5 octubre, 2022
El ejido Sinaloa quedó en medio de una guerra entre dos grupos criminales. El comisario ejidal, Rolando Rodríguez, se armó de valor y fue a pedir ayuda a los soldados. Pero pagó cara la osadía: el 20 de septiembre, hombres armados lo bajaron del transporte público y se lo llevaron. El pueblo reclama auxilio de la federación
Texto: Daniela Pastrana
Fotos: Cortesía de la comunidad
CIUDAD DE MÉXICO.- Esta historia no es una ficción: un pequeño pueblo en Chiapas quedó atrapado en una guerra entre dos grupos criminales que se disputan el territorio. El comisario ejidal se armó de valor y fue a pedir ayuda a los soldados. Los militares llegaron y los criminales huyeron, pero poco después, un grupo armado interceptó al comisario en un trasporte público y se lo llevó.
Eso fue hace 15 días y, desde entonces, ninguna autoridad ha hecho nada para buscarlo. La familia está atrapada en el pueblo, cuyos alrededores están rodeados por personas armadas. Desde ahí, y por teléfono, piden ayuda al gobierno federal para buscar al comisario y regresar la tranquilidad a su comunidad.
El pueblo sitiado se llama Ejido Sinaloa, tiene poco más de mil habitantes y está ubicado en el municipio de Frontera Comalapa, a unas dos horas de Comitán. Es una región en disputa entre sucursales de los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
El comisario se llama Rolando Rodríguez Morales y tiene 45 años. El 20 de septiembre, en un paraje de la carretera Ejido Revolución-Chamic, unos hombres armados detuvieron el transporte público en el que viajaba. Lo bajaron, lo golpearon y se lo llevaron, sin que nadie pudiera interceder por él.
Eran las 5:10 de la tarde. El comisario alcanzó a enviar un mensaje de voz, en el que avisó a su familia dónde estaba y quiénes iban por él.
Pero ni siquiera con esa información, la fiscalía ha intentado buscarlo.
“No es un secuestro. No quieren recompensa. Eso les dijimos en la fiscalía, que no esperen la llamada porque no van a llamar”, dice por teléfono uno de sus familiares.
La historia de terror comenzó el 15 de julio. En realidad, comenzó antes, cuando los dos grupos criminales tomaron los pueblos que rodean al Ejido Sinaloa, que quedó en medio de la batalla.
Pero el 15 de los dos cárteles se enfrentaron, y Rolando Rodríguez se armó de valor para ir a pedir ayuda a la base militar de Comitán.
Su familiar lo cuenta:
“Ese día bajaron y hubo un enfrentamiento dentro de la colonia. Había balaceras, la gente estaba en pánico, Rolando se fue a Comitán con su directiva ejidal para traer al Ejército. El problema es que él entró con los militares y los carteles huyeron pero vieron quién fue a traer a los militares, y por eso después vinieron por él”.
Los familiares del comisario empezaron a buscarlo esa misma noche y llegaron a la agencia de Comitán a poner la denuncia, pero les dijeron que tenían que ir a Trinitaria. De Trinitaria los mandaron a Frontera Comalapa, donde finalmente lograron hacer la denuncia, a las seis de la tarde del día siguiente. Es decir, 24 horas después de la desaparición.
“Estamos tristes por lo que pasa acá. La fiscalía no hace nada. Rolando solo fue un mediador de paz que hizo lo que tenía que hacer como comisario ejidal, y ahora nosotros también corremos riesgo, porque los grupos armados están en las carreteras, acá en la región han desaparecido muchas personas”.
Al día siguiente, el pueblo inició un bloqueo carretero, que fue retirado con la promesa -hasta ahora incumplida- de que llegaría la Guardia Nacional.
“La situación es tensa, la gente está enojada y no hay respuestas. No llega nada”, dice el familiar.
Quería ser exploradora y conocer el mundo, pero conoció el periodismo y prefirió tratar de entender a las sociedades humanas. Dirigió seis años la Red de Periodistas de a Pie, y fundó Pie de Página, un medio digital que busca cambiar la narrativa del terror instalada en la prensa mexicana. Siempre tiene más dudas que respuestas.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona