Obrador termine el período constitucional para el que fue elegido.
En ese afán a los gobernadores rupturistas, y los políticos, empresarios, intelectuales, medios de comunicación y periodistas que los acompañan no les interesa el riesgo de que, al bloquear la estrategia contra la pandemia, mueran todavía más personas.
De hecho, nunca les ha importado la integridad de los ciudadanos. El único interés que les mueve es recuperar los privilegios, esa alucinada creencia de que el país les pertenece.
Un ejemplo es la intentona de comprar, por su lado, las vacunas contra la covid-19 Si existe un uso político del tema es de los gobernadores rupturistas y empleados que les acompañan.
Una decisión peligrosa que puede profundizar la ya de por sí gravísima emergencia sanitaria.
Aplicar las dosis de una forma distinta a la del resto del país puede generar disparidad en las inmunizaciones. Las consecuencias pueden ser devastadoras.
Por eso, entre otras razones, la Navidad de este 2020 será distinta a la de años anteriores. Los deseos tradicionales de paz, reconciliación y amistad están rebasados.
Como en pocos momentos de la historia México se encuentra en una ola de polarización y confrontaciones.
El odio enceguece a los opositores del presidente López Obrador. Los hunde en el pantano que habitan, al que pretenden arrastrar a todo el país.
Quizá es tiempo de invocar un deseo.
Ojalá que al amanecer del 25 de diciembre quienes viven entre rabia y furia encuentren, como regalo navideño, la dosis de la medicina que también necesita México:
Una vacuna contra la mezquindad, el odio y el clasismo.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona