#UNAMSinTransfobia, crónica desmantelada

26 marzo, 2022

Desde la academia se enseña y, por donde se quiera ver, ésta ha sido una enseñanza de odio. Cualquier fascista prefiere que no existan represalias, optan mejor por disfrazarlo de “libertad de expresión”, tratando de aplastar los derechos ajenos. Me recuerda a Vladimir Putin, diciendo que no hay guerra en Ucrania, sino una “medida forzada”

@aceves_ever

A Siobhan Guerrero y a la comunidad estudiantil sexo-género divergente.

El pasado jueves 24 de marzo, el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM, llevó a cabo un foro titulado “Aclaraciones necesarias sobre las categorías sexo y género”. El evento fue organizado por la comunicóloga y periodista Aimée Vega. Las ponentes fueron: la antropóloga Marcela Lagarde, la filósofa Amelia Valcárcel, la abogada Alda Facio y la abogada Andrea Medina.

Algo quisiera resaltar: este evento fue creado por Aimée Vega, no por todo el CEIICH.

En resumen, fueron cuatro horas de una supuesta epistemología feminista tratando de justificar su odio y rechazo hacia las mujeres trans, personas no binarias y personas intersexuales.

No se puede defender lo indefendible.

Algo bueno rescato de este foro: la visibilización y posterior e inmediata deslegitimación de un feminismo radical selectivo, y por tanto, excluyente, misma que llevó a personas físicas y a diferentes organismos académicos, gubernamentales y no gubernamentales a exponer su fehaciente rechazo a todo discurso transfóbico, a los discursos de odio emitidos en este foro, desde el CEIICH de la UNAM.

Comienzo por el final, citando a Angélica de la Peña Gómez, una de las dos moderadoras —y también exsenadora de la República por el PRD—, quien mencionó: “quiero felicitar a Aimée Vega, en primer plano, porque se atrevió a organizar este foro en el marco de una universidad, ni más ni menos que la Universidad Nacional Autónoma de México, no cualquier universidad, la Universidad, y además, desde el CEIICH […] hoy debemos felicitar a la universidad por unirse a hacer lo que debe hacer una universidad: discutir en libertad para disertar lo que pensamos”.

En efecto, no se trata de cualquier universidad, y eso es lo más grave, que la UNAM cobijó este evento transfóbico. No sólo eso, no se trata de una discusión, puesto que todas estuvieron sobre la misma línea, nadie discrepó. No se puede tener un partido de vóleibol si todas las integrantes forman parte del mismo equipo, en dado caso sería un entrenamiento, un ensayo para mejorar sus tácticas. Lo que vimos en ese foro fue eso, una habitación de espejos, no una discusión.

Al igual que De la Peña Gómez, también quiero felicitar a Aimée Vega por haber organizado este foro, pero yo la felicito por haberlo hecho a una semana del día mundial de la visibilidad trans, por hacerlo desde un organismo académico de la UNAM como lo es el CEIICH y, principalmente, por darnos la oportunidad con este foro público de desmantelar las falacias atroces que se dijeron en él, puesto que se demuestra algo evidente: es necesario erradicar los discursos de odio, con especial ahínco aquel que se difunde desde la academia, aquel que se enseña en las aulas o mediante conversatorios virtuales, porque se estudia para aprender, y lo que se está aprendiendo en este foro es a fomentar la exclusión, invalidación y odio explícito hacia las mujeres trans, hacia las personas no binarias y hacia las personas intersexuales, desde la ignorancia maquillada de terminolgía técnica.

Al haberse transmitido públicamente —hasta el momento en el que escribo esta columna lleva ya en YouTube más de 32 mil visualizaciones, sin contar las miles más de Facebook—, se está invitando a la audiencia a taladrar los derechos de dichas poblaciones, muchos de los cuales ni siquiera se nos han dado.

Más que un foro sobre las “Aclaraciones necesarias sobre las categorías sexo y género”, este fue un foro sobre las posturas deterministas del feminismo radical —blanco y abolicionista— frente a las poblaciones vulnerables no hegemónicas del sexo-género. Fue eso.

A continuación, presento el laxo comunicado del CEIICH, emitido al día siguiente de dicho evento, y posteriormente detallaré y desmantelaré los argumentos transfóbicos dados por cada una de las ponentes, razón por la que la UNAM debería replantear la dirección del CEIICH, a los organizadores y a los ponentes de foros futuros. Este comunicado paupérrimo que dio el CEIICH, ha dejado mucho que desear de la UNAM.

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“Fue ampliamente seguido y comentado”: basta ver los comentarios en las redes para ver que la gran mayoría de los comentarios provenían de feministas abolicionistas transfóbicas, naturalmente, con una carga evidente de violencia. Hubo muchos menos comentarios en contra de las ponentes.

Los derechos de las mujeres trans no se debaten, no están en discusión. Y lo que menos hubo ahí fue respeto, generosidad y apertura intelectual hacia nosotrans. Todo lo contrario.

Marcela Lagarde

No me detendré mucho en Lagarde, puesto que su postura fue la menos radical, no diría que fue perjudicial, más bien un tanto imparcial, al menos en esta ocasión. Rescato que haya hablado de Alaíde Foppa y Rosario Castellanos, dos pilares del feminismo en México. 

Incluso dos de las ponentes parecían estar regañando a Lagarde durante la transmisión vía Facebook, con comentarios como: “Gayle Rubin es defensora del transgenerismo” (dijo Facio), o “cuidado con las alabanzas a quien no las merece” (dijo Valcárcel). Nótese el “ismo” con el que Facio finalizó, una connotación peyorativa y en desuso.

Asimismo, Lagarde también hizo un análisis sobre El segundo sexo de Simone de Beauvoir, haciendo citas de ella, algunas de las cuales me parecen tan rescatables como contradictorias con el feminismo transfóbico: “la opresión está basada en el sexo”, “la mujer es un símbolo, somos únicas e irrepetibles, no somos idénticas”, a lo que Lagarde aumentó: “el patriarcado quiere seres idénticos”. Incongruentemente, a pesar de haber mencionado esas citas, concuerda con las ideas de las demás, quienes sí mostraron sin tapujos estar de un lado de la cancha.

En su última participación, dijo: “Comparto el que no hay que adjetivar al feminismo. El feminismo es el feminismo”. Queda claro que para Lagarde —y para las demás también— sólo existe un feminismo: el blanco transexcluyente.

Amelia Valcárcel: “no existe el intersexo… anomalía poco demostrable”

Amelia Valcárcel, feminista naturalista y biologicista, infiere que “el sexo es la estrategia reproductiva que la naturaleza tiene”, e invita a la audiencia y a sus compañeras ponentes a dejar de usar el término “género”, y apegarse, en cambio, exclusivamente al término “mujer”, para que no haya confusiones ni la desaparición de la mujer: “‘género’ necesita descansar, porque si no, eso hará que las mujeres desaparezcan”.

Es decir, su determinismo es tal que crea una teoría conspiratoria sobre una supuesta “desaparición” de la mujer cis, si es que se emplea y se practica la utilización del término “género”. Además, invita a tirar por la ventana toda construcción psicosocial y apegarse estrictamente a las gónadas como motor epistemológico y existencial de la vida humana: nada importa más que tus genitales, en otras palabras. Si y sólo si los genitales entran en el esquema binario: macho y hembra, pues para Valcárcel “no existe el intersexo, es 1 de cada 400 mil nacimientos”, dice, y también afirma que es una variación del sexo “macho o hembra”, repite, “no existe el intersexo”. Más adelante, a las personas intersexuales también se refirió con el sustantivo “anomalía”, y luego, con “poco demostrables”.

1.7 % de la población en el mundo es intersexual, no por eso se les va a invisibilizar. Las personas intersexuales atraviesan por un proceso psicosocial muy difícil debido a las estigmatizaciones y a cuestiones socioculturales, de género y en ocasiones quirúrgicas que les atraviesan. Es inadmisible utilizar pretextos cuantitativos y ofensivos, como los arriba mencionados, para tratar de justificar una tropelía como el no querer aceptar su existencia como tal.

Deslegitimó a la Sexología: “es una doctrina, no es ciencia ni es saber”. Y citando a John Money (sexólogo), partió para nulificar el concepto de género: “el género es la vivencia interna y solipsista que un individuo tiene a la pertenencia de un sexo”. Naturalmente, Valcárcel parece haberse estancado en la desactualización —y no sólo lo digo por sus ideas inquisitoriales— pues está citando a un sexólogo de mediados del siglo pasado.

Hoy por hoy esa definición no es vigente, el género no es intrínseco al sexo, no son entidades codependientes, y el género no es uno sólo, está compuesto por la identidad de género, por la expresión de género y por el género asignado al nacer, y cada uno de ellos, si bien, pueden coincidir, finalmente tienen independencia propia.

Para la hegemonía patriarcal el género es indivisible y equivale al sexo, por eso a Valcárcel le da igual que no se emplee el término “género”, porque no lo entiende —o no le conviene entenderlo— y lo asemeja al sexo. También para la hegemonía patriarcal sexos sólo hay dos: macho y hembra, como la misma Valcárcel lo dijo defendiendo a su feminismo. ¿Coincidencia entre el discurso patriarcal y el de Valcárcel?

“Nos quedamos con tu propuesta”, dice Aimée Vega al finalizar la primera participación de Valcárcel, respaldando su idea sobre la abolición del término “género”.

Posteriormente, menciona la filósofa: “Uno de los derechos fundamentales es la libertad de expresión. Una sociedad abierta en donde no hay libre expresión, no es una sociedad abierta […] John Stuart Mill, dijo: ‘Aunque la opinión que tenga que escuchar sea atroz, prefiero escucharla…’ Con el delito de odio hay que tener mucho cuidado, porque en la práctica es muy difícil de probar que, en efecto, exista delito de odio […] Prefiero que el delito de odio no exista, que exista la libertad de expresión […] los convencimientos razonables”.

Pues claro, cualquier fascista prefiere que no existan represalias, optan mejor por disfrazarlo de “libertad de expresión”, tratando de aplastar los derechos ajenos. Me recuerda a Vladimir Putin, diciendo que no hay guerra en Ucrania, sino una “medida forzada”.

Como si la vivencia del género se tratara de educación, menciona: “resulta que hay un señor que dice ser mujer, y que ha ganado una competición universitaria nadando: yo creo que hace bastante mal, es una falta de femplay, pero bueno, cada cual con su mala educación”.

“El feminismo no sólo es un aliado de la democracia, es uno de sus pilares […] La palabra feminismo yo la prefiero sin adjetivos. Eso es todo.” Con esto concluye, con la determinación de que sólo existe un solo feminismo, y de que la verdad absoluta la posee ella y su feminismo colonizado.

Alda Facio: “El que nos llamen TERFas, es un discurso de odio”

“Nunca nos imaginamos que el término género borraría a las mujeres”.

Yo le respondo: nunca nos imaginamos que ciertas feministas llegarían a pensar que el término género borra a las mujeres, o que la existencia y validación de las mujeres trans pudiera siquiera llegarse a pensar como un supuesto borrado de mujeres. Si hay alguien históricamente borrada de la historia es la imagen de la mujer trans, a quien desde la infancia se le trata de negar. No hay ni una sola mujer trans —ni hombre trans— en los libros de Historia de texto gratuito. No se enseña en casa que hay personas trans, se les tiene relegadas al inframundo.

Y como si fuera poco, especifica: “le voy a llamar personas trans a todas las personas de las disidencias sexuales”.

Por fin, ¿quién está borrando a quién?

“Las violencias que recibimos las mujeres, es distinta que las de las personas trans”. Repito, no se trata de segmentar qué violencias recibe cada quién. Por otro lado, las mujeres trans sí somos víctima del patriarcado, aunque ninguna de estas ponentes lo quiera admitir. Aunado a ello, también somos víctimas de estos discursos de odio provenientes de ciertas feministas. 

“El que nos llamen TERFas, es un discurso de odio. ¿El discurso de odio es sólo para la comunidad que llaman en las Naciones Unidas LGBTQ+ o también para las que defendemos un discurso que no está excluyendo a nadie? El hecho de que se defiendan los derechos de un grupo determinado no significa que ese otro grupo no debe tener derechos, como con las personas con discapacidad, hay organizaciones específicas para defenderlas de sus discriminaciones y violencias”.

Básicamente el oxímoron que Facio infiere es: no estamos excluyendo a ninguna mujer, pero aquí no entran esas mujeres. Bajo esta lógica, no se podría ser neurodivergente y feminista al mismo tiempo, pues su feminismo capacitista induce al separatismo mediante un orden de afectaciones individualizadas, es decir, no ve al ser humano como un ente-conjunto de experiencias, sino como un individuo que debe de acatar, que se debe de alinear, a una realidad fragmentada de acuerdo a sus afectaciones: su feminismo sólo incluye a mujeres cis sin ninguna alteración en sus capacidades psicomotrices, puesto que si una mujer cuenta con una discapacidad, ya no obtendría apoyo de éste, su feminismo, sino de los grupos que dan apoyo a personas con discapacidades. Vaya discriminación.

Por otro lado, ¿cómo se le puede llamar discurso de odio al hecho de decirles TERF, al feminismo abolicionista transfóbico, a mujeres transodiantes? ¿Dónde está el discurso de odio, en el amedrentamiento del feminismo transfóbico hacia las mujeres trans o en nombrar al feminismo transfóbico “feminismo transfóbico”?

“Las mujeres trans pertenecen a la comunidad LGBT. Las personas de la diversidad sexual se tienen que buscar una convención para ellas, no tratar de meterse en esta para diluir el concepto y la protección que hay. Se requiere seguridad jurídica y concisa, con delimitaciones, no se puede proteger a alguien que un día es hombre y al siguiente, mujer”.

¿No se puede proteger, o no se quiere proteger? Las mujeres trans cabemos desde el feminismo y desde la comunidad LGBTQ+. El mundo no es binario, o es uno o es otro, no. El ser humano es mucho más complejo que un patrón binario.

Facio intenta invisibilizar y negar la no binariedad, apegándose a constructos propios del catolicismo puro: la polarización irreductible del ser humano: macho y hembra, espermatozoides y ovarios. Esquema dogmático, incuestionable, absolutista.

Andrea Medina

“El que digan que nosotras como feministas somos antiderechos, que estamos en contra de la diversidad sexual, por un lado, podría reírme porque refleja una gran ignorancia, pero me da mucha tristeza porque significa que no hemos estudiado lo que hemos construido, que no hemos entendido lo que hemos logrado”.

O significa, más bien, que están tan ensimismadas con su defensa, que no alcanzan a entender que el mundo no se cierra hasta donde ellas alcanzan a ver, un alcance, por cierto, muy limitado.

“Necesitamos hacer una discusión muy seria, realmente seria, en el ámbito jurídico, de si la identidad más allá de un motivo de discriminación es algo que debemos de plasmar en las leyes, porque ahí realmente estamos interfiriendo en las libertades fundamentales, ¿realmente queremos que el Estado se meta a reglamentar nuestra identidad? Eso es un riesgo muy grande, muy alto, que tenemos que pensar muy bien.”

Por supuesto que luchamos por que la identidad de género forme parte de las libertades fundamentales en el ámbito jurídico. Andrea Medina lanza esta flecha dialógica porque lo dice desde su comodidad, porque el Estado al que ella se refiere es un Estado instaurado por el orden patriarcal cisheteronormado. Y como ella es una mujer cisheteronormada, por supuesto que no alcanza a ver —no quiere ver, más bien— el peligro al que nos enfrentamos las personas sexodivergentes que no pertenecemos a la cisheteronorma, naturalmente, no cabemos, no existimos para el Estado. Y querer negarlo es tratar de sellar un pozo en el que evidentemente hay vida.

“Está habiendo una confusión muy grande al querer incorporar cuestiones de deseo o de sentimientos en el mundo jurídico. El mundo jurídico no debe entrar en eso. No sé en otros países, pero en México hay una gran confusión […] En el 2001 este país prohibió la discriminación en su constitución, y hay muchas personas que dicen: ‘es que esto es subjetivo’: no, la definición jurídica es completamente objetiva, se mide en derechos y libertades, y ahí no hay un tema de sentimientos o sensibilidades. Ojo cuando estamos queriendo colocar eso en el ámbito jurídico […] No estamos hablando de sentimientos ni de subjetividades, estamos hablando de derechos y libertades.”

La psique humana está compuesta de deseos, interfiere también un aparato cognoscitivo, neurológico, que es el que le permite actuar y desenvolverse en el ambiente. Todo ser humano es subjetivo por el simple hecho de ser persona. La misma Andrea Medina es un ser subjetivo, al igual que todo ser humano. Somos más que un sentimiento o que un deseo; somos personas y como tal exigimos respeto y derechos, ¿si no lo hacemos por vía legal, entonces como pretende que se nos dignifique jurídicamente?

Ella hoy en día tiene el derecho al matrimonio libre, ¿no interfiere en el matrimonio ideal una subjetividad? El amor no es objetivo, es una vivencia completamente subjetiva que el Estado permite a los hombres y mujeres cis, ¿qué hay de las mujeres trans que viven en algún Estado que no las identifica como mujeres?, o bien, en donde sí se permite el cambio de género por el género autopercibido, son horas de trámites burocráticos por las que Medina jamás tendrá que pasar, el no reconocerlo es sentarse cómodamente sobre sus privilegios, ignorando la situación de quienes no los tienen. Además de transfóbico, esa postura es profundamente antiética, no está viendo por el bien común, está viendo por el bien de ciertas mujeres, impidiendo que las demás tengamos la posibilidad de acercarnos a los derechos que nos corresponden por el simple hecho de ser personas.

“Al incluir en una supuesta libertad fundamental el alquiler de vientres, en realidad estamos perdiendo el eje central de las libertades fundamentales: que no se puede mezclar con el mercado. Cuando hablamos de trabajo sexual, estamos generando una fisura en lo que en tres siglos se ha construido respecto del trabajo digno”.

El “vientre de alquiler”, como le llama Medina peyorativamente a la gestación subrogada, es un método de reproducción asistida utilizada con frecuencia por personas que no pueden gestar. Con este comentario, deja muy en claro su postura frente a la maternidad/paternidad que no coincide con la idea de la familia hegemóncia, desde el catolicismo.

¿Verdaderamente la UNAM dio espacio a estas voces? ¿Qué no la educación es laica? ¿La UNAM dando micrófonos a voces similares a las panegíricas eclesiásticas? Sí.

“El feminismo ha sido una propuesta pacífica intergeneracional, internacional, interdisciplinaria; y me da fundamentalmente tristeza que nos digan que por hablar, por dar argumentos, odiamos a alguien o que tenemos fobia contra alguien”.

Hablando y dando “argumentos” es como se gestan muchas violencias, en la familia, en la escuela, en el trabajo, me sorprende que una feminista no lo sepa. El odio no se demuestra únicamente a golpes.

Aimée: “Entre las implicaciones que tiene en el Derecho esta confusión, podemos afirmar que las consecuencias no son abstractas, no se dan en el aire, hay consecuencias concretas que están afectando a millones de mujeres y niñas en el mundo”.

Aimée parece estar hablando de dos asuntos distintos, habla de la confusión en el Derecho, complementando las ideas transfóbicas de Medina, y termina hablando de las afectaciones que sufren mujeres y niñas en el mundo, como si la segunda fuera consecuencia o responsabilidad de la primera, como si las mujeres trans fueran las agresoras.

“Qué alegría escucharnos dialogar sin obstáculos y sin calificativos que nos describan”, dice Medina. Claro, siempre da alegría escuchar a los pares, desde la misma comodidad del privilegio, sin ningún obstáculo.

“Me llama la atención cómo nos llaman binarias, de un pensamiento binario. El feminismo es un pensamiento complejo, y siempre hemos incluido a todas las mujeres y a todas las personas. Como dice Amelia, invito a no adjetivar los feminismos porque eso simplemente nos está separando. Pensemos cómo estamos viviendo las especificidades y si las estamos colocando en donde no puede haber una articulación. Invito a un pensamiento complejo que no nos lleve a estas formas de exclusión. Para ser ciudadana, una debe saber el lenguaje del Estado, pero más allá de la corriente filosófica, el Derecho nos permite comunicarnos, y yo pienso que se está haciendo una forma de desacreditar la ley. Nos ha costado siglos construir cada ley, cada sentencia. Aprendamos a leer la ley, la especificidad no atenta contra la igualdad. ¿Al defender los derechos de las mujeres, estamos negando los derechos de la diversidad sexual? Por supuesto que no.”

No de la diversidad sexual, pero sí de las mujeres trans, de las personas no binarias y de las personas intersexuales. Medina continúa con la idea de que su feminismo es complejo, y está completamente cegada ante la posibilidad de que una mujer trans no está en contra de ella, sino junto a ella, con ella, haciendo frente al mismo enemigo, aunque insista en no darse cuenta.

“La teoría queer habla de la fluidez, y que esa fluidez debería estar en el mundo jurídico. ¡No! Eso se les va a revertir a quienes están proponiendo esa fluidez. Podemos hablar de transiciones y desde ahí construir pasos, pero hablar de fluidez es sinsentido en el mundo jurídico. Hay que respetar el lenguaje, las reglas que tiene cada disciplina, y respetarlo no significa que me están imponiendo algo o que es autoritario, no, la creación humana también tiene reglas para que se pueda tener la libertad amplia”.

Yo quisiera preguntarle: ¿y si las feministas del siglo pasado, y las actuales, siguieran las reglas del Estado, del lenguaje, de cada disciplina, respetando todo, realmente crees que la mujer hoy en día tendría las mismas libertades? Yo creo que no. El feminismo no se caracteriza por seguir pautas, reglas, normas, leyes estipuladas por hombres, no; al contrario, mediante la deconstrucción ha logrado reestructurar esas normas, esas reglas, esas leyes, para que la mujer se viva en libertad. Y sí, la mujer, no la vagina, no los ovarios; la mujer como ente psicosocial, sin importar su genitalidad.

Algo más: la creación humana no tiene reglas, la creación humana es tan infinita e (im)perfecta que las mismas reglas las crea el ser humano, al igual que las imposiciones, que los obstáculos.

Espero que este foro transfóbico sirva para evitar futuras réplicas de foros como éste desde la academia.

A tan solo una semana del día de la visibilidad trans, me parece que este ejemplo de transfobia académica es una gran oportunidad para la academia de revalorar la importancia del respeto hacia las mujeres trans, personas no binarias y personas intersexuales, poblaciones ya bastante lastimadas por el Estado, como para que todavía la academia encienda más esa hoguera. 

Desde la academia se enseña y, por donde se quiera ver, ésta ha sido una enseñanza de odio.

Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.