Andrés Manuel López Obrador inició su último día como presidente con su tradicional conferencia, que estuvo llena de nostalgia. Promulgó dos reformas constitucionales, se burló de la oposición y los conservadores, rifó su reloj e incluso compartió tamales con los periodistas que siguieron sus actividades
Texto: Arturo Contreras Camero y Andrea Amaya
Fotos: Duilio Rodríguez
CIUDAD DE MÉXICO.- “¡Ánimo!”, dijo el presidente López Obrador al iniciar su conferencia diaria, como en mil 437 veces antes. Esta, la 1,438 es la última. Minutos después, el presidente dejó escapar algunas lágrimas al terminar la conferencia con música, con una canción especialmente escrita para este día.
“Bueno, pues agradecerles mucho por participar en estas conferencias durante casi seis años”, dijo el presidente ante un salón abarrotado. Desde minutos antes de que iniciara, periodistas de todo tipo de medios abarrotaron el Salón Tesorería. Desde las reporteras y reporteros de importantes medios internacionales, a los de medios impresos o de cadenas de tele, los de o de radio más tradicionales, los medios públicos, pasando por los digitales y hasta los que usan las redes sociales como su plataforma de difusión.
Muchas de las personas que asisten, suben reportes a redes sociales o hacen transmisiones en vivo. Después de todo, estas conferencias marcaron un cambio profundo en la comunicación política del país. Antes parecía impensable cuestionar al presidente, ahora, parece que será la norma por al menos un sexenio más. Incluso, el modelo se ha trasladado a gobiernos estatales y municipales.
“Me da muchísimo gusto que continúe este ejercicio de auténtica comunicación de mensajes de ida y vuelta, como lo ofreció la presidenta electa Claudia Sheinbaum”, dijo el presidente durante su mensaje. Dos días después de esta conferencia, la nueva presidenta de México seguirá con un modelo similar de conferencias.
Durante la conferencia, el presidente aprovechó para promulgar las reformas de Pueblos Indígenas y la que adhiere la Guardia Nacioal a la Secretaría de la Defensa Nacional, recalcó que México tiene una mejor economía que España, «para ir quitando complejos» y criticó el trabajo periodístico de Latinus, como si fuera cualquier otra conferencia.
Antes de terminar la conferencia, Jesús Ramírez Cuevas, vocero de la presidencia y una de las personas más cercanas al presidente, aseguró que había una sorpresa para él, una canción inédita, con letra de Pedro Miguel, escritor e intelectual, y en la voz de Eugenia León, Mónica Meza, Timi Zulliger, Alfredo Calderón, Dam Camacho, Byron Barranco y Beatriz Gutierrez. La música era muy similar a la de La Paloma, con la que Eugenia León cerró decenas de mítines a lo largo de la carrera del político.
La letra reunió diferentes puntos de su carrera política, como su lucha contra el neoliberalismo, la reducción de la pobreza, su lucha contra los fraudes electorales y otras. Mientras sonaba la música, en la pantalla de la conferencia se proyectaban imágenes de su carrera.
En ese momento, el presidente dejó correr unas lágrimas por sus mejillas, cerca de él, la secretaria de Gobernación, Luisa Alcalde no disimuló sus lágrimas; entre los asistentes, varios periodistas derramaron un par de lágrimas.
Nunca en México un presidente había estado tan abierto al espacio público. durante sus conferencias lo mismo le hicieron preguntas insidiosas sobre su manejo del país, que le denunciaron fallas en el aparato gubernamental que fueron atendidas a la brevedad y hasta gestiones y solicitudes de atención gubernamental.
Poco a poco, la relación entre el presidente y los medios se fue estrechando, tanto que tres semanas antes de dejar su cargo, el presidente anunció que tendría un regalo especial para los asistentes más asiduos: Rifaría su reloj, mismo que había sido señalado de costar cientos de miles de pesos, cuando en realidad, su precio es de alrededor de dos mil .
A la entrada de la conferencia, 85 periodistas pusieron un pequeño papel con su nombre en un tazón de vidrio, durante la conferencia, la reportera Carmen Jaimes, que siempre con crítica siguió la conferencia y las giras presidenciales sin tregua, así como la carrera de López Obrador fue la encargada de sacar un nombre ganador: el de Julio Omar Gómez, reportero de Baja California.
La rifa no fue su único gesto, también había anunciado que si bien durante su última conferencia no habría el tradicional espacio de preguntas y respuestas, sí habría un desayuno y un festejo con la prensa. Así, terminando la conferencia, en los Patios Marianos que se encuentran entre la sala de prensa y el Salón Tesorería, reporteros y funcionarios compartieron tamales de todas formas y tamaños, barbacoa, cochinita pibil, café, champurrado, chocolate y atole.
Separado por las mesas del servicio de alimentos, el presidente se apareció para servirse un par de tamales. “En el país tenemos más de 300 variedades de tamales, desde el zacahuil (de la huasteca) hasta el chanchamito (de Tabasco) y la Cabeza de perro, de Alvarado”, dijo mientras los periodistas, más interesados en fotografiarlo que en convivir con él, lo asediaban con preguntas.
Después del convivio, el presidente develó su retrato en la galería de los presidentes, que reúne los retratos de todas las personas que han sido presidentes del país. Desde Guadalupe Victoria, pasando por Juárez y Madero, así como Porfirio Díaz y Plutarco Elías Calles. Entre ellos, el retrato de Obrador es único por una razón.
Como ya lo había anunciado, la imagen lo muestra a él, en un balcón de Palacio Nacional, detrás de él, el Zócalo, repleto, el mismo Zócalo donde se nombró presidente legítimo después del fraude electoral del 2006 y en el que llegó a acampar ya vivir. Al fondo, la torre Latinoamericana con la fecha 24-09-2024 en su reloj.
Su retrato refleja el acompañamiento que tuvo siempre de la gente, de la ciudadanía, misma que desde las seis de la mañana, hasta la seis de la tarde rodearon Palacio Nacional para despedirse de “cabecita de algodón”, como lo llaman con cariño.
Entre lágrimas, felicidad y música los asistentes didicaban palabras, canciones y consignas para demostrarle su amor y agradecimiento al mandatario.
“Termina un ciclo con el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, he coincido con su pensamiento y palabra desde 1991 y coincido con su proyecto de nación y objetivo de la cuarta transformación de la vida pública en México” expreso Humberto Martínez uno de los asistentes que se encontraban frente a Palacio Nacional.
Don Humberto afirmó que el final del sexenio de AMLO deja tristes a muchos, pero que es parte de su ciclo “Así termina su ciclo y se lleva el cariño de la gente, pero cada vez que se acerca su salida deja con lágrimas en los ojos a muchos ciudadanos. Lo que veo reflejado en estos momentos es el cariño hacia un hombre, valió la pena que millones de personas hayan abierto los ojos”.
A las 5:55 de la tarde, una camioneta blanca salió de Palacio Nacional, en ella, el presidente durante las últimas horas de su mandato, dejó el espacio donde vivió y despachó durante los últimos seis años, rumbo a su casa en Tlalpan.
Antes de salir, compartió que se reunió para una comida con la presidenta de Honduras, Xiomara Castro; el primer ministro de Belice, John Briceño y los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; de Chile, Gabriel Boric Font y de Guatemala, César Bernardo Arévalo de León.
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