21 mayo, 2023
En medio de la crisis agrícola en Sinaloa, la propuesta de crear una bolsa de granos nacional podría ayudar a elevar el precio del maíz. A pesar de que existe la capacidad, México aún depende de la Bolsa de Chicago
Texto: Marcos Vizcarra / Revista Espejo
Ilustración: Hanna Corvera
CULIACÁN, SINALOA.- ¿Crear una bolsa mexicana de granos? La idea no es nada descabellada, pondría orden y evitaría el desgaste político de movilizaciones de productores agrícolas, no solo en Sinaloa, sino en todo el País, de acuerdo con Luis Armando Becerra-Pérez, Doctor en Ciencias económicas por la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
“Somos tan competitivos como Estados Unidos, el problema está en dos áreas, uno es por el lado de costos y el otro es por el lado es la comercialización. El talón de Aquiles de la agricultura es saber vender, eso implica una bolsa de granos”, aseguró el economista, quien es docente en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
Pero no es todo, prosigue, debe diferenciarse el costo de cada tipo de grano, implementar políticas que incluya la infraestructura técnica, recurso humano capacitado en negocios agrícolas.
“Ve nada más la incongruencia: no tenemos en Sinaloa una licenciatura en comercialización agrícola”, aseveró.
Esta es una propuesta que ahora toma relevancia porque hay una crisis agrícola, en la que empresarios y productores buscan mejorar los precios de los granos y colocar toda su cosecha.
Solo en el caso de Sinaloa hay 6 millones de toneladas de maíz previstas a cosechar, pero solamente 500 mil toneladas están aseguradas porque el gobierno del Estado hará una compra extraordinaria.
En medio de ese contexto, el gobierno de Sinaloa ha propuesto, al menos de manera pública, crear una bolsa de granos.
Las bolsas de grano en el mundo son instituciones públicas, privadas o mixtas, que sirven para que los procesos de comercialización de los granos tengan mayor certeza.
La bolsa más importante esw la Bolsa de Chicago, donde se comercializa lo que de manera común se conoce como comodities, pero no es la única bolsa. Dentro de Estados Unidos hay otra bolsa, la del estado de Kansas, donde también se comercializa granos y otros productos.
Esas instituciones no están solamente en Estados Unidos, en Argentina hay dos bolsas, la de Buenos Aires y la de Rosario. En Brasil está la bolsa de comercio de Sao Paulo. En Canadá está la bolsa de Cereales en Winnipeg. Por otro lado, en Europa están las bolsas de cereales en París y Londres.
Las bolsas permiten tener un espacio físico donde se pueda comprar y vender granos, es un espacio físico y electrónico donde compradores se reúnen para vender y comprar, lo que hace que los mercados sean más eficientes y seguros, explicó el investigador y docente de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Un segundo beneficio de una bolsa es que se puede estandarizar la calidad.
“Los mercados en una economía global se determinan donde se concentran el mayor número de compradores y vendedores, tenemos una economía global que sobre todo en Norteamérica es el lugar donde mayoritariamente, donde más se compra y vende granos, es la Bolsa de Chicago”.
“Chicago no es que nos imponga, sino que ellos determinan un precio que nos vemos obligados a adoptar porque pertenecemos a un mercado global, un mercado de Norteamérica, pero eso no implica que nosotros con algunas herramientas y con algunas instituciones pudiéramos caminar por diferenciar el maíz blanco del maíz amarillo”.
Lo que propone Becerra-Pérez lo ejemplificó con otro caso, el de las empresas Microsoft y Apple: Apple lo que hizo con Mac es diferenciar el producto del otro para poder venderlo más caro.
“Es hacer que el mercado nos compense esa mejor calidad, porque el maíz blanco tiene más nutrientes, es mejor para el consumo humano, no es genéticamente modificado y por lo tanto tiene un valor adicional, pero no hemos sabido como nación que esa diferencia se refleje en precio”, aseveró.
Becerra-Pérez explicó que crear una bolsa mexicana de granos no afectaría al mercado internacional y tampoco implicaría un conflicto entre países.
En cambio, dijo, se beneficiaría en los precios del mercado, se diferenciaría los costos de cada semilla por su calidad.
¿No implicaría un problema internacional?
“No, es muy fácil. Cada país es independiente, puede cerrar la frontera con quienes no tiene tratado. Si hay un país que se quiere quejar, que lo haga en la OMC. Cada país es soberano e independiente. Donde sí habría problema es cerrarle la frontera al maíz amarillo de Estados Unidos o Canadá, porque tenemos un tratado de libre comercio con ellos”, aseguró.
La solución, sin embargo, es aplicar técnicas de mercado.
“Habría que buscar otra forma de políticas no arancelarias, de acciones no arancelarias para limitar la entrada. Es lo mismo que hacen ellos con nuestro tomate ¿Qué hace Estados Unidos con nuestro tomate? No pone aranceles, sino que pone restricciones no arancelarias en la frontera, por ejemplo denuncias por presunto mal cultivo. Eso lo aplican con el tomate y con otros productos, hasta con el camarón”.
El investigador mencionó que México tiene la oportunidad de aplicar esas políticas sobre dos factores: el uso de glifosato y la siembra de maíz transgénico.
“No es descabellado que México ponga barreras arancelarias con los países que no tiene tratado y con los que tiene que ponga barreras no arancelarias, obviamente bien justificadas”, aseveró.
Este trabajo fue publicado originalmente en REVISTA ESPEJO que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Puedes consultar la publicación original en este link
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