Vaca Muerta: desafíos y contradicciones del uso de gas para la transición en Argentina

10 febrero, 2023

En Vaca Muerta se extrae gas y petróleo no convencional. Foto: Secretaría de Energía de Argentina

Los cambios en la producción de energía son urgentes en la lucha contra el cambio climático. Pero, ¿el gas puede seguir usándose en este contexto de transición energética? En Argentina crecen las dudas por la explotación de combustibles fósiles no convencionales en la Patagonia. Así lo demuestra Vaca Muerta, un lugar que está en el centro de la controversia.

Texto: Belén López Mensaque / Climate Tracker

Foto: Secretaría de Energía de Argentina

ARGENTINA. – Los efectos del cambio climático están a la vista. Según los últimos reportes científicos, no hay ningún país del mundo que esté exento de sus impactos. Desde 2015, 193 países han ratificado el Acuerdo de París con el objetivo de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, principales responsables del calentamiento global. A pesar de esto, muchos Estados aún promueven la explotación de combustibles fósiles.

Argentina, por ejemplo, se comprometió a reducir sus emisiones para 2030. Específicamente, “a no superar la emisión neta de 349 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e)” para dicho año. En 2019, también prometió ser carbono neutral para 2050. Sin embargo, el gobierno nacional sigue fomentando la explotación de hidrocarburos como lo refleja Vaca Muerta, un lugar en donde se extrae gas y petróleo no convencional. Para algunos, el gas  es un combustible fósil de transición, pero, ¿es compatible con los compromisos de los países en el actual contexto de crisis climática?

Los Estados firmantes del Acuerdo de París se comprometieron a limitar el calentamiento global por debajo de los 2° C, con esfuerzos para no superar los 1.5° C, respecto de los niveles preindustriales. Para ello, asumieron compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Así, para cumplir estos objetivos, aparece como necesaria una transición energética.

La transición implica cambiar el modo en que se produce la energía. Significa dejar de lado la producción basada en combustibles fósiles y pasar a una fundada en fuentes renovables, algo que Argentina no está haciendo con la rapidez requerida.

¿Por qué se habla de transición?

Si existiera un interruptor mágico que terminara de una vez con la explotación de combustibles fósiles, no sería posible presionarlo de un día para el otro. En el mundo, más del 80% de la matriz energética depende de los combustibles convencionales. En muchos lugares aún no se puede depender completamente de las energías renovables y miles de personas trabajan en el sector de la energía convencional, entre muchos otros factores.

El sector de la energía representa más del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. Dentro de esa cifra, la explotación de gas es responsable del 21.34% de las emisiones, según el sitio Our World in Data.

En cuanto a Argentina, el sector energético es responsable del 53% de las emisiones según el último inventario nacional de gases de efecto invernadero. Y el gas natural tiene un papel relevante dentro de esas emisiones. En relación a países de la región, Argentina es el segundo país de Latinoamérica que genera más emisiones provenientes del gas per cápita.

Vaca Muerta. Foto: Secretaría de Energía de Argentina

Vaca muerta: ¿oportunidad o amenaza?

Expertos consultados para este artículo coinciden en que el gas es necesario como combustible de transición. Aunque señalan que debe ser usado por un tiempo, hasta que las energías renovables puedan satisfacer por sí solas la demanda energética. Sin embargo, hay posiciones cruzadas sobre si en Argentina seguir extrayendo gas, por ejemplo, de Vaca Muerta, permitirá al país cumplir con los compromisos ambientales asumidos. También se ponen en la balanza los graves daños para el ambiente que genera la explotación de combustibles no convencionales.

Un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente publicado en 2022 señala que “el gas natural no es una alternativa barata ni de bajas emisiones”. Y afirma que la expansión de las energías renovables es la mejor opción.

Además, como recoge FARN, un reporte realizado por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires para Greenpeace, que consideró diferentes escenarios, estima que la explotación de hidrocarburos de Vaca Muerta aumentaría las emisiones de gases de efecto invernadero entre 205 y 240 MtCO2e. Esto representaría más de la mitad de las emisiones nacionales máximas comprometidas por Argentina para 2030.

“Argentina tiene una trayectoria de hidrocarburos de 100 años”, señala Florencia Balestro, economista argentina especialista en energía. Y agrega que en el país no se puede cambiar la matriz energética de un día para el otro. “El gas es un combustible más limpio que permite seguir usando la capacidad instalada”, explica.

El gas genera menos emisiones que el carbón y el petróleo, por eso algunos lo consideran el “mejor” combustible para la transición. Además, es elegido para este proceso por su disponibilidad, señala Irene Wais, bióloga y ecóloga argentina.

En Argentina, la mayor explotación actual de gas se da en la cuenca de Vaca Muerta. Esta formación abarca cerca de 30 mil kilómetros cuadrados del territorio nacional. Se extiende en gran parte de la provincia de Neuquén y también alcanza parte de las provincias de Mendoza, La Pampa y Río Negro. Allí se extrae petróleo y gas de manera no convencional. Según el gobierno nacional, se trata del segundo recurso no convencional de gas del mundo y del cuarto recurso no convencional de petróleo.

Según Flavia Royón, Secretaría de Energía de Argentina, en el 2022 se alcanzaron récords históricos de producción no convencional. Por otro lado, Omar Gutiérrez, gobernador de Neuquén, aseguró que Vaca Muerta le permitirá al país ser “autosuficiente y autosustentable” en materia de gas para 2024.

La forma de extraer el gas en esta zona es la fractura hidráulica o fracking. El abogado ambientalista Enrique Viale y la investigadora del CONICET Maritella Svampa, señalan en su último libro que el fracking es comparable a la minería a cielo abierto. “Se utilizan cantidades extraordinarias de agua, energía y químicos”, expresan. Y aseguran que este procedimiento genera daños irreparables a los ecosistemas.

Entre los impactos negativos del fracking señalan la utilización intensiva del territorio, el aumento de la sismicidad y los accidentes laborales. Entre 2018 y 2019, en 15 meses se registraron ocho víctimas fatales en Vaca Muerta, como señala uno de los principales sitios de noticias de la provincia de Río Negro.

A pesar de los daños ambientales, algunos afirman que no explotar todo el potencial de Vaca Muerta sería dejar pasar una oportunidad. Salvador Gil, director de la carrera de ingeniería en energía de la Universidad Nacional de San Martín, señala que los beneficios de la explotación son mayores a los efectos negativos.

Pero, por otro lado, organismos internacionales han señalado los riesgos que representa Vaca Muerta para los compromisos en materia de cambio climático asumidos por la Argentina.

El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas señaló sobre Vaca Muerta en 2018 que “la explotación total con fracturación hidráulica de todas las reservas de gas de esquisto consumiría un porcentaje significativo del presupuesto mundial de carbono para alcanzar el objetivo de un calentamiento de 1,5º C, estipulado en el Acuerdo de París”. En ese mismo informe, la ONU recomendó a la Argentina “reconsiderar la explotación a gran escala de combustibles fósiles no convencionales mediante fracturación hidráulica”.

Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo publicado en 2022, cerca del 70% de las reservas de gas natural de América Latina no deberían ser explotadas para poder ser coherentes con los compromisos asumidos en el Acuerdo de París.

En este escenario, Argentina ya está atrasada en materia de acción climática. Según el sitio Climate Action Tracker, los compromisos asumidos por el país para cumplir el Acuerdo de París son “altamente insuficientes”. Según el informe, las políticas presentadas tienden más a aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero que a disminuirlas.

La obsesión por los dólares y la ilusión de Vaca Muerta

En Argentina hace varios años que la obsesión de los gobiernos es conseguir dólares para la economía. Si bien el país recibe divisas por la exportación del sector agropecuario, también gasta muchas en distintas importaciones. Una de ellas es el gas. Irónicamente, el país cuenta con grandes reservas de este combustible, pero debe importarlo para el consumo interno, sobre todo en los meses de invierno. En 2021 se importó el 18% del gas distribuido por redes, según el último balance energético nacional.

Es así que, para muchos, explotar Vaca Muerta es una oportunidad de exportar gas y conseguir los preciados dólares. “Tener ese recurso, la posibilidad de generar dólares y no usarlo es un poco absurdo”, apunta Gil.

Aunque algunos señalan a Vaca Muerta como una gran oportunidad, también expresan que en la actualidad no están dadas las condiciones para aprovechar todo su potencial. Esto se debe a que a la Argentina le faltan inversiones para poder ser competitiva a nivel mundial.  Gil recuerda que el país recién está en la etapa de construir gasoductos, por lo que faltan muchas instancias para poder exportar gas a otro continente.

Al respecto, en enero de 2023 el ministro de Economía Sergio Massa anunció un acuerdo con el Banco de Desarrollo para América Latina para la construcción de un gasoducto. Se trataría de una inversión de 540 millones de dólares para abastecer de gas al norte del país y aumentar las exportaciones a Chile y Brasil.

Por otro lado, la ventana de oportunidad se achica cada vez más por el peso que van tomando los compromisos climáticos nacionales.

También deben tenerse en cuenta los tiempos de explotación de Vaca Muerta. Los hidrocarburos no convencionales tienen un rendimiento productivo decreciente, es decir, que el proceso se va agotando. Viale y Svampa explican que durante el primer año, un pozo de gas no convencional “produce el 80% de todo el gas de su vida útil. Luego, la producción decae muy rápido”.

Energías renovables, la opción más conveniente pero no perfecta

Un escenario en donde se prioricen las energías renovables reduciría en un 80% las emisiones para 2050, en comparación con el modelo actual de producción de energía. Así lo afirma el citado informe del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente.

Además, el reporte señala que el escenario de renovables crearía tres millones de nuevos empleos para 2050. Esto es el doble de trabajos que generará la producción tradicional para el mismo año.

Si bien las fuentes renovables son las que generan menores impactos en el ambiente, aún presentan algunas dificultades para poder depender 100% de ellas.

Uno de los inconvenientes es la intermitencia, apunta Gil. La mayoría de las renovables no está siempre disponible para generar energía. “Si un día no hay viento en la Patagonia, a la gente no le importa”, ejemplifica el experto en relación a la energía eólica. Por eso en la actualidad aún se necesita tener la misma capacidad de generación de fuentes convencionales. “Un duplicado, por si las renovables fallan”, señala. Sin embargo, Gil y Balestro expresan que esta es una realidad que puede cambiar en los próximos años.

“Vaca Muerta es una oportunidad a 15 o 20 años, es probable que en ese tiempo se pueda almacenar la energía renovable y se deje de usar gas”, afirma Gil. Y allí aparece nuevamente la cuestión de los acuerdos internacionales para 2030. Quedan solo siete años para cumplirlos.

Otro de los aspectos a tener en cuenta son los insumos que se usan en las fuentes renovables. En la fabricación de paneles solares se usa cobre, y para los molinos se utiliza acero. La extracción de estos materiales a través de la minería también puede generar graves daños ambientales. Y una mayor oferta de energías renovables implicaría una mayor demanda de minerales.

En Argentina, apenas el 9.5% de la demanda energética se cubre con fuentes renovables, por lo que hay un largo camino por recorrer para poder depender totalmente de ellas.

La transición energética debe empezar hoy

La transición debe ser justa, apuntan los especialistas. «Tiene que ser balanceada con la equidad social», remarca Gil.

Por su parte, Balestro señala que no es lo mismo pensar la transición energética en América Latina que en Europa. «Hay que adecuar la transición a nuestra realidad y a nuestras posibilidades», apunta. Si en Argentina no se usara gas, los costos de la energía «subirían muchísimo», ejemplifica la economista. En Europa el contexto es distinto, allí conviene invertir en renovables ya que no son productores de gas y deben importarlo.

Así, puede entenderse que se use el gas en el camino de la reconversión energética, sin embargo, esa utilización debe ser planificada y por un tiempo determinado. “Esa transición no puede ser eterna sino a corto plazo, el tiempo se acaba”, apunta Wais. Es decir, que se trata de una buena opción, pero “en el mientras tanto los países pueden avanzar en cómo seguir dándole una vuelta de tuerca a la transición”, expresa Balestro.

¿Por qué mientras se utiliza el gas no se avanza en la instalación de más fuentes renovables? En su plan de neutralidad de carbono a 2050, Argentina no especifica el camino que tomará para dejar de usar gas y pasar a fuentes renovables.

El documento señala que es necesaria una transformación del sistema energético y habla de “alcanzar una matriz energética más limpia y eficiente, a través de un cambio estructural en los sistemas de abastecimiento y utilización de la energía”. Sin embargo, no explica cómo será ese cambio, cuánto se invertirá en renovables ni por cuántos años se seguirán usando los combustibles convencionales.

La transición debe incluir también una toma de conciencia de parte de los ciudadanos en relación a la eficiencia energética. “En el mundo se promueve el ahorro de energía, en Argentina la subsidiamos, la gente no se preocupa por eso”, explica Gil.

Además de pensar en un plan a largo plazo para aumentar las energías renovables, hay otras acciones que los países pueden ir tomando. Medidas de mitigación y adaptación al cambio climático son necesarias en esta etapa de la transición. ¿Qué están haciendo los gobiernos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero? ¿Cómo se están adaptando a los efectos ya visibles de los cambios en el clima?

La energía está presente prácticamente en toda la sociedad. Se usa en los vehículos, en las viviendas, en las fábricas y hasta en los campos productivos. La ciencia ya ha señalado que la emergencia climática demanda transformaciones en todas las áreas, pero también ha explicado que los cambios en el sector energético son los que marcarán la diferencia.

*Este texto fue producido con el apoyo de Climate Tracker América Latina

Portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de derechos humanos.