Faby es la primera mujer trans en ganar el segundo lugar del concurso para convertirse en la reina de San Isidro, una zona rural del municipio de Juárez. “Me di cuenta que no se trataba de mí, sino de todas las personas como yo a las que se les cierran las puertas por ser diferentes”
Texto y fotos: Marco Antonio López / La Verdad
CIUDAD JUÁREZ.- Un poco en serio y un poco en broma, Faby García dijo que se iba a lanzar como candidata a reina de su comunidad ubicada en El Valle de Juárez.
Un poco en serio porque recuerdo desde pequeña su fascinación por los concursos de belleza, y después los certámenes de Miss Trans. Un poco en serio al pensar en Ivanna Díaz, la juarense que ganó el certamen Miss Trans Star México y representó al país en el Miss Trans Star Internacional ganando el título de primera finalista en el evento celebrado en España.
Un poco en broma porque se trata de San Isidro, una zona rural del municipio de Juárez que ha atravesado fuertes problemas de violencia y que tiene un machismo muy arraigado, mucho más que en la ciudad, dijo Faby a mediados de este año.
Lo tomó más en serio que de broma cuando le dijeron que era un concurso para mujeres, cuando supieron que pensaba postularse y comentaron en la página del ejido: “¿No se supone que es un concurso para chicas? Con el debido respeto que se merece Fabián”.
Entonces lo tomó absolutamente en serio.
“Me di cuenta que no se trataba de mí, sino de todas las personas como yo a las que se les cierran las puertas por ser diferentes. Hay muchas personas como yo en estos pueblos que son discriminadas y que tenemos que ganarnos nuestro lugar y el respeto cada día”, explica Faby, sentada en la sala de su casa en este poblado al oriente de Ciudad Juárez.
Fue ese comentario mal intencionado, el nombre con el que nadie o casi nadie la llama. A pesar de que no tiene un problema con su nombre, por eso le gusta que le digan Faby, sabe que cuando lo usan así es para lastimar. Por eso recordó lo que ha pasado. Lo difícil que ha sido ser aceptada como mujer.
“Yo tengo bien claro que yo soy una mujer transgénero. Entonces no me quiero comparar con una mujer cisgénero, a mí me gusta lo que yo soy. A mí me gusta verme en el espejo y verme tal cual, así yo no tenga lo que tienen las mujeres me gusta mi cuerpo, me gusto yo. Y me gusta que me respeten por lo que soy”.
Faby.
Recordó los días en que despertaba y lo primero que venía a su mente era “otro día más”. Levantarse de la cama pensando que hay que soportar estar viva otro día más.
Llegar a la maquila y soportar la necesidad de orinar para no tener que pasar la humillación de entrar al baño de hombres, un género que no tiene que ver con ella. O si no lograba soportar la necesidad de ir al baño, soportar el acoso, las frases lascivas, las propuestas sexuales, las amenazas, los papelitos por debajo de la puerta, tratar de ignorarlo y volver a su línea de trabajo de costura.
La referencia a Fabián la hizo pensar en el tiempo del “otro día más”. Por eso se tomó absolutamente en serio la campaña para reina de San Isidro, para que alguien más, quizá, tenga la oportunidad de evitar ese tiempo.
“Yo nací, o sea, yo me sentía una mujer, una niña, yo sentía que era una mujer con un cuerpo equivocado y mucha gente no comprende eso porque hay mucha gente que dice ‘es que no, no se nace, se hace’, pero yo a mis cinco años descubrí que era diferente”, afirma.
A Faby le gustaba la música y bailar como Selena, y sin embargo debía esconder sus cassettes para que no se los rompiera su papá que le regalaba cintas de la Banda Machos.
Le gustaba juntarse con sus amigas para jugar a las barbies, y sin embargo lo obligaban a practicar deportes en la escuela primaria en los equipos de niños, donde siempre era el último en ser elegido.
Le gustaba que le dijeran Faby, y sin embargo, a veces le decían puto o maricón y tenía que defenderse a los golpes. Le gustaban los niños pero no podía tener novio, si su papá la veía con uno, se le iba a los golpes.
Y, a pesar de ello, la vida de Faby ha tenido un gran privilegio: el apoyo incondicional de su madre. Que preparó la sala para la entrevista, que la acompaña en la aventura de ser candidata a reina, que le compraba las barbies, y le dio permiso de comprarse sus primeros tacones cuando iba en la preparatoria, que la abraza a cada momento.
“Si no fuera por eso, quién sabe, tal vez hubiera tenido que ejercer el trabajo sexual que es a lo que se ven orilladas muchas de nosotras, porque nos sexualizan demasiado, nos ven con morbo, pero afortunadamente no fue así, mi familia me ha apoyado mucho. Incluso mi papá, aunque batallamos mucho, y lo entiendo, esto es un pueblo muy chico y muy machista, así creció él, es difícil para él, las burlas de sus amigos, yo lo entiendo”.
Faby tiene 31 años, nació en San Isidro y quedó en segundo lugar del certamen, cuando hablamos por primera vez todavía no se cerraba la votación pero ella sabía que quedara en el lugar que quedara se trataría de una victoria para la comunidad trans.
“Así yo quede en segundo lugar o en el lugar que quede o así no llegara a quedar en ningún lugar yo ya gane, yo ya gané, yo ya gané”, repite.
“Aquí en los pueblos vecinos hay personas como yo, entonces que se den cuenta de que nosotros sentimos, de que nosotras también somos humanos, de que nosotros también tenemos los mismos derechos, que también pensamos, que somos personas productivas, que que podemos aportar a la sociedad para bien, que espero ser vos para que se nos abran muchas puertas también de que se sepan que también para acá para los pueblos nosotras luchamos diariamente, que también somos unas personas dignas de admirar y romper con muchos estereotipos sobre todo para acá, que si se vive mucho que todavía hay mucho el machismo y que hay compañeras de la comunidad como yo, que yo sé que también tienen historias similares y si te das cuenta la mayoría de las historias de nosotras las chicas trans son muy similares, muy, muy similares”.
Dice la primera princesa trans de San Isidro.
*Esta nota fue realizada por REVISTA ESPEJO, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de A Pie. Aquí puedes leer la original.
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